Las claves
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La industria militar rusa se prepara para dar comienzo a un ambicioso programa de modernización de su carro de combate T-90M, con el desarrollo de una nueva variante mejorada: el T-90M2. Este modelo busca corregir algunas deficiencias detectadas en el campo de batalla ucraniano y aumentar de forma significativa su capacidad operativa frente a las crecientes exigencias de un escenario de alta intensidad.
Según documentos filtrados por el portal especializado Frontelligence, el plan prevé que las primeras diez unidades salgan de la planta del fabricante Uralvagonzavod en 2026, marcando el inicio de una fase expansiva de producción con metas claramente definidas: 1.000 unidades para 2028 y 3.000 para 2035.
La nueva versión contará con un compartimento de combate revisado, una transmisión mejorada y pantallas de videoobservación de mayor tamaño, lo que permitirá a la tripulación una mejor comprensión situacional. También se han realizado importantes avances en sus capacidades de reversa, un aspecto que en el pasado había sido señalado como insuficiente.
Por el momento, no se ha confirmado si la modernización será aplicada también a los T-90M ya en servicio o si esta nueva variante reemplazará progresivamente la versión original en los procesos de fabricación.
El T-90M, presentado en 2020, supuso un salto cualitativo respecto a diseños soviéticos avanzados como el T-80UK, e introdujo mejoras como el blindaje reactivo explosivo Relikt, miras térmicas de tercera generación, un innovador cargador automático y el cañón 2A46M-4, capaz de disparar proyectiles perforantes de mayor longitud y penetración.
Una de sus principales ventajas de diseño es la separación física entre la munición y la tripulación, reforzando la seguridad interna. En operaciones, el T-90M ha recibido buenas evaluaciones, particularmente en escenarios como el conflicto ucraniano, donde ha demostrado resiliencia y adaptabilidad frente a múltiples amenazas antitanque.
Uno de los avances más destacados en la evolución del T-90M ha sido la incorporación, a finales de 2024, del sistema de protección activa Arena-M. Antes de esta mejora, el modelo solo contaba con el sistema Shtora, de aniquilación suave, que no destruía las amenazas entrantes, sino que alertaba a la tripulación y facilitaba maniobras evasivas.
Soldados ucranianos exhiben un carro de combate T-90 perdido por el Ejército ruso
El Arena-M, en cambio, detecta, rastrea y neutraliza proyectiles antitanque antes de que impacten, incluso si viajan a velocidades de hasta 1.000 metros por segundo. Este sistema es comparable con el israelí Trophy, que ha protegido a los tanques Merkava IV desde 2008.
El Kremlin ha asegurado que el Arena-M puede destruir amenazas provenientes de cualquier dirección, incluso misiles de ataque superior, como el Javelin utilizado por Ucrania y el Bulsae-4 adquirido por Rusia a Corea del Norte. La disponibilidad de Javelin capturados en el campo de batalla ha influido en las especificaciones técnicas del sistema.
Mayor producción
La industria de defensa rusa ha triplicado su producción de tanques en tan solo dos años, alcanzando entre 280 y 300 unidades en 2024. Este ritmo es superior al de cualquier otra clase de tanque actualmente en producción a nivel mundial.
Si bien Uralvagonzavod es la única planta que fabrica el T-90, existen planes para que las instalaciones de Omsktransmash retome la producción del T-80, un modelo más costoso pero con mejor movilidad, cuya fabricación se detuvo a principios de los 2000. En el futuro, se espera que el T-90M2 y una versión mejorada del T-80 se produzcan en paralelo.
Carros de combate T-90 desfilando en Moscú
Aunque la tecnología Arena-M ofrece una importante mejora en protección, presenta limitaciones en entornos urbanos, donde la infantería puede atacar a corta distancia y por zonas no cubiertas por el sistema. No obstante, en áreas abiertas típicas de Europa del Este, el Arena-M ofrece un alto nivel de efectividad contra fuerzas ucranianas y de la OTAN.
La amplia exportación del T-90 abre un nicho para este sistema en mercados como India y Argelia, que podrían optar por actualizar sus flotas. En paralelo, otros modelos rusos como el T-80BVM o incluso el T-14 Armata podrían beneficiarse de las lecciones aprendidas durante el despliegue del Arena-M.
Sin embargo, la integración del Arena-M impide colocar jaulas antidrones sobre la torre, lo que ha llevado a especular sobre el desarrollo de sistemas de interferencia avanzada contra drones para los futuros T-90M2. Dadas las crecientes amenazas por parte de municiones merodeadoras y sistemas UAV, esta capacidad podría volverse esencial en la guerra moderna.
La meta de alcanzar 3.000 tanques para 2035 representa una señal clara de la intención rusa de reforzar sus capacidades blindadas, no solo para su propio ejército, sino como una herramienta de exportación y diplomacia militar. Si se cumplen los objetivos de producción y mejora previstos, el T-90M2 podría consolidarse como uno de los tanques más producidos y mejor armados del mundo de cara a la próxima década.
