El Internet de las Cosas tiene el potencial de cambiar nuestras vidas; pero si se ejecuta mal, también tiene el potencial de fastidiarnos completamente el día.

Este concepto se basa en una idea muy simple: dispositivos con la electrónica necesaria para conectarse a Internet para mejorar sus funciones. Por ejemplo, un termostato inteligente nos permite cambiar la temperatura desde nuestro móvil, crear rutinas o calentar nuestro hogar justo antes de que lleguemos. Muy útil y agradable, ¿verdad?

El problema es que el termostato en sí no es capaz de hacer nada de eso; no tiene el hardware necesario para todas esas funciones, ya que sería mucho más caro; en vez de eso, depende de conectarse a un servidor externo, que es el que hace el trabajo duro.

El problema de tener un termostato inteligente

Ya sabes por dónde van los tiros. Si al servidor le ocurre algo, te puedes encontrar con que no puedes usar el termostato que compraste; y si resulta que es el día con las temperaturas más bajas del año, pues peor aún.

Eso es lo que le ha ocurrido a una buena cantidad de usuarios de Netatmo, que en la noche de ayer descubrieron que los termostatos de sus calderas no funcionaban. No es sólo una cuestión de perder un par de funciones graciosas; es que ni siquiera podían encender la caldera.

Afortunadamente, en el momento de escribir estas palabras el servicio ha vuelto. Netatmo ha respondido en redes sociales, afirmando que fue algo “inesperado”, sin entrar en muchos detalles, pero que todo ya está bien. No es un gran consuelo si sufres las bajas temperaturas de la noche; en ese momento, puede que te preguntes porqué, si la caldera está bien, aún tienes frío. Lo gracioso es que en estos momentos la página web de Netatmo también está caída; aunque probablemente sea un error diferente.

Netatmo también ha aclarado directamente a Omicrono que los usuarios podían seguir cambiando la temperatura manualmente; y que el dispositivo seguía respetando el horario marcado. Es curioso que, aparentemente, muchos usuarios no conozcan esta función manual.

Este es sólo uno de los muchos casos que vemos, prácticamente cada semana, relacionados con el Internet de las Cosas. Y demuestra uno de los grandes obstáculos que aún le queda a esta tecnología para realmente triunfar.

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