La rotura del Tratado de Amistad ha puesto en el foco a Argelia como uno de los socios más importantes de España en desde el punto de vista energético y comercial; inaugurando una nueva —y complicada— etapa en las relaciones diplomáticas entre ambos lados del Mediterráneo. En esta línea, los argelinos no han ocultado su excelente sintonía con Rusia que les lleva vendiendo material militar desde hace décadas, cazas incluidos, y a los que les debe la vasta mayoría de su arsenal de guerra.

En total, la Fuerza Aérea de Argelia cuenta con 125 cazas de combate en activo. Todas ellas de factura soviética primero y rusa después. El Sukhoi Su-30 es el modelo más numeroso de la flota —con 57 unidades y 16 pendientes— y se ha consagrado como la punta de lanza tecnológica del país al ser también el más avanzado.

Junto a él, se encuentran el también Sukhoi Su-24 (22 unidades), el MiG-25 (13) y el MiG-29 (32 y 14 pedidas), estos dos últimos como representantes de la firma aeronáutica Mikoyán. Las buenas relaciones de Argel y Moscú también pasan por Pekín con la reciente adquisición de un escudo aéreo antidrones con la vista puesta en protegerse de las amenazas marroquíes.

A pesar de ser un plantel con plataformas desarrolladas hace varias décadas, Argelia se ha preocupado por adquirir de fábrica las unidades con la tecnología más avanzada posible. Al mismo tiempo, han llevado a cabo programas de modernización y actualización de las aeronaves más antiguas para mantenerlas al día tanto de equipamiento como de mantenimiento.

Su-30

El desarrollo del Sukhoi Su-30 comenzó a finales de los 80 con el objetivo de proporcionar a las Fuerzas Aéreas de un caza biplaza capaz de operar en el extensísimo territorio que, por entonces, ocupaba la Unión Soviética. Para ello, los ingenieros del fabricante aeronáutico estatal se basaron en el Su-27 que tomaron como plataforma y mejoraron lo necesario.

Su-30 de Argelia Soulaho vía Wikimedia

El primer vuelo de este caza se produjo a finales de 1989 siendo prácticamente un prototipo del Su-27. La fabricación arrancó en 1992 entrando en servicio en 1996 con la denominación Su-30 ya bajo la batuta de la Federación de Rusia. Desde entonces, la línea de montaje no se ha detenido y acumula más de 600 unidades construidas.

Una parte importante de su éxito internacional ha sido consecuencia de las actualizaciones que Sukhoi ha ido lanzando de la aeronave, creando a su vez variantes y subvariantes a las que se han podido acoger muchos países de todo el mundo. En el caso particular de Argelia, cuentan con un modelo basado en la versión india Su-30MKI que rebautizaron como Su-30MKA para el país africano.

La principal diferencia de la versión argelina es que no dispone de la misma aviónica que el modelo MKI estándar. Se eliminó la participación tecnológica de Israel reforzando la carencia con sistemas rusos y franceses. El resto de la plataforma es exactamente igual con los mismos propulsores.

El Su-30MKA está construido de titanio y aleaciones del aluminio que le confieren el equilibrio perfecto entre resistencia y ligereza. Desde sus primeros bocetos, se diseñó como una aeronave ultramaniobrable a la par que potente, permitiendo la ejecución de maniobras de evasión como la famosa Cobra de Pugachev tan característica de los modelos de caza rusos.

Su-30 realizando la maniobra de la cobra

En el apartado de los motores, el caza ruso emplea un par de propulsores Saturn AL-31FP con empuje vectorial y postquemador, que le catapultan a una velocidad de 2.400 kilómetros por hora (2 veces la del sonido) y consiguen una tasa de ascenso de 230 metros por segundo. Una serie de problemas mecánicos entre 2012 y 2015 —accidentes y pérdidas de aparatos mediante— llevaron al fabricante a realizar algunas modificaciones para impedir la fatiga del metal y aumentar la lubricación.

Las toberas de vectorización están integradas con una desviación de 32 grados en la horizontal respecto al eje central del Su-30, dejando una maniobra de 15 grados para que la tobera se oriente en los 3 ejes y así consiga el empuje deseado.

Aunque en su operativa estándar —con 5.000 kg de combustible y armamento— cuente con unas 25 toneladas, Sukhoi establece el peso máximo de la aeronave en 38.000 kilogramos con un techo de servicio de 17.300 metros.

Cuenta con una autonomía de más de 1.200 kilómetros a nivel del mar que puede incrementarse hasta los 3.000 en vuelo en altura. El Su-30 también dispone la capacidad de reabastecimiento en vuelo incrementando así su radio de acción hasta los 8.000 kilómetros con un par de recargas.

Sukhoi Su-30MKK ruso Dmitriy Pichugin vía Wikimedia

En lo relativo al armamento, dispone de un cañón de 30 milímetros que se combina con una amplísima carta de misiles y cohetes disponibles para instalarse en sus 10 anclajes externos. Desde sistemas aire-aire a otros especialmente diseñados para atacar posiciones en tierra o a embarcaciones. Algunos de ellos con un alcance de más de 100 kilómetros. También puede equipar bombas guiadas por láser y acoplar diferente tipo de material de guerra electrónica.

MiG-29

El segundo representante por número y potencia de los cazas de la Fuerza Aérea de Argelia es el también ruso MiG-29. Se trata de una aeronave de superioridad aérea desarrollada en los 70 por la compañía estatal Mikoyán en plena Guerra Fría y como respuesta a los estadounidenses F-15 y F-16 que, por entonces, lideraban la carrera tecnológica en su clase.

MiG-29M2 de Argelia Yuriya Yudayeva

Comenzó su servicio en 1982 y pronto se dieron cuenta de su capacidad como caza multipropósito capaz no solo de enfrentarse contra otras aeronaves, sino que podía ejecutar misiones contra enemigos en tierra firme. Por su parte, las primeras unidades que adquirió Argelia corresponden al modelo de segunda generación denominado MiG-29SMT que incorporan tanques extra de combustible, nuevos ordenadores y radares para el ataque a tierra.

La flota de MiG-29 se completa con una segunda tanda de una versión más moderna denominada MiG-29M desarrollada en 2005. Mikoyán incorporó nuevos sistemas que le propician mayor poder multipropósito para ejecutar ataques aire-aire y aire-tierra. Para lo que se incorporó tecnología como un casco con designador de objetivos y con contramedidas electrónicas, nuevos radares y sistemas de búsqueda y seguimiento por infrarrojos.

También se incluyó un nuevo motor un 7% más potente que su predecesor con el que levantar las 26 toneladas de peso máximo al despegue. En este caso, el propulsor no cuenta con sistema de toberas vectoriales, pero consigue una velocidad máxima de 2.100 kilómetros por hora.

En cuanto al armamento, dispone de 7 anclajes externos para cohetes, misiles aire-aire, misiles aire-superficie, misiles antibuque y misiles antirradiación. Además de bombas guiadas y no guiadas por láser y un cañón de 30 milímetros con 150 disparos.

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