Tras su aprobación presupuestaria en septiembre de 2023, el programa para dotar de aviones de vigilancia marítima al Ejército del Aire y del Espacio es uno de los más importantes dentro del Ministerio de Defensa. El modelo de aeronave elegido para tal fin es el C295, fabricado por Airbus en Sevilla, y cuya primera unidad acaba de salir de la línea de montaje.
Tal y como ha publicado Airbus Defence and Space en sus redes sociales, tras salir de la línea de ensamblaje final, el primer C295 de vigilancia marítica (MSA, por sus iniciales en inglés) se enfrenta ahora a la fase de desarrollo y pruebas de certificación.
Este es el último exámen que tiene que pasar en tierra firme, antes de poder ejecutar su vuelo inaugural, que está previsto que ocurra antes de finalizar este mismo 2025.
La unidad en cuestión es la primera de las 8 que comprenden el pedido inicial de España para el modelo, cuya entrega al Ejército del Aire y del Espacio se espera para el próximo año. "Será clave para incrementar y potenciar las capacidades de vigilancia marítima, reconocimiento y búsqueda y rescate", afirman desde Airbus.
El presupuesto total del programa. aprobado por el Consejo de Ministros, asciende a 2.034 millones de euros, en los que se incluyen otras 8 aeronaves del mismo modelo pero modificadas para tomar un papel en la guerra antisubmarina.
Con "la adquisición de 16 aeronaves, se procederá a recuperar las capacidades militares necesarias para cumplir los objetivos de la OTAN para España, y poder seguir garantizando los compromisos nacionales adquiridos en el seno de la Alianza", según Defensa.
Este mismo viernes, 1 de agosto, el último de los C295 adquiridos por India y fabricados en Sevilla puso rumbo al país asiático. De esta forma, finaliza el primer lote de aparatos, aunque no se finaliza con el pedido, ya que, a partir de ahora, se fabricarán en la ciudad india de Vadodara.
Los C295 MSA que se esperan serán el reemplazo natural de los CN-235 de vigilancia marítima que actualmente se encuentran operativos en el Ala 46 de Gran Canaria, Ala 48 en Getafe (Madrid) y Ala 49 en Mallorca.
Estos aviones de vigilancia marítima son pieza clave en algunas misiones internacionales en las que participa España, como la operación Atalanta, que lucha contra la piratería en el océano Índico y frente a las costas del Cuerno de África.
Avión C295 MPA liderando una formación junto con el C295 VIGMA
Incorporarán un equipamiento más avanzado para labores de SAR —salvamento y rescate— y mejores sistemas de búsqueda y localización. También incorporarán un sistema de detección y localización de teléfonos móviles Lifeseeker proporcionado por la también española Centum.
Gracias a a este sistema, el trabajo de las tripulaciones a bordo de las aeronaves se verá facilitado de forma notable ya que permitirá establecer un canal de comunicación entre la persona desaparecida y el equipo de rescate.
En cuanto a especificaciones, el C295W cuenta con una autonomía de 3.700 kilómetros a una altitud de 7.620 metros y a una velocidad de 480 km/h. El peso máximo al despegue alcanza los 23.200 kilogramos que consiguen despegar gracias a un par de motores Pratt & Whitney de 2.645 caballos de potencia cada uno.
Guerra antisubmarina
Junto con el C295 MSA, Airbus Defence and Space también tiene en su lista de pedidos 8 unidades de la variante MPA (Maritime Patrol Aircraft), la plataforma elegida por el Ministerio de Defensa para realizar labores de guerra antisubmarina.
Las características básicas se pueden resumir en "su capacidad para detectar e identificar buques de superficie y submarinos por medio de sensores específicos", según explicó el teniente coronel Enrique Montero, jefe del programa. Pero donde de verdad se encuentra el factor diferenciador es en el armamento que puede "portar y emplear".
La misión específica "está enfocada en la guerra antisubmarina, lo que implica el empleo de armamento que, en el caso del C295, serán torpedos u otro tipo de sistemas de armas que se puedan integrar en el futuro", ha explicado el propio Montero.
C-295 lanzando un torpedo
La necesidad urgente de reponer la capacidad de guerra antisubmarina en aviones —algunos helicópteros de la Armada ya cuentan con ella— hace que el armamento para "cazar y destruir el sumergible" estará integrado en la aeronave desde el primer ejemplar de la serie.
En abril de 2024, la española SAES firmó un acuerdo con Airbus Defence and Space para la adquisición e implementación de sistemas acústicos de sonoboyas en los aviones C295 MPA, una función que ya tenía en el P-3 Orion, retirado sin relevo a finales del 2022.
"Las misiones de defensa antisubmarina son complejas de operar, requiriendo participación y coordinación de plataforma de superficie y aéreas, como el C295, las cuales mejoran la probabilidad de éxito gracias a su capacidad de cubrir grandes áreas de operación".
Más allá del armamento y las sonoboyas, el C295 MPA contará con "un detector de anomalías magnéticas, un radar de apertura sintética, un sistema de observación electroóptico e infrarrojo y un sistema de autoprotección contra misiles", señaló el teniente coronel Montero.
Los torpedos serán de factura estadounidense, con los Mk46 o Mk54 como protagonistas. Estos se integrarán además en la familia de fragatas F-110 que actualmente construye Navantia en Ferrol, lo que facilita todo el proceso de compra, logística y posterior operación.
