Durante los últimos días, el cielo de Canarias está siendo el escenario de una inusual intensidad aérea. A los cerca de mil movimientos aéreos diarios que se registran en el archipiélago, se suman decenas de cazas y aeronaves militares que surcan la atmósfera atlántica en el marco del ejercicio internacional Ocean Sky 2025, el mayor entrenamiento de combate aire-aire organizado por España.
Mientras los pilotos protagonizan maniobras de superioridad aérea junto a sus aliados, en tierra una unidad vela porque todo transcurra con precisión milimétrica: la Escuadrilla de Circulación Aérea Operativa de Las Palmas (ECAO Las Palmas), opera como un director de orquesta invisible: marca los tiempos, sincroniza las entradas y salidas, anticipa los cruces y armoniza el conjunto de este exigente ejercicio aéreo.
Es, en palabras del comandante Pablo Peláez García, jefe de la escuadrilla, “una unidad poco conocida incluso dentro del Ejército del Aire”, aunque su papel resulta “esencial para garantizar la convivencia entre el tránsito aéreo militar y civil en uno de los espacios más transitados de España: el cielo canario”.
Peláez, que acumula más de dos décadas de experiencia en la ECAO de Las Palmas —a la que se incorporó en 2001 como oficial tras completar el curso de control de tránsito aéreo, y donde ha ejercido como controlador, instructor y jefe de operaciones—, explica a EL ESPAÑOL que el mayor desafío durante ejercicios como el Ocean Sky 2025 es “integrar hasta 80 movimientos militares al día en un entorno que ya registra cerca de mil vuelos diarios”.
En este sentido, destaca “la preparación del personal y la evolución de la relación civil-militar, que hoy hace posible desarrollar ejercicios de gran complejidad con un impacto mínimo en el tráfico comercial”.
Desde el Centro de Control Aéreo de Canarias (ACC), los militares de la unidad “trabajamos en estrecha coordinación civil-militar con el personal de ENAIRE”, asegura Peláez. “Entre nuestras funciones secundarias están la gestión del espacio aéreo reservado para operaciones militares —activación, desactivación y codificaciones— y actuar como extensión de la defensa aérea, colaborando con el Grupo de Control en Las Palmas para identificar aeronaves y apoyar la vigilancia del espacio aéreo”, sostiene.
En esta ECAO, formada por 32 personas, de las cuales, dos terceras partes están en turnos H24, es decir, 24 horas al día, siete días a la semana, 365 días al año. “Siempre hay al menos dos personas de servicio; cuando se desarrollan operaciones o ejercicios, reforzamos la sala de control. Además del control operativo, también asumimos el trabajo administrativo habitual”.
Una formación integrada por varios cazas y un MRTT A330.
El objetivo es mantener la seguridad, la eficiencia y la continuidad del tráfico aéreo. Y para ello, “el personal de la ECAO combina formación técnica aeronáutica con entrenamiento específico en gestión del tráfico operativo y coordinación interinstitucional, una competencia que sitúa a España entre los países más avanzados en integración civil-militar de Europa”.
“La formación y habilitación de los controladores militares es exigente y equiparable a la civil; la habilitación operativa en sala requiere unos seis meses”, recuerda el jefe del ECAO de Las Palmas.
Ocean Sky 2025
Mientras se desarrollan las misiones del Ocean Sky 2025. Durante el ejercicio, que se desarrollará hasta el próximo día 31 de octubre, la ECAO gestiona el uso del espacio reservado para los entrenamientos —especialmente el área Delta 79, al sur del archipiélago—, activando y desactivando sus sectores según las necesidades operativas de cada jornada.
Esta segregación temporal permite que los cazas puedan enfrentarse en combates aire-aire simulados con plena libertad, sin interferir en los vuelos comerciales que conectan a diario las islas con la Península, Europa y África. Cuando una zona deja de utilizarse, la ECAO la devuelve al control civil, optimizando así cada metro cúbico de cielo y reduciendo al mínimo el impacto sobre la aviación civil.
El trabajo empieza mucho antes de que los motores se enciendan. Cada jornada de Ocean Sky requiere planificación previa, revisión de rutas, niveles de vuelo, ventanas horarias y procedimientos de emergencia.
Después, durante las misiones, sus controladores supervisan en tiempo real el desarrollo del tráfico militar, resolviendo contingencias, coordinando recuperaciones y ajustando franjas para evitar demoras.
Un caza Eurofighter alemán, durante el ejercicio Ocean Sky.
Según el comandante Pablo Peláez García, “nuestra misión militar exige libertad de acción para el tráfico militar, pero buscamos influir lo menos posible en el tráfico civil”. Subraya que en Canarias “el sector aéreo es fundamental: regulamos para que no coincidan picos, ajustamos salidas y llegadas, y puede haber demoras puntuales en origen. El impacto es menor, pero con este volumen es inevitable alguna afectación”.
Aun así, el comandante matiza que “los cazas no complican por sí mismos; el verdadero reto está en la ventana temporal y en su autonomía limitada. Su rapidez, de hecho, puede facilitar las aproximaciones y recuperaciones”.
Cooperación civil-militar
Nada queda al azar: cada aeronave tiene su espacio, cada maniobra su momento. La labor de esta unidad es un ejemplo de cooperación civil-militar, un modelo consolidado de Uso Flexible del Espacio Aéreo (FUA) que España aplica con éxito desde hace años. Gracias a esta filosofía, el espacio aéreo se gestiona como un recurso compartido, disponible tanto para la defensa nacional como para la aviación comercial.
Ocean Sky 2025 pone a prueba este equilibrio de forma extrema: decenas de aeronaves militares realizan entrenamientos complejos, mientras los aeropuertos de Gran Canaria, Lanzarote, Tenerife y Fuerteventura mantienen su intenso tráfico turístico sin alteraciones significativas.
Cielos seguros
Mientras los cazas españoles e internacionales ejecutan maniobras sobre el Atlántico —Eurofighter, F-18, F-16, F-15E y Su-30MKI—, la ECAO Las Palmas actúa como director de orquesta invisible: marca los tiempos, sincroniza las entradas y salidas, anticipa los cruces y armoniza el conjunto.
Gracias a su trabajo, cada vuelo despega y aterriza con seguridad, cada ejercicio se desarrolla sin interferencias y cada jornada del Ocean Sky concluye con el mismo balance: un cielo seguro y una operación impecable.
Comandante Pablo Peláez García, jefe del ECAO.
El éxito del Ocean Sky 2025 no solo se mide por la destreza de los pilotos ni por la potencia de los cazas en vuelo, sino por la precisión con la que se ordena y gestiona cada tránsito en el cielo.
En ese complejo engranaje, la ECAO Las Palmas actúa, junto a ENAIRE, como la inteligencia silenciosa del sistema: convierte el riesgo en control, la complejidad en fluidez y el vasto océano aéreo de Canarias en un espacio compartido, seguro y eficiente.
