Por estas simples razones no deberías usar un VPN gratuito para navegar por Internet.

Los VPN gratuitos pueden sacarnos de algún apuro, pero para un uso cotidiano no deberíamos usarlos. Y no son pocas las razones para ello (además de que tienen bastante peso).

Los VPN, para quien no los conozca, son redes privadas virtuales (Virtual Private Network). En palabras que pueda entender cualquier mortal: un método de conexión desde donde el cual todo el tráfico se realiza desde un servidor intermediario, por lo que al final navegamos de forma anónima. Lo malo es que la navegación y las comunicaciones podrían no ser del todo privadas.

Esto ocurre porque el nodo de salida (realmente solo hay un nodo en este caso concreto) tiene el poder de desencriptar la información. Si el nodo está corrupto, la información no estará a salvo.

VPN

Si bien puede que no tengas porqué dejar de usarlos, sí que deberías replantearte, al menos, y de manera muy seria, el hecho de usarlo para ciertos temas donde comprometamos información sensible acerca de nosotros o de nuestra identidad en Internet.

Tratarán de monetizar el servicio a toda costa

Tal y como explican en Make Use Of, los VPN, tanto los gratuitos como los de pago, tienen un fin: ganar dinero. Montar un VPN no es sencillo y sobre todo no es barato, por lo que es normal que se quiera monetizar.

Imagina que miles de personas quieren usar tu servicio: necesitas poder responder a todas esas solicitudes, además de poder dar un soporte, mantener la electrónica, y por supuesto tener en cuenta la seguridad (que es una de las cosas que más prometen estos servicios, aunque al fin y al cabo no acaben por cumplirlas). Nadie da nada gratis.

Dinero-Internet

Una de las maneras más sencillas de (intentar) monetizar un VPN es, por supuesto, mediante anuncios. Con este método no hay ningún problema, pues al fin y al cabo, muchos sectores de la industria se mueven en torno a la comunicación y la publicidad (el ejemplo más sencillo son las páginas web y la televisión).

Otra de las maneras de tratar de sacar beneficio es mediante la venta de nuestros datos. Obviamente, y aunque parezca poco legítimo, los VPN gratuitos (al menos en su gran mayoría) recopilan si no todos nuestros datos, la gran mayoría.

Y ya no solo la venta de nuestros datos, sino que también pueden hacer lo que se conoce como Man-in-the-Middle (o ataque de intermediario). Esto consiste en tener la capacidad de leer, insertar y modificar los mensajes entre dos partes. En palabras sencillas: la posibilidad de extraer de forma muy sencilla nuestros datos, además de poder incluso sustituir páginas web completas por clones falsos.

hacker

Otra opción puede ser que el VPN no tenga intención de ganar dinero de forma directa (es decir, ni con anuncios ni con la venta de nuestros datos), sino que directamente quieran nuestro ordenador para cometer actos ilegales, por lo que nos ofrecen de forma gratuita esta servicio tan costoso.

El caso de Hola

Hola es una extensión que nos permite navegar mediante VPN. Es gratuita y podemos agregarla en muchos navegadores web. Hace unos años hubo un escándalo a nivel mundial puesto que se descubrió que al usar Hola estamos cediendo nuestro ancho de banda para que otros usuarios del plugin puedan usarlo.

En otras palabras, la empresa se estaba beneificiando puesto que Luminati, otro servicio de la compañía, usaba este ancho de banda ‘sobrante’. Luminati, por cierto, era de pago. Hasta aquí está todo correcto, pero hay más.

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Luminati fue usado, en teoría, para atacar, entre otros sitios, 8chan, uno de los portales más conocidos de Internet. Se ve que Hola se dio cuenta de que tenía 9 millones de IPs en sus manos y querían rentabilizarlo a lo grande. Hablamos de lo que se conoce como un botnet: un ataque organizado desde miles de ordenadores zombies. Tú no te das cuenta pero están usando tu procesador y tu red para navegar por Internet.

Retricciones everywhere

Obviamente la sección gratuita de cada VPN no permite navegar a máxima velocidad, así como también nos imponen límites de descarga. Hay algunos servidores que, por ejemplo, establecen como límite 200 MB o tres horas de conexión.

servidor

Si queremos usar el VPN para uso cotidiano será casi imposible, pues a no ser que encontremos uno muy bueno, tendremos más restricciones que si estuviésemos navegando de una tarjeta SIM con 200 MB de datos del año 2012.

El servicio es muy malo

Supongamos que hemos encontrado un buen VPN gratuito que gana dinero de manera legítima y honrada y que al mismo tiempo no nos pone apenas restricciones, o que en su defecto, son tan altas que ni las notamos. Aún tenemos que tener en cuenta que el servicio no será de la máxima calidad posible.

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Vedlo como que estaréis pagando 50 euros (o los que sean) por vuestra fibra con una velocidad brutal, pero que luego el VPN hace que navegues a 1 mbps. Por otro lado, no solo es el servicio de la mano de las especificaciones y de la velocidad, sino también el servicio humano, que a veces ni siquiera existe.

La fiabilidad no es la misma

¿Cuántas veces has estado buscando un VPN y resulta que está caído o que en su defecto ya no existe? Yo, como usuario de uno, me he topado muchas veces con este problema. Imagino que tú o que cualquier otra persona, también. Este es el problema de muchos de estas compañías: ni están legalizadas, ni tienen ningún tipo de compromiso con el cliente.

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Cualquier día podrían dejar de funcionar y punto. Con un VPN de pago, en cambio, esto sería muy extraño que ocurriera. Es como si Movistar o Vodafone deja de funcionar hoy de un día para otro. Las empresas, aunque no todas, tienen un compromiso intrínseco con el cliente, por lo que al final es más extraño que fallen.

Por otro lado, un VPN gratuito podría cerrar en cualquier momento no solo por el tema legal, sino también por el tema económico. Podría no ser rentable y que en cualquier momento fuera cerrado. Cuando buscamos un VPN de pago no solo tenemos en cuenta el servicio, sino su trayectoria como empresa y las opiniones de los clientes satisfechos/descontentos.

Si pagamos por los datos del teléfono, por el Internet en casa, e incluso por Spotify y Netflix (que son servicios que podríamos encontrar de forma gratuita en la red)… ¿por qué no íbamos a pagar por un VPN en caso de que lo necesitemos? Es como si tuvieses Internet gratuito o llamadas gratuitas aún sabiendo que alguien está revisando todo lo que hablas en cada instante.

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