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Las claves

En 2026 se cumplirán cien años del histórico vuelo del "Plus Ultra", el hidroavión que despegó de Palos de la Frontera (Huelva) y alcanzó las costas de Buenos Aires. Aquella gesta, protagonizada por un grupo de aviadores españoles, unió por primera vez la península ibérica con el otro lado del Atlántico Sur.

La travesía, que recorrió Brasil, Uruguay y Argentina, no solo abrió una nueva ruta aérea, sino que también estrechó los lazos con las naciones hermanas de Iberoamérica y marcó un hito en la historia universal de la aviación.

Aquel logro, acogido con entusiasmo dentro y fuera del país, simbolizó la voluntad de “llegar más alto, más lejos y más rápido” y devolvió a los aviadores españoles al centro de la innovación aeronáutica, tras la pausa impuesta por las campañas de pacificación en el norte de África.

Con motivo del centenario de aquella hazaña, el Ejército del Aire y del Espacio ha puesto en marcha un ambicioso programa conmemorativo que se desarrollará entre 2026 y 2035. La iniciativa, que coincide con los cien años de los grandes vuelos que abrieron las rutas transoceánicas y consolidaron la presencia de España en el mundo, fue presentada este jueves en un acto celebrado en el Real Alcázar de Sevilla.

Allí, el jefe del Estado Mayor del Aire (JEMA), el general del Aire Francisco Braco Carbó subrayó que “Estas hazañas fueron posibles gracias a un cuerpo técnico incansable, compuesto por ingenieros y mecánicos que entendieron que la fuerza de una nación no radica solo en sus recursos, sino en la voluntad de usarlos para abrir nuevos caminos.”

El general evocó el espíritu de aquellos pioneros que, con medios limitados y una navegación precaria, se atrevieron a cruzar océanos, desiertos y selvas para unir España con Iberoamérica, Filipinas o Guinea. “El desafío que afrontaron —añadió— podría compararse al que hoy encara la humanidad en la exploración del espacio.”

El vuelo del Plus Ultra inauguró una época en la que el avance técnico caminó de la mano del desarrollo operativo. Ese binomio, unido al arrojo y a la disciplina de los aviadores, se tradujo en una serie de gestas que impulsaron el transporte aéreo y recuperaron la conexión con los territorios más distantes de la antigua metrópoli.

Por su contribución a la expansión aérea y su audacia en los cielos, los aviadores españoles de aquel tiempo recibieron el prestigioso premio Harmon, máximo galardón aeronáutico internacional de la época, que consagró su nombre en la historia universal de la aviación.

De Palos a Buenos Aires: el espíritu del Plus Ultra

El primer gran hito se celebrará en 2026, cuando se cumpla un siglo del vuelo del Plus Ultra, el hidroavión comandado por Ramón Franco que en enero de 1926 cruzó por primera vez el Atlántico Sur desde Palos de la Frontera hasta Buenos Aires. “Aquel lema, Plus Ultra —más allá—, heredado de Carlos I, simboliza mejor que ningún otro el espíritu del aviador español”, recordó el general Braco.

El jefe del Estado Mayor del Aire (JEMA), el general del aire Francisco Braco. Ejército del Aire

Asimismo, rememoró cómo el aparato fue donado posteriormente a la República Argentina, en agradecimiento al pueblo que los recibió con entusiasmo. Hoy, una réplica de aquel hidroavión se conserva en el Museo de Aeronáutica y Astronáutica, y su gesta sigue inspirando a generaciones de pilotos.

Elcano, Atlántida y Jesús del Gran Poder

En 1926, el histórico vuelo del Plus Ultra no fue el único que elevó el nombre de España en los cielos. Ese mismo año, la Escuadrilla Elcano emprendió desde Cuatro Vientos una travesía de más de 11.000 kilómetros hasta Filipinas a bordo de tres Breguet XIX, consolidando la vocación expedicionaria de la aviación militar española.

Aquella misión, recordó el Jefe del Estado Mayor del Aire (JEMA), “sentó las bases de un Ejército del Aire que, cien años después, mantiene intacto su carácter expedicionario en misiones internacionales como Red Flag, Pitch Black o Pacific Skies”.

También en 1926, la Patrulla Atlántida, formada por tres hidroaviones Dornier Wal, surcó el Atlántico rumbo a Guinea Ecuatorial, volando siempre en formación. “Fue un ejemplo de disciplina y coordinación —señaló el JEMA— que refleja el espíritu de equipo que aún define a nuestros aviadores.”

Tres años más tarde, en 1929, el Jesús del Gran Poder despegaba del aeródromo de Tablada, a escasa distancia del escenario del acto conmemorativo, para afrontar una nueva aventura hacia América.

Detalle de la exposición sobre el Centenario de los Grandes Vuelos de la Aviación Militar Española. Ejército del Aire

Fabricado en Getafe, aquel avión batió el récord mundial de permanencia en vuelo sobre el mar para aeronaves terrestres. Hoy se conserva en el Museo de Aeronáutica y Astronáutica, como testimonio de una época en la que España competía de igual a igual con las grandes potencias de la aviación.

En los años que siguieron, una generación de pilotos intrépidos emprendió rutas imposibles y escribió algunas de las páginas más brillantes de nuestra historia aeronáutica.

Fue la década de los grandes vuelos, una era dorada en la que España, desde sus hangares y sus mares, se lanzó a conquistar el cielo con coraje, ingenio y una fe inquebrantable en el progreso.

Estas gestas, fruto de una meticulosa preparación y de un esfuerzo sobrehumano, exigieron a sus protagonistas enfrentarse a condiciones extremas y a lo desconocido, culminando con éxito misiones que parecían imposibles.

Con el estallido de la Guerra Civil en 1936 se pondría fin a lo que muchos consideran la década más brillante y decisiva de la Aeronáutica española.