Hace unas semanas, España se hizo eco de una noticia preocupante: un palé de basura espacial proveniente de la ISS cayó sobre la Tierra tras estar años en la órbita del planeta. Un paquete de baterías viejas de la Estación Espacial Internacional, considerada la carga de basura espacial más grande jamás lanzada, impactaría contra el planeta. Una familia en el estado de Florida habría recibido la visita de un pedazo de esta basura en su casa.
Un objeto de aproximadamente un kilo atravesó el techo de un hogar en la ciudad de Nápoles, Florida, en Estados Unidos. El propietario de la casa, Alejandro Otero, explicó recientemente que posiblemente una de las baterías de dicho panel acabó por caer en su casa. Lo hizo respondiendo a Jonathan McDowell, astrónomo que vaticinó la caída del palé de baterías el pasado 8 de marzo.
"Hola. Parece que una de esas piezas aterrizó en mi casa de Nápoles", reza el tuit de Alejandro Otero. "Atravesó el techo y atravesó dos pisos. Casi golpea a mi hijo", explica el afectado, que se encontraba deseoso de contactar con la NASA para que pudieran confirmar que dicho pedazo de basura era efectivamente perteneciente al palé de baterías.
Un objeto atraviesa una casa
Si bien Otero dio el aviso el pasado 15 de marzo, no fue hasta un tiempo después que la NASA se dispuso a tratar el tema. Según recoge el medio Ars Technica, Otero pudo registrar mediante una cámara Nest el sonido del impacto a las 2:34 pm, hora local en Estados Unidos, el pasado 8 de marzo. Esta sería una prueba de que el objeto provenía del palé de baterías.
¿Por qué? El Comando Espacial de los Estados Unidos registró en ese momento el reingreso de un trozo de desechos espaciales proveniente de la Estación Espacial, y la hora coincide prácticamente a la perfección. El registro se produjo a las 2:29 pm, pocos minutos antes del impacto. La trayectoria del objeto lo situaba sobre el Golfo de México, en dirección al suroeste de Florida.
Afortunadamente Otero no se encontraba en casa, y su hijo no sufrió daños pese a sí estar presente en el hogar. La basura espacial que atravesó su techo pertenecía, efectivamente, a un paquete de baterías agotadas de la Estación Espacial Internacional. Poco después de este desagradable encuentro, la NASA recogió los restos y ya está analizándolos para comprobar su origen.
Así lo hará la agencia espacial, en el Centro Espacial Kennedy de la NASA, para "determinar su origen", dijo el portavoz de la NASA Josh Finch a Ars Technica. En su día, cuando se informó de la reentrada del palé de baterías a la Tierra, se habló de que la mayor parte de la carga se desintegraría, salvo por una pequeña parte.
También cabe destacar que objetos de masa similar a la que tenía el palé de baterías (2,6 toneladas métricas) caen a la Tierra en trayectorias guiadas y de forma regular; satélites fallidos, etapas de cohetes ya usadas, y un largo etcétera, ya que quedan en órbita una vez cumplida su misión.
Otro punto a destacar es el lío legal en el que se podría meter Estados Unidos por esto. Según Michelle Hanlon, directora ejecutiva del Centro de Derecho Aéreo y Espacial de la Universidad de Misisipi, Otero y su hijo podrían reclamar al gobierno federal una indemnización por daños y perjuicios, según la Ley Federal de Reclamaciones por agravios.
Un palé de viejas baterías
Todo comenzó en 2020, con la idea de que la NASA trabajase en mejorar el sistema energético que daba vida a la Estación Espacial Internacional. En mayo de 2020, poco después del estallido de la pandemia de la COVID-19, un buque de carga japonés comandado por la JAXA (la Agencia Espacial de Japón) llegó a la ISS portando hasta 6 nuevas baterías de iones de litio.
Este proceso, de hecho, se repitió entre el 2017 y el 2020, entregando un total de hasta cuatro cargas conjuntas. De esta forma, la JAXA pudo enviar 24 unidades de baterías de iones de litio de gran capacidad a la ISS. La idea era reemplazar las vetustas baterías de níquel-hidrógeno que hasta ese momento habían dado funcionamiento a la ISS; en total, eran 48 baterías, que pesaban un total de 2,9 toneladas.
No obstante, el proceso en sí para reemplazar las baterías era arduo, y se enfrentó a todo tipo de problemas. Un carguero HTV llegaba a un brazo robótico que sujetaba las baterías, mientras que astronautas en plena caminata espacial se dedicaban a llevarlas a su sitio y reemplazarlas por las viejas baterías. Dicho esfuerzo concluyó el 1 de febrero de 2021, con los astronautas Mike Hopkins y Victor Glover concluyendo el reemplazo de las baterías.
En total, se llevaron a cabo 4 misiones de suministro desde el carguero HTV, y se recurrieron a 13 astronautas distintos que tuvieron que realizar hasta 14 paseos espaciales distintos. Se reemplazaron 48 baterías de níquel hidrógeno por 24 baterías de iones de litio; estas se encargaron de almacenar la energía recogida de los paneles solares de la ISS.
La cuestión es que el plan inicial era que las baterías que eran sustituidas se cargaban en los cargueros HTV, para que estos regresaran a la atmósfera. En algunos casos, estas cargas acababan ardiendo en la atmósfera y en otros, ciertos residuos acababan por caer al mar. Todo se torció a finales del pasado 2018, con el lanzamiento fallido de un cohete Soyuz.
Ese mismo año, un lanzamiento de un cohete Soyuz se vio envuelto en problemas. En ese cohete iban los astronautas Nick Hage y Alexey Ovchinin, y ambos estaban destinados a ayudar en una caminata espacial para reemplazar las baterías. Debido al fallo, tanto Hague como Ovchinin tuvieron que aterrizar, provocando que el carguero HTV tuviera que abandonar la ISS sin su palé de basura.
Esto provocó que el programa de caminatas espaciales se interrumpiera, y que la NASA se encontrase con un problema muy serio. En 2019 llegó otro HTV, pero este tuvo que cargar con el palé de restos anterior, haciendo que sobrase un palé entero de baterías antiguas. Todos estos factores provocaron que la NASA decidiera liberar la carga de basura al completo en marzo de 2021, provocando que esta cayera orbitando a la Tierra.
En aquel entonces, el palé estaba a unos 427 kilómetros sobre la superficie de la Tierra y tal y como especificaron desde la NASA, este objeto tardaría unos años en acabar por llegar al planeta. McDowell creyó en esos días que hasta media tonelada de residuos impactarían sobre la Tierra, desconociendo los daños potenciales que esta carga podría provocar. Parece que Otero ha sido el primer damnificado de este rocambolesco suceso.