Diseñar y construir un avión de pasajeros no es una tarea sencilla; es un proyecto en el que participan miles de personas y requiere varios años de desarrollo y prueba y error.; al fin y al cabo, los pasajeros pueden pagar cualquier fallo con sus vidas.

Es por eso que un avión moderno es capaz de enfrentarse a la peor meteorología, a las temperaturas más extremas y a las decisiones más complicadas de los pilotos. Son máquinas complicadas con partes únicas que se enfrentan a todo tipo de situaciones a lo largo de su vida.

Pero aparentemente, los ingenieros de Airbus no contaban con el elemento más errático: una persona cuando tiene una taza de café hirviendo en la mano. Ese ha sido el motivo por el que se tuvieron que realizar dos aterrizajes de emergencia, sólo en los pasados ocho meses.

El avión alérgico al café

Según ha revelado World of Aviation, el problema no está tanto en la temperatura del café sino en una mezcla de torpeza y pobre diseño del interior de la cabina del A350; este es el nuevo avión estrella de Airbus, un modelo con dos motores que sustituye a los cuatrimotores que están desapareciendo.

Es por lo tanto un avión de pasajeros moderno, más eficiente y con materiales de última generación; pero también tiene una cabina en la que, aparentemente, es muy fácil tropezar con algo.

El Airbus A350 fue protagonista de dos aterrizajes de emergencia Iberia Omicrono

En dos incidentes separados, uno de los motores del A350 se apagó como resultado de un derrame de líquido en los instrumentos; que haya ocurrido dos veces en tan poco tiempo ha obligado a Airbus a tomar medidas rápidas al respecto.

Una cuestión de diseño

Hay que aclarar que el problema no es que los pilotos estuviesen bebiendo precisamente café a los mandos del avión; de hecho, n el primer incidente registrado el líquido fue té y no café.

Ocurrió con un avión operado por Asiana Airlines, y el derrame no solo provocó un estropicio sino que inmediatamente uno de los motores se apagó sin aviso. Afortunadamente, los pilotos pudieron usar el otro para encontrar un aeropuerto cercano y aterrizar de emergencia sin heridos.

El segundo caso ocurrió en un vuelo de la aerolínea estadounidense Delta Airlines, en un vuelo entre Seúl y Detroit el pasado mes de enero. En este caso sí fue café el líquido derramado, que cayó directamente sobre el cuadro de instrumentos.

Los pilotos no notaron nada raro, hasta que pasados 15 minutos uno de los motores se apagó; de nuevo, tuvieron suerte de que estaban cerca de tierra y pudieron aterrizar en Alaska, pero la situación hubiera sido más estresante si hubiese ocurrido en mitad del océano.

Es un problema tan grave que Airbus no ha tardado mucho en reaccionar, modificando el interior de la consola central de la cabina con material resistente al agua y los líquidos para evitar que afecten a la instrumentación.

Cabina del Airbus A350 Airbus Omicrono

Sin embargo, los pilotos se quejan de que ese no es el verdadero problema explicando el verdadero motivo por el que se han dado tantos casos.

No es que los pilotos sean torpes, afirman, sino que los posavasos disponibles son demasiado pequeños; eso les obliga a usar el panel de instrumento como su fuese una mesa, dejando ahí su bebida y comida. Y por supuesto, es inevitable que tarde o temprano se produzca un derrame. Nos preguntamos si el problema es que Airbus usó como referencia un tamaño de bebida típico en Europa, sin tener en cuenta que en EEUU y otras partes del mundo suelen ser más grandes.

En respuesta, la Agencia Europea de Seguridad Aérea ha prohibido la presencia de líquidos cerca de la consola central. Además, Airbus ha dado un paso más desarrollando una cubierta para la consola central, y nuevas instrucciones para saber qué hacer en caso de derrame.

El diseño exterior de los aviones es importante por aerodinámica y eficiencia, pero el interior también lo es, especialmente si termina con un motor inservible.

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