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Dyson se ha labrado a pulso su posición en el mercado de las aspiradoras, los purificadores de aire, los secadores de pelo y hasta los auriculares con cancelación de ruido. ¿Su máxima? Aplicar tecnología avanzada y el diseño industrial más innovador a cada pieza de sus dispositivos, por pequeña e insignificante que parezca.

Sin embargo, la ambición y los intereses de James Dyson, el ingeniero e inventor que sigue al frente de la empresa que fundó en 1991, no terminan ahí. Desde 2012, cuando puso en marcha Dyson Farming, ha revolucionado la producción agrícola en Reino Unido. Y su nuevo buque insignia es un invernadero de fresas de 10,5 hectáreas en Carrington (Lincolnshire, al este de Inglaterra) completamente automatizado.

En un vídeo recientemente compartido por la empresa británica se puede ver en acción su sistema híbrido de cultivo vertical y a los robots que se encargan de recolectar las fresas una vez que alcanzan la madurez. Pero el proyecto va mucho más allá en aspectos como la generación de energía sostenible, el aprovechamiento y reciclaje del agua y la utilización de sensores para conocer el estado y las necesidades de cada planta.

Cómo funciona el cultivo de fresas robotizado de Dyson

"Siempre me ha decepcionado la fruta de baja calidad e insípida que se importa del extranjero, además de todo el transporte que conlleva", asegura el propio Dyson en el vídeo. "Dyson Farming se centra en producir los mejores productos, los más sabrosos y nutritivos que podemos, aquí mismo, en Gran Bretaña".

Para conseguirlo, la compañía tiene en Carrington un invernadero de casi un kilómetro de longitud con 1.225.000 plantas capaces de producir hasta 1.250 toneladas de fresas durante todo el año y no solo en los meses más propicios, evitando la dependencia de las importaciones. "Siempre queremos mejorar la eficacia de lo que hacemos, y nuestro novedoso sistema híbrido de cultivo vertical ha demostrado que puede multiplicar por dos veces y media el rendimiento".

Cómo funciona

James Dyson dedicó más de una década de investigación y fabricó a mano 5.127 prototipos antes de lanzar su primera aspiradora. Eso da pistas sobre su obsesión por encontrar la mejor solución para cada problema, algo que también ha puesto en práctica en el invernadero de Carrington para transformar el concepto tradicional de cultivo intensivo en invernadero.

Su enfoque se inspira directamente en su experiencia como diseñador industrial. "Trato la agricultura desde el punto de vista de un fabricante. ¿Cómo podemos hacerla más eficiente? ¿Qué tecnología podemos incorporar que mejore la calidad, el sabor de los alimentos y use mejor la tierra?", se pregunta Dyson. Esta mentalidad se refleja en cada componente del sistema, que fue diseñado y construido íntegramente por los ingenieros de la compañía.

El invernadero de Dyson Farming en Carrington a vista de dron Dyson Farming Omicrono

En lugar de utilizar hileras estáticas, el sistema híbrido de cultivo vertical desarrollado por los ingenieros de Dyson apila las plantas en bandejas sobre enormes estructuras móviles que se asemejan a norias, aprovechando la altura del invernadero para multiplicar la densidad del cultivo en la misma superficie.

El aspecto tecnológico más visible son las dos imponentes plataformas de aluminio de 24 metros de largo y 5,5 metros de alto. Estas estructuras van rotando lentamente las bandejas de plantas para garantizar que cada una reciba una exposición óptima a la luz natural que se filtra a través del techo de cristal. Este movimiento constante es clave para asegurar un crecimiento uniforme y la maduración homogénea de las frutas.

Para superar la estacionalidad y la falta de luz solar durante los meses de invierno, el sistema se complementa con pantallas de iluminación LED de alta eficiencia. Estos dispositivos proporcionan a las plantas un espectro de luz específicamente adaptado a sus necesidades, manteniendo la producción incluso en los días más cortos y oscuros del año.

Automatización y circularidad

La automatización es uno de los pilares fundamentales del sistema. El invernadero utiliza robots equipados con sensores de visión y herramientas de precisión para recolectar cada pieza de fruta. Estas máquinas son capaces de identificar y recoger únicamente las fresas que han alcanzado el punto exacto de madurez, operando con una delicadeza que iguala o supera a la de los recolectores humanos.

Además, otros robots se encargan de deslizarse sobre raíles junto a las plantas, iluminándolas con luz ultravioleta por la noche para evitar la aparición de moho y garantizar la salud del cultivo.

La otra gran preocupación de Dyson tiene que ver con la sostenibilidad y la economía circular. Por eso, el sistema se ha diseñado como un circuito cerrado altamente eficiente. El invernadero se alimenta de la energía renovable generada por una planta de digestión anaeróbica cercana.

Esta instalación se encarga de procesar los cultivos de los campos circundantes con microorganismos que los descomponen para producir biogás, que a su vez alimenta un generador con capacidad para dar suficiente energía como la que consumirían 10.000 hogares.

Las hileras de plantas de fresa rotan lentamente Dyson Farming Omicrono

Gracias a este proceso se obtiene electricidad para la red y para el propio invernadero, además de calor residual, que se canaliza directamente a la instalación para mantener las condiciones de cultivo ideales durante todo el año. El otro subproducto es el digestato, que se aplica a los campos cercanos como fertilizante orgánico para mejorar los suelos y el rendimiento de los cultivos.

El agua también se aprovecha hasta la última gota. El sistema recoge la lluvia que cae en el techo del invernadero y recicla toda el agua sobrante que se administra a las plantas mediante un sistema de goteo de precisión. Así se aseguran de que cada planta reciba la cantidad exacta de agua y nutrientes que necesita, minimizando el desperdicio.

Para evitar por completo el uso de pesticidas químicos, el invernadero dispone de un sofisticado programa de control integrado de plagas. De manera periódica y controlada se liberan cientos de insectos que actúan como depredadores naturales de la araña roja, una de las plagas más dañinas para la fresa.

Estos aliados biológicos se distribuyen de forma estratégica por todo el cultivo, creando una barrera protectora viva que mantiene el equilibrio del ecosistema y garantiza que el fruto esté completamente libre de residuos químicos.

Los robots se encargan de recolectar cada uno de los frutos Dyson Farming Omicrono

Más allá de las innovaciones que se pueden aplicar a otras industrias y que aspiran a revolucionar la agricultura, lo que importa son los resultados. Y en eso los responsables de Dyson Farming pueden sacar pecho: han incrementado un 250% el rendimiento de la cosecha en comparación con los métodos de cultivo tradicionales.

Con esta tecnología, la compañía no solo busca extender la temporada de fresas británicas a prácticamente todo el año, reduciendo la dependencia de las importaciones y la emisión de CO2 asociado a su transporte, sino crear un modelo de última generación para el futuro de la agricultura. De hecho, tras una inversión de más de 160 millones de euros desde 2012, Dyson Farming es actualmente uno de los cinco mayores productores británicos de trigo, cebada cervecera y patatas.