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Jesús Calleja ha hecho historia. El presentador leonés traspasaba en la tarde del martes la Línea Kármán, el simbólico límite que distingue el espacio exterior de la atmósfera terrestre. Se convertía así en el tercer español en superar esta frontera situada a 100 kilómetros de altura sobre el nivel del mar, que hasta ahora en España sólo Miguel López-Alegría y Pedro Duque habían tenido el privilegio romper.

Sin embargo, pese al hito del popular montañero, los viajes realizados por López-Alegría y Duque no pueden equipararse al del vuelo del cohete New Shepard de la compañía de Jeff Bezos, Blue Origin; con lo que a Calleja no se le puede considerar un astronauta, pero sí un turista espacial. El primero español. 

Esta misión ha sido el décimo vuelo tripulado del programa New Shepard y el trigésimo de su historia. Hasta la fecha ha transportado a 52 personas por encima de la Línea de Kármán, incluyendo al compañero de cápsula de Calleja, Lane Bess, quien ayer repetía la experiencia de la ingravidez espacial. 

Es precisamente el auge de casos como el del empresario Bess lo que llevó a la Administración Federal de Aviación de EEUU (FAA) a endurecer las condiciones de considerar qué es un astronauta. El aumento de los vuelos turísticos espaciales hizo que la FAA ajustase en 2021 a quién otorgaba sus alas de Ícaro civiles (el símbolo que acredita quién es un astronauta) y no se las concedió a Jeff Bezos, quien también realizó el mismo viaje que Calleja hace menos de 4 años.



Igualmente tanto la Agencia Espacial Estadounidense (NASA) como la Agencia Espacial Europea (ESA) son más estrictos en definir qué es un astronauta. La NASA recoge el término como "el título para aquellas personas seleccionadas para unirse al cuerpo de la NASA que hacen de la 'navegación estelar' su profesión".

Apogeo de la misión espacial NS-30 con Jesús Calleja

Una denominación que se ajusta más a lo que recoge la ESA, quien determina que "son personal activo que han completado con éxito la formación básica de astronautas reconocida o que ha participado en una misión al espacio". Y es que cabe tener en cuenta que la agencia europea lleva un pormenorizado proceso de selección y posterior formación para conformar su cuerpo de astronautas donde se encuentran Pablo Álvarez y Sara García Alonso.

Exigencia física y formación

De este modo, con el auge de las misiones privadas espaciales cambió el concepto para delimitar qué era un astronauta. No es atravesar una distancia, es cómo te puedes desenvolver en el espacio. Para ello, es clave tanto la formación como la exigencia física para diferenciar entre ambos viajeros espaciales. 

Aunque durante la retransimisión del vuelo de la misión NS-30 Carlos Franganillo y María Casado ponían épica al esfuerzo físico que Calleja realizaba dentro del cohete, era Pedro Duque quien ajustaba los límites a los que se estaba sometiendo realmente el cuerpo del presentador para marcar las diferencias con lo que vive un astronauta.

Entre los detalles clave están la posición de ir tumbados todo el rato en el despegue y sólo soltarse para el momento de ingravidez, o el aterrizaje progresivo con paracaídas pensando en que sea lo más sutil posible y todo está controlado ante cualquier emergencia.

Tripulación de la misión NS-30 de Blue Origin con Jesús Calleja. Blue Origin Omicrono

Y es que los requisitos para ser turista espacial de Blue Origin no son muy exigentes., tanto es así que la aviadora Wally Funk viajó en la primera misión con 82 años. Para optar al vuelo, además de pagar el precio cuyo montante no es público, es ser mayor de edad y medir entre 1,52 y 1,93 metros, ser capaz de vestirse por sí mismo, subir las escaleras de la plataforma de lanzamiento en menos de 90 segundos y poder entrar y salir de la cápsula con agilidad.

La diferencia de estos vuelos turísticos con las misiones espaciales de NASA o ESA es radical. Pablo Álvarez señalaba a EL ESPAÑOL - Omicrono que misiones como ir a la ISS, donde se encuentran atrapados los astronautas de la misión Starliner, sigue siendo muy peligroso, "y está en los límites de la tecnología". Es por ello que el astronauta tiene que llevar a su cuerpo al límite en arduos entrenamientos, tener una condición física fuerte y estar dotado de una capacidad de reacción y versatilidad de conocimiento tan dispar que va desde mantener la nave hasta empastar una muela a un compañero.

De turistas espaciales a astronautas privados

Lo cierto es que las barreras entre turistas espaciales y astronautas son cada vez más difusas y complicadas de determinar gracias a la tecnología que se van incorporando en las naves espaciales. Del mismo modo que en los orígenes los primeros astronautas eran pilotos militares que se enfrentaron a la NASA para conservar el mayor manejo posible de las naves espaciales; ahora el avance de los cohetes y cápsulas espaciales privadas está haciendo posible que las misiones privadas sean capaces de romper barreras y disponer de estadías en la ISS.

Así lo logró la misión AX-1, que unió a SpaceX y a la NASA para la primera misión privada a la Estación Espacial Internacional en 2022 con López-Alegría al frente. Un tándem del español y SpaceX que repitió la ESA para lanzar en 2024 la Axiom Ax-3, la primera misión espacial privada europea. Estas dos, a diferencia de Blue Origin o la Inspiration 4 (cuyos integrantes civiles pasaron 3 días en órbita), llegaron a la ISS con el objetivo de realizar una serie de experimentos en la estación y usarla como laboratorio en órbita. 

López-Alegría recalcó en la primera de ellas que "no somos turistas espaciales", pese al carácter privado de la misión insistiendo en ese matiz que define al astronauta: la formación. Y es que el español quiso recalcar el equipo de Axiom recibió amplios estudios y clases sobre cómo se tiene que desenvolver un astronauta tanto en el viaje como en su estancia en la ISS y su regreso a Tierra. Asimismo, la compañía explicaba que el objetivo de ambas misiones no era volar al espacio, era realizar una investigación biomédica significativa.