Durante unas cuantas horas los propietarios de productos Nest no han podido controlar sus dispositivos a través de Internet. De acuerdo con The Verge, otros dispositivos como Nest Secure y las cerraduras inteligentes Yale funcionaban de forma errática.

En cualquier caso, todo el elenco de dispositivos Nest (inclyendo entre otros Nest Protect y Nest Hello) no era accesible por medios que no fuesen los físicos; perdían las capacidades que convertían a estos dispositivos en “inteligentes”.

¿Qué ha pasado exactamente con Nest?

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Las causas del problema parecen haber tenido que ver con las apps móviles de Nest y su versión web. Los usuarios han reportado que les era imposible acceder al control de sus dispositivos mediante los medios habituales.

Por lo demás, los fallos no han durado demasiado. En cuestión de horas y a través de Nest Support, la compañía comunicaba a los usuarios que la conectividad con los dispositivos móviles ya se había restablecido:

Sin embargo, cuando no se puede conectar con el termostato, es inevitable que surjan dudas razonables. La pregunta “¿qúe pasaría si me quedo sin Internet?” siempre flota en las cabezas de los usuarios, pero Nest parece haber dado con una respuesta.

La dependencia de la técnica de Nest no es tan grande

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La dependencia técnica es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la industria de la domótica en general. Es cierto que en el caso particular de Nest no ha durado mucho tiempo; pero ¿qué puede pasar si se pierde la conexión con el dispositivo?

Y la respuesta es… absolutamente nada. Si los termostatos se pudieron operar manualmente, las cerraduras no dejaron a nadie fuera de su casa (o encerrado dentro) y las cámaras de seguridad doméstica siguieron funcionando fue porque los protocolos a prueba de fallos funcionaron a la perfección: se pasó a la operación manual, y fin del asunto.

Incluso en el caso de que hubiese un apagón, todos los productos de la familia Nest cuentan con baterías de reserva que hacen que las máquinas sigan funcionando. Estas baterías sólo se activan en caso de que haya fallos en la corriente eléctrica; pudiendo aguantar varios días en caso de necesidad.

Sin embargo, a pesar de que la dependencia técnica no es un problema excesivamente grave para Nest, no se puede evitar tener ciertas dudas.

¿Es la domótica el futuro?

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No paramos de oír en todas partes que la domótica es el futuro en los hogares. Por ahora lo que estamos viendo es que se trata de introducir variables altamente inestables en nuestras casas. Esto me hace pensar en el caso de las cerraduras inteligentes, que en alguna ocasión han fallado dejando a usuarios fuera de sus hogares.

Los sistemas domésticos inteligentes son un arma de doble filo: puede ser genial abrir una puerta acercando tu móvil al pomo, pero imagina que no puedes entrar o salir de casa porque el hub necesario no responde. Cuanto más complejo es algo, más posibilidades hay de que deje de funcionar.

Esto nos lleva a preguntarnos si realmente está justificado el precio de los dispositivos domóticos. Una cerradura corriente o un termostato digital son muchísimo más baratos que sus contrapartidas inteligentes; no dependen de la técnica para funcionar.

Obviamente, cuando te gastas la cantidad de dinero que cuesta convertir tu casa en un smart home quieres que los dispositivos inteligentes funcionen mejor que aquellos a los que reemplazan. Sin embargo, considerando que la operación manual es el modo a prueba de fallos de estos dispositivos, el bolsillo duele bastante. Con lo que acabas es con un termostato digital muy caro.

Un producto que tardará en generalizarse

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Por ahora estos sistemas inteligentes no parecen haber atraído a una gran masa de usuarios; no es algo que esté presente en todos los hogares. Es normal, teniendo en cuenta que, más allá de la dependencia técnica, todavía generan muchas dudas. Incluso es posible que haya quienes no terminen de ver clara su utilidad.

Por ejemplo, cabe la posibilidad de que se acabe el soporte para un dispostivo. Esto llevaría a los usuarios a tener un elemento decorativo de cientos de euros; no podría tener otro uso. Es importante que los desarrolladores tengan claro un plan de actualizaciones inclusivo, de forma que nadie se quede fuera durante el mayor tiempo posible.

El Internet de las Cosas aún tiene que encontrar su sitio. Por ahora todas las muestras que da esta tecnología es que aún hay muchas variables que hacen que nos planteemos seriamente si queremos utilizarla. No obstante, el desarrollo para estas máquinas y los sistemas de seguridad crecen y mejoran a diario. Quizá no a pasos agigantados, pero lo hacen.

Aunque Nest ya está disponible en España desde enero de 2017, seguramente pasará un tiempo hasta que lo veamos en todos los hogares españoles. Estos dispositivos tienen aún muchas preguntas que responder hasta que los usuarios se decidan a adoptarlos masivamente.

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