El mercado automovilístico ha cambiado mucho en los últimos diez años; tal vez no en la base, ya que los coches en sí son relativamente similares, y de hecho muchos modelos aún usan las plataformas de generaciones anteriores. Lo que realmente diferencia a los coches actuales es toda la electrónica que ahora llevan encima.

Antes, los coches se diferenciaban entre si por la potencia que tenía su motor, o el espacio que ofrecían; hoy en día, los fabricantes están apostando por la tecnología para diferenciar sus modelos del resto. La seguridad está especialmente bien cuidada, siendo uno de los apartados en los que más se fijan los nuevos conductores.

Los coches son cada vez más avanzados, pero eso tiene su lado malo

Antes era todo un lujo tener GPS en el coche. Hoy en día es posible llenar nuestro coche de todo tipo de sensores y electrónica que mejora la conducción. Desde sensores frontales y traseros para control de crucero y aparcamiento, a las cámaras frontales para el frenado de emergencia, el coche está lleno de sensores. Y eso es sólo relacionado con la seguridad.

También hay cada vez más añadidos que mejoran nuestra experiencia de conducción. Todo esto es, por supuesto, la antesala a los sistemas de conducción autónoma.

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Todos esos añadidos tienen un coste, aunque cada vez más modelos incluyen todos esos sensores por defecto; pero eso no significa que salgan gratis. Y es que hay un gasto que no tenemos en cuenta cuando compramos un coche tan tecnológicamente avanzado: el de las reparaciones.

Así lo ha revelado la AAA (American Automobile Association), una federación que ha investigado el coste de sustituir o reparar los sistemas inteligentes de nuestros coches después de un accidente. Y los resultados son preocupantes, y revelan el principal motivo por el que un comprador querría elegir un coche sin todos estos sistemas de seguridad.

Cuánto cuesta reparar la electrónica del coche

Según la AAA, la reparación de los coches con sistemas avanzados de seguridad cuesta el doble que el resto. Incluso cuando se rompen las mismas partes, la inclusión de sensores y otro hardware hace que sea más caro de sustituir.

En algunos casos, cambiar una parte del coche puede costar miles de dólares más que con un coche normal. Incluso si sufrimos un accidente leve que rompa el parachoques delantero, nos podemos encontrar con un sobrecoste de 1.300 dólares (1.150 €); y todo por los sensores de radar delanteros, responsables de la asistencia de frenada y el control de velocidad. Un parabrisas puede costar casi ocho veces más; llegando a los 1.650 dólares en vez de los 210 dólares que cuesta sin aditivos como las cámaras frontales.

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Un coche equipado con tecnologías de seguridad involucrado en un choque puede suponer una factura miles de dólares superior. El 60% del coste de una reparación ya tiene que ver con toda la electrónica integrada en el coche.

Este aumento puede hacer que los usuarios se decanten por coches más baratos y sin todas esas novedades de seguridad; en otras palabras, que sólo los que puedan o quieran gastarse miles más en el mantenimiento de su coche puedan disfrutar de la seguridad añadida.

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