La invasión rusa a Ucrania ha puesto de relieve la necesidad de contar con aeronaves especializadas en la recolección de información. Plataformas equipadas con todo tipo de sensores y sistemas —casi siempre secretos— que vuelan discretamente cerca de los dominios adversarios para recabar todo tipo de información.
Detección de movimientos de tropas en la región fronteriza, triangulación de ubicaciones de radares, geolocalización de sistemas antiaéreos, intervención de señales, escuchas de transmisiones de comunicación... Son solo algunas de las tareas que este tipo de aeronaves realizan al mismo tiempo que vuelan.
La Real Fuerza Aérea británica ha sido una de las más activas y, desde el comienzo de la contienda, uno de los referentes en cuanto a inteligencia para los ucranianos. Parte de este trabajo es gracias a aviones como el Boeing RC-135.
Ese modelo tan particular es uno de los estandartes de los aviones espía a nivel mundial. Y sólo Reino Unido tiene el permiso de operarlos fuera de Estados Unidos, país desarrollador y fabricante de la plataforma de inteligencia.
Hace sólo unos días, dos RC-135 de la Real Fuerza Aérea realizaron una misión de patrulla a lo largo de toda la frontera rusa. Despegaron de Reino Unido rumbo norte, hasta virar al este en la parte más septentrional de Finlandia para dirigirse posteriormente al sur.
Ruta aérea seguida por los aviones Rivet Joint de Reino Unido
Abandonaron espacio aéreo finlandés y se internaron en Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Eslovaquia y Rumanía para internarse unas cuantas decenas de millas en el mar Negro. Posteriormente, con el trabajo de espionaje finalizado, regresaron a su base británica.
En total, 12 horas de vuelo ininterrumpido en una sola misión en la que también participó un P-8A Poseidón de patrulla marítima.
El vuelo estuvo asistido por una avión de reabastecimiento en vuelo KC-135 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que amplió el alcance operativo de los dos aviones de la Royal Air Force (RAF) británica.
Misiones espía
La operación, según explican desde la Real Fuerza Aérea, se ha llevado a cabo tras repetidas incursiones en el espacio aéreo de la OTAN por parte de drones y aeronaves rusas durante el último mes. Y citan a Polonia, Rumanía y Estonia como los tres países afectados por ello.
Tanto el RC-135 Rivet Joint como el Poseidón están diseñados para recopilar inteligencia mediante diversos métodos que mejoran la conciencia operativa y proporcionan datos valiosos para el análisis, apuntan desde la RAF.
El Rivet Joint, tal y como lo describen, es una plataforma clave de inteligencia, vigilancia y reconocimiento. Está diseñado para escuchar una amplia gama de señales diferentes en todo el espectro electromagnético, lo que le permite interceptar comunicaciones militares.
RC-135 Rivet Joint en pleno vuelo
Por su parte, el P-8A Poseidón está especializado en guerra antisubmarina y es capaz de transportar torpedos y misiles antibuque. Esta aeronave se centró en la patrulla marítima sobre el mar Báltico y no voló siguiendo la frontera rusa con los países de la Alianza Atlántica.
En conjunto, estas aeronaves se coordinaron con los aliados de la OTAN en toda Europa, proporcionando conocimiento integral de la situación, monitorizando la actividad de flanco oriental y disuadiendo cualquier amenaza potencial al espacio aéreo, aseguran desde la RAF.
"Esta fue una misión conjunta importante con nuestros aliados de EEUU y la OTAN", ha declarado John Healey, secretario de Defensa británico.
"No sólo proporciona información valiosa para aumentar la conciencia operativa de nuestras Fuerzas Armadas, sino que envía un poderoso mensaje de unidad de la OTAN a Putin y a nuestros adversarios".
El Rivet Joint
Si bien la apariencia externa de los Rivet Joint difícilmente puede pasar desapercibida, los sistemas instalados en su interior conforman uno de los secretos mejor guardados por Estados Unidos, país encargado de diseñar, desarrollar y fabricar la aeronave.
A pesar de llevar más de 60 años de servicio, los detalles escasean y tan solo se conocen algunas pinceladas relacionadas con el personal que compone la dotación, pero prácticamente nada del equipo de sistemas que están integrados.
RC-135 Rivet Joint
La apariencia característica de la aeronave viene fundamentalmente por el elevado número de antenas y abultamientos tras los que se esconden los sensores que protagonizan su fuselaje.
Los RC-135 Rivet Joint disponen de todo un equipo de militares analistas de inteligencia que van a bordo de la aeronave. "Los operadores proporcionarán indicaciones y alertas para evitar amenazas y conciencia espacial de batalla", según recoge la propia USAF en una publicación sobre el avión.
Este equipo multidisciplinar está compuesto por analistas especializados en criptolingüística y en los idiomas esenciales para la misión que son los encargados de realizar las escuchas de las comunicaciones intervenidas.
Junto a ellos, un equipo de técnicos especializados en el rastreo de las señales, otros más dedicados a labores de guerra electrónica y unos cuantos más encargados de los sistemas de inteligencia.
En total, 26 tripulantes de cabina a los que hay que sumar los pilotos y los ingenieros de vuelo. La aeronave cuenta con 4 motores capaces de levantar las 136 toneladas que tiene de peso máximo al despegue e impulsarlos a una velocidad máxima de 933 kilómetros por hora.
La autonomía estimada de los RC-135 Rivet Joint es de 5.500 kilómetros (unas 5 horas), aunque cuentan con capacidad para ser reabastecidos en pleno vuelo. Lo que podría indicar que los KC-135 de Estados Unidos realizaron, al menos, dos maniobras de recarga de combustible.
