La movilidad del futuro está un paso más cerca. Y España quiere tener un papel protagonista en esta revolución que, más allá de los coches voladores, estará marcada por los aerotaxis y otros vehículos eléctricos de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL). Su misión es transportar de forma rápida y segura a varios pasajeros en pocos minutos, y convertir este nuevo sistema de transporte en algo tan accesible como un viaje en taxi o VTC antes de la próxima década.

La empresa española que quiere liderar este cambio de paradigma es Crisalion Mobility, hasta hace poco conocida como Umiles Next. Ya fuimos testigos en Jaén de uno de los primeros vuelos de su prototipo conceptual, pero la compañía quiere seguir avanzando para hacer posible en 2030 lo que hasta hace poco parecía ciencia ficción: el tráfico aéreo de pequeñas aeronaves eléctricas de pasajeros. Por eso acaba de presentar en Mobility City, en el Pabellón Puente de la Expo de Zaragoza, la maqueta a escala 1:6 de Integrity, su diseño definitivo de eVTOL.

Además de ver de cerca ese nuevo prototipo, con capacidad para cinco pasajeros y un piloto, en EL ESPAÑOL-Omicrono tuvimos la oportunidad de conversar con Gustavo Rodríguez, CTO de Crisalion, con un gran bagaje como ingeniero en proyectos tan ambiciosos como el dirigible Ecosat o el submarino S-81 Isaac Peral de la Armada española.

Gustavo Rodríguez, CTO de Crisalion, delante del Concept Integrity I.M. Omicrono

Él es el encargado de dirigir y supervisar todas las labores de ingeniería y requisitos técnicos de la aeronave para iniciar los primeros vuelos no tripulados en 2026, los tripulados en 2028 y las operaciones comerciales en 2030. "Ahora estamos volcados en el prototipo definitivo, en el que llevamos trabajando desde hace 13 meses", confirma Rodríguez. "Hemos definido los requisitos de mercado y ya tenemos un diseño preliminar, con una tecnología de propulsión propia que nos diferencia de las demás aeronaves de este tipo que se están desarrollando actualmente".

Retos tecnológicos

Según Carlos Poveda, CEO de Crisalion Mobility, esa competencia se cifra "en más de 818 iniciativas en todo el mundo, aunque sólo 10 de ellas tenemos prototipos que han volado más de una vez", como es el caso de la estadounidense Wisk, o las alemanas Volocopter y Lilium. Sin embargo, todavía quedan por delante numerosos retos, tanto regulatorios como de financiación, que en el caso de la empresa española ha recibido un reciente empujón gracias a los 5,4 millones de euros del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades a través del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI).

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De momento, los cálculos ya consolidados para el diseño de Integrity están claros. Se trata de un eVTOL con 16 motores distribuidos en cuatro unidades de propulsión, con una autonomía de 130 kilómetros y una velocidad de crucero de 180 km/h. Será completamente eléctrico, con un peso máximo al despegue de unos 2.800 kilos y una envergadura de 15 metros, "aproximadamente el tamaño de un autobús urbano".

En cuanto a los numerosos desafíos tecnológicos que implica diseñar un eVTOL desde cero, el jefe de ingeniería de Crisalion identifica varios elementos clave a la hora de llevar a buen puerto el diseño de la aeronave, que van desde el sistema de propulsión hasta la seguridad de las baterías, pasando por el control de vuelo.

El aerotaxi Integrity de Crisalion Mobility

La propulsión es quizá la parte más compleja pero también la que más avanzada está, gracias al trabajo previo y las pruebas realizadas con Concept Integrity. "Este tipo de aeronaves tienen que superar unos retos tecnológicos muy específicos: ser capaces de despegar en vertical y volar en crucero. Hay que tener muy en cuenta esa diferencia de velocidades y de demanda de potencia para que funcione bien en todos los regímenes", señala Rodríguez.

Tanto Integrity como otros eVTOL tienen que estar preparados para pasar de despegar como un helicóptero a volar como un avión. "En esa transición te encuentras con los mismos fenómenos que tienen los helicópteros convencionales, que hacen que los rotores tengan una gran complejidad. Eso tiene unas implicaciones posteriores de mantenimiento y coste bastante altos".

La maqueta de Integrity I.M. Omicrono

Lo que buscan desde Crisalion es precisamente reducir esos costes, tanto de fabricación como de explotación, para hacer de estos viajes algo accesible al mayor número de personas. "Si tu sistema de propulsión tiene una complejidad como el de un helicóptero, pero multiplicándolo por varios motores, tienes un grave problema: no eres competitivo", sostiene Rodríguez. "Por eso tienes que buscar una solución mucho más simple y más económica, pero que satisfaga los requisitos de propulsión".

Otro de los grandes retos tiene que ver con el control del vuelo, en este caso por parte de un piloto (otros eVTOL como Wisk apuestan por la conducción autónoma o remota). Si en un helicóptero hay un único motor, aeronaves como Integrity tendrán 16, por lo que los movimientos de la palanca deben traducirse de forma sencilla a las superficies de mando como los alerones o los timones. Esa información se pasa a través de una computadora de vuelo para que llegue a los accionamientos de la aeronave, "para que esta siga los movimientos del piloto de forma natural, sin cambios bruscos a lo largo de todo el vuelo".

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Por último, Rodríguez destaca como gran desafío tecnológico a superar el sistema eléctrico, en el que el 80% de la dificultad recae en la batería. Este componente debe ser capaz de ofrecer mucha energía de golpe para poder despegar y tener una gran capacidad de almacenamiento, para optimizar su autonomía y poder hacer vuelos más largos.

Pero, ante todo, la batería debe cumplir con las estrictas normativas de seguridad, y eso implica, entre otras cosas, un control térmico, "para que no se sobrecaliente o que tenga la temperatura adecuada para arrancar incluso en condiciones de mucho frío", o medidas para que no explote en caso de sufrir un golpe o un aterrizaje forzoso.

FlyFree

Todos estos retos que describe el CTO de Crisalion son comunes a todos los aerotaxis que se están desarrollando a nivel internacional, pero hay elementos clave que los diferencian. En el caso de Integrity, lo que lo hace diferente a todos los demás es la tecnología patentada FlyFree, presente en los 16 motores de la aeronave.

"Es lo que permite orientar el empuje de los motores en cualquier dirección y compensar cualquier perturbación externa", explica Rodríguez. "Lo más típico es una ráfaga de aire, y nuestro sistema evita que el pasaje sienta esas sacudidas. FlyFree también permite mantener estable la posición y la inclinación de la cabina, ya que son los motores los que se orientan de forma independiente para que los pasajeros no noten nada".

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Eso, además de la comodidad de los pasajeros, implica también una ventaja en cuanto a seguridad, que permite a Crisalion operar en condiciones más severas o en entornos más turbulentos. "Si tienes edificios cerca de la zona en la que debes aterrizar o grandes obstáculos, tanto por la estela generada por los motores como por el viento, se pueden producir turbulencias que afecten a las maniobras".

Con un helicóptero, cuando el piloto desciende más rápido de lo debido, puede hacer que el rotor entre en inestabilidad y provocar un accidente. "En nuestro caso, como los motores pueden orientarse, podemos expulsar la estela hacia los lados y apartarla de la trayectoria de descenso".

De izq. a dcha. Gustavo Rodríguez, Marian Escribano, Verónica García, Tatiana Gaudés y Carlos Poveda Crisalion Mobility Omicrono

El sistema FlyFree, en el fondo, se basa en la simplicidad, ya que permite mover la aeronave por el empuje diferencial de los motores: si un motor acelera, otro frena, y esa diferencia de fuerzas es lo que provoca el movimiento. Tampoco lleva accionamientos ni componentes extras, lo que 

La otra diferencia fundamental con respecto a otros eVTOL, según el máximo responsable tecnológico de Crisalion, es la cabina. La del Integrity es más amplia que la de la mayoría de sus rivales, tanto por el espacio interior como por sus accesos, lo que permite adaptarla, reconfigurarla y personalizarla para distintas misiones.

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"Podemos configurar la aeronave para transporte de pasajeros, para carga de mercancías o como vehículo medicalizado", explica Rodríguez. "Y dentro de una aplicación concreta, como esta última, por ejemplo, puedes decidir dónde colocar la camilla, si llevas dos o tres sanitarios, cuánto equipo médico... Eso es gracias a la versatilidad de la cabina y a cómo está diseñada".

Aceptación social

El último reto, y quizá el más difícil de todos, es el de convencer al público de que el taxi aéreo es un transporte seguro y accesible. "La aviación es el transporte más seguro, el que tiene menor número de incidentes por kilómetro viajado y eso se va a trasladar a los eVTOLs", asegura Rodríguez.

Diseño preliminar de Integrity Crisalion Mobility Omicrono

"Aunque puedan parecer unas tecnologías novedosas, configuraciones de aeronaves atípicas o soluciones variopintas, aquellas que no cumplan con los requisitos establecidos por la Agencia de Seguridad para volar, se quedarán en tierra. El público general y el mercado tienen que tener muy claro que si una nave está certificada, es que es segura".

El otro desafío es conseguir que éste no sea un transporte apto únicamente para personas con altos ingresos. Y ahí entramos en el espinoso terreno del precio del viaje, que según el CTO, es casi imposible de calcular a estas alturas. "Un porcentaje altísimo de la tarifa de operación no va a depender de la aeronave, sino de muchas otras cosas", asegura. "Y en eso habrá que valorar desde las tasas por aterrizar y despegar desde un vertipuerto, la ruta seleccionada, el país desde el que se opera o el número de pasajeros".

Lo que sí ofrecen los responsables de Crisalion es una declaración de intenciones. Su convicción es que viajar en un Integrity tiene que tener "un precio asequible, un poco por encima de lo que costaría el mismo trayecto en taxi, Uber o cualquier transporte de este tipo".