En cuestiones referentes al espacio exterior, hay muchas ideas y proyectos que aún se sienten muy lejanos. Muchos de ellos ya los hemos visto en España, y otros tantos o bien no se realizarán jamás o tardarán años en completarse. Un nuevo proyecto ha salido a la luz, y buscaría usar el Sol como un 'objetivo' o lente para poder observar el espacio exterior y buscar vida alienígena.

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Según adelanta Universe Todayeste proyecto está siendo financiado por la NASA. De hecho, se está gestando en el Laboratorio de Conceptos Avanzados de la agencia, y tiene como líder a Slava Turyshev, que supervisará el proyecto que ya tiene su propio paper. La idea es aprovechar el Sol con un complejo sistema que incluiría satélites de menor tamaño ensamblados en el punto de lente gravitacional del Sol o SGL.

Los satélites ensamblados junto al SGL del Sol (y un exoplaneta) formando una línea recta permitirían hacer uso del Sol para realizar la magnificación, ya que el campo gravitatorio de nuestra estrella magnificaría la luz del exoplaneta lejano. Así, los satélites podrían ver muchísimo más allá, en busca de firmas biológicas de vida extraterrestre en exoplanetas.

Usar el Sol como lente

Esta idea nace de un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford que propusieron una técnica para estudiar exoplanetas haciendo uso de las lentes gravitacionales. Este es un fenómeno que se genera alrededor de cuerpos celestes masivos.

En estas lentes, la gravedad de los objetos es suficientemente potente como para curvar el espacio-tiempo. El campo gravitatorio del Sol magnificaría la luz del exoplaneta a medida que esta va pasando, permitiendo que se observara como si estuviera través de una lupa. La idea de Turysehv parte de una premisa similar; estos satélites en forma de cubo se ensamblarían justo en el punto de lente gravitacional para magnificar los exoplanetas a través de estas lentes.

Sol

El problema está en la distancia. El punto de observación se encuentra a una distancia de entre 550 y 1.000 AU o unidades astronómicas, que es la distancia a la que debe estar el telescopio. En comparación, la sonda Voyager 1 ha recorrido 156 AU en sus 44 años de viaje, por lo que es bastante mayor. Es aquí donde entran los satélites modulares, que formarían una constelación y que se ensamblarían en el espacio de forma autónoma.

Para ello, se baraja la idea de hacer uso de una vela solar para cubrir esta distancia junto a la asistencia gravitatoria de los propios satélites. Este es un método de propulsión alternativo para sondas que actualmente se está sometiendo a pruebas, que aprovecha las pequeñas cantidades de presión de radiación ejercida por la luz solar para acelerar a altas velocidades. Una vez en el punto exacto, los satélites operarían de forma autónoma.

Este es uno de los pocos proyectos que el Instituto de Conceptos Avanzados de la NASA ha aprobado en su Fase III de financiación. El papet publicado que describe la misión (que no se ha contrastado todavía) detalla todos los aspectos de la misma, incluyendo los 2 millones de dólares en fondos o los 10 años que se espera que dure esta misión, tal y como recoge Futurism.

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