Navantia y el conjunto del sector de defensa española fueron protagonistas el pasado viernes de un nuevo hito para la industria naval nacional: la puesta a flote del submarino S-82 Narciso Monturiol, un paso más en los esfuerzos de la Armada por modernizar la flota submarina y reforzar sus capacidades en sigilo, autonomía y potencia bajo el mar.
Uno de los elementos tecnológicos que sustentan este salto cualitativo es el procesador táctico Linpro S-80P, desarrollado por la multinacional española Tecnobit – Grupo Oesía. Este procesador actúa como el auténtico núcleo de interoperabilidad del sumergible, ya que posibilita la conexión simultánea con las redes OTAN Link-11, Link-22 y JRE, esenciales para el intercambio de información táctica en tiempo real.
Gracias a esta tecnología, el S-82 puede comunicarse de manera fluida con otras plataformas aliadas -ya sean aéreas, navales o terrestres- y contribuir a la creación y mantenimiento de un Escenario Operacional Común (COP).
De esta forma, según señalan desde el fabricante del procesador, el buque incrementa significativamente su conciencia situacional, una ventaja crítica en operaciones en entornos multidominio.
La tecnología de Tecnobit no solo gestiona la adquisición y distribución de datos tácticos, sino que también optimiza su procesamiento para ofrecer una imagen precisa y actualizada del entorno operativo.
En el contexto actual, marcado por la creciente complejidad tecnológica y la necesidad de coordinación entre fuerzas aliadas, este tipo de sistemas ha transformado la gestión del combate, estableciendo un nuevo estándar en el intercambio seguro y eficiente de información.
Desde Grupo Oesía destacan que la integración de esta tecnología en el programa S-80 refleja su compromiso con la innovación aplicada a la defensa y la seguridad nacional. La compañía refuerza así su papel como actor estratégico en el desarrollo de tecnologías críticas y de alta especialización, clave para fortalecer las capacidades de las Fuerzas Armadas españolas y consolidar la soberanía tecnológica nacional.
El Narciso Monturiol, al igual que todos los submarinos de la clase S-80, cuenta con una eslora de 80,8 metros, un diámetro de 7,3 metros y un desplazamiento que se acerca a las 3.000 toneladas a plena carga.
Entre las aportaciones tecnológicas de los sumergibles desarrollados por Navantia destaca un sistema de propulsión independiente de la atmósfera, que permitirá obtener energía eléctrica a cualquier profundidad y permanecer semanas sin salir a la superficie.
Este sistema, conocido como AIP, se integrará de serie en los S-83 y S-84, mientras que los S-81 y S-82 lo recibirán en las grandes carenas programadas para 2028 y 2031.
El programa de submarinos S-80 genera empleo directo, indirecto e inducido para más de 6.000 personas y un impacto anual en el PIB español superior a los 250 millones de euros, según datos proporcionados por Navantia.
