Si te quieres comprar un dispositivo de realidad virtual, hay varias alternativas disponibles en España; aunque probablemente la mejor opción sea el Oculus Quest 2.

Ese dispositivo es capaz de ofrecer una experiencia de realidad virtual muy completa y lo mejor de todo, sin cables; representa muy bien cómo ha avanzado esta tecnología, especialmente si lo comparamos con los primeros intentos de popularizarla en la década de los 90.

En efecto, la realidad virtual no es un concepto nuevo precisamente, y hace unos treinta años fue la comidilla de los aficionados; pero nunca llegó a despegar, prácticamente desapareciendo del mapa cuando fue evidente que la tecnología no estaba al nivel necesario.

Realidad virtual noventera

Durante este corto periodo de tiempo, muchas compañías presentaron su visión de lo que debía ser la realidad virtual; y los fabricantes de consolas no se quedaron atrás. Nintendo fue la única que lanzó un producto finalizado, el infame Virtual Boy que se convirtió en uno de los mayores fracasos de su historia.

El visor de Sega VR destacaba por su diseño Sega Omicrono

Pero su gran rival, Sega, no estaba muy atrás. Su proyecto, Sega VR, presumía de ser más potente y ofrecer una experiencia de realismo máximo; hasta el punto de que aparentemente, la directiva de Sega mostró preocupación por que los usuarios se hiciesen daño.

Frases de marketing aparte, es cierto que el Sega VR parecía tener un mayor potencial, con unos gráficos más cercanos a los de la consola Mega Drive, que mostraría en dos pantallas LCD para conseguir el efecto tridimensional. Cinco juegos iban a venir incluidos con el dispositivo, que a cambio costaría unos 200 dólares (más que la consola, que valía 189 dólares en el lanzamiento).

Recuperado de las cenizas

Pese a ser el protagonista de varias ferias y conferencias, el Sega VR nunca llegó al mercado, y la mayoría de la gente que lo conoce sólo recuerda el espectacular diseño del visor, con una franja roja frontal.

Aunque Sega nunca quiso reconocerlo oficialmente, el motivo de la cancelación fue el resultado de las primeras pruebas internas, que terminaron con usuarios quejándose de mareos y jaquecas.

Puede que el Sega VR estuviese adelantado a su tiempo, que la tecnología no estuviese aún al nivel necesario. Sea como sea, fue aprovechado para algunas máquinas arcade antes de desaparecer completamente en 1994.

Presentación de Sega VR

Ahora, este pedazo de historia de los videojuegos ha sido recuperado, al menos en parte, gracias a la web Gaming Alexandria, especializada en el archivo de software no lanzado oficialmente.

Concretamente, han conseguido una copia de uno de los cinco juegos que iban a acompañar el dispositivo, llamado Nuclear Rush. No ha sido fácil, porque han tenido que partir del código fuente y no de un programa ya compilado; además, el juego no se inicia si no encuentra el visor de realidad virtual conectado.

Por lo tanto, el trabajo se centró en emular este dispositivo basándose en lo que se descubrió del código fuente del juego, y adaptarlo a los visores de realidad virtual actuales. Fue una tarea larga y complicada, como explican, pero al final lo consiguieron; Nuclear Rush es jugable, muy probablemente por primera vez en 26 años o incluso más. Como juego, no conseguirá sorprender a nadie, pero al menos sirve como recordatorio de cómo era la realidad virtual de los 90.

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