China ha anunciado que está a punto de hacer pública su plataforma nacional de blockchain. Sí, el país dará el salto a la criptomoneda, como parte de un plan de transformación digital de la economía. Pero sus implicaciones, más que económicas, parecen hacer referencia a cuestiones sobre la privacidad.

Esta plataforma estará dirigida por el Centro de Información del Estado. La futura Red de Servicio de Blockchain (BSN) se lanzará de forma comercial el miércoles 26 de abril a nivel mundial, y las empresas y desarrolladores de software podrán conectarse a BSN y construir blockchain con ella. El problema está en su forma de implementación.

Ya hay agentes involucrados en esta operación que consideran que esta es una nueva forma de seguimiento no sólo del dinero que se mueve en el país sino de los ciudadanos, debido a la trazabilidad en sí del blockchain.

La criptomoneda, una nueva forma de rastreo

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Esta plataforma buscará ofrecer un acceso abierto para la comunicación en blockchain que, además, abrace la cooperación y la innovación entre las empresas conjuntas que ya se han asumado a la iniciativa. Esta pretende ser, además, "la única red de infraestructura global innovada por China, cuyo acceso a la misma está controlada también por China", explica la BSN Alliance.

Este es el quid de la cuestión; las redes de blockchain suelen considerarse por las autoridades económicas como fuentes de especulación y riesgo sistémico, además de presentar problemas de centralización. El Banco Popular de China consideró optar por la contabilidad distribuida, pero ha decidido entender su moneda virtual en un enfoque intermedio, entre la descentralización y la centralización.

El problema está en que esta moneda podría implementarse dentro de un año pretendiendo establecerse como un nuevo sistema de pago, que usará una app propia y que en un futuro intente establecerse como alternativa a los sistemas de pago actuales. La trazabilidad y la "transparencia" de este tipo de cadenas hacen posible que el Gobierno chino pueda aprovechar estas características para usarlas como elemento de control sobre la población.

El sistema de pagos con la moneda virtual china DCEP (Digital Currency Electronic Payment) está ligada al Renminbi, la moneda de China, y pretende ser una moneda virtual construida en blockchain con conversión 1:1. El objetivo es que esta moneda llegue a tener la relevancia que tiene el dólar, y el Banco Popular de China ha estado trabajando en esta moneda virtual durante los últimos 5 o 6 años.

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Un artículo reciente del medio IEEE Espectrum sugirió que los socios de BSN, ya sean empresas, proveedores o desarroladores podrían negarse a entrar en la BSN, ya que para mantenerse en la raíz del la plataforma se necesita un código de acceso único. El problema es que este hecho permitiría al Centro de Información del Estado chino ver las transacciones realizadas en la plataforma.

El documento relacionado con el BSN  no especifica exactamente si las autoridades podrían monitorear las transacciones, pero sí dejó claro que las transacciones dentro de una app se mantendrían privadas entre sí. Pero no aclaró nada sobre el Gobierno.

Así lo explica Edith Yeung, gerente de la firma de capital de riesgo centrada en blockchain Proof of Capital: "Si el Gobierno tiene acceso a todo a través de nodos cuidadosamente seleccionados, el gobierno desarrollará y mantendrá todo, por lo que no habrá más efectivo. Es difícil cometer fraude si todas las firmas de telecomunicaciones, bancos, transportes y firmas bancarias como AliPay o WeChat forman parte de la red del Gobierno".

Así, China planea lanzar su moneda digital centralizada en algún momento de este año, convirtiéndose así en la primera nación importante en emitir un CBDC si se cumple su plan de lanzar DC/EP en el 2020.

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