El escenario que lleva vigente más de 3 años en la guerra de Ucrania ha puesto de manifiesto que los sistemas no tripulados juegan un papel fundamental en el campo de batalla. Estos drones —terrestres y aéreos— son los responsables de un número incontable de bajas, al mismo tiempo que desempeñan su función como repetidores de comunicaciones y plataformas de recolección de datos para los analistas de inteligencia.
Unas auténticas navajas suizas para la guerra que, poco a poco, también van permeando en el Ejército de Tierra español. Uno de los máximos exponentes de esta tecnología se encuentra en la Brigada de la Legión en Viator (Almería), donde se prueban algunos de los más avanzados del mundo.
Durante unos días, las áridas tierras almerienses han sido testigo de una serie de maniobras y ejercicios llevados a cabo por diferentes unidades empleando todo tipo de drones, simulando diferentes escenarios y recopilando información valiosísima sobre la conjunción de los diferentes elementos.
La actividad, desarrollada por el Centro de Fuerza Futura, se llevó a cabo en el campo de maniobras de la Base Álvarez de Sotomayor, ha tenido la duración de una semana completa en la que diferentes unidades y compañías privadas han trabajado mano a mano para la experimentación con drones en escenarios muy variopintos.
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Según ha explicado a EL ESPAÑOL el general José Manuel González, jefe de la División de Planes del Estado Mayor del Ejército, el personal ha probado "diversos experimentos en cuanto a técnicas, tácticas, procedimiento y también, por supuesto, materiales"; que les son muy útiles para la posterior evaluación.
Dependiendo de los resultados, esencialmente si son satisfactorios, la primera en recibir las novedades tecnológicas será la Brigada de la Legión, "que es nuestra Brigada Experimental", y la encargada de profundizar en las aplicaciones de cada uno de los sistemas.
Allí, en los primeros kilómetros de la falda sur de Sierra Alhamilla, las duras condiciones ambientales y la vasta extensión que ocupa la base son conforman la fórmula perfecta para llevar a cabo todo tipo de pruebas de la tecnología más avanzada del Ejército de Tierra.
Una vez finalizada la etapa almeriense, los experimentos válidos y aprobados van permeando al resto de unidades del Ejército de forma paulatina. Las actividades como la que se ha llevado a cabo en las últimas semanas "tienen un gran valor para nosotros, nos permiten conocer qué están desarrollando las empresas y poder transmitirles cuáles son nuestras necesidades".
Cambio de paradigma
Uno de los ejes sobre los que han girado los ejercicios es el profundo cambio cultural que suponen en el campo de batalla. "Ver cómo nos estamos transformando con esos medios robotizados, popularmente conocidos como drones", ha indicado a EL ESPAÑOL el teniente coronel Francisco Antonio Olivares Narváez, analista del Centro de Fuerza Futura 2035 de la División de Planes del Ejército de Tierra.
En el nuevo paradigma de los conflictos armados, el primer contacto con el enemigo no lo realizará una patrulla humana, sino un dron, un robot terrestre o una munición inteligente. Según indican desde el Ejército, esta realidad, cada vez más cercana, obliga a replantear el modo de pensar, entrenar y combatir.
Teniente coronel Olivares
La segunda pata de la demostración ha sido la de "poner en valor el mercado nacional, ya que se ha desarrollado todo con productos gestionados o producidos por empresas españolas", ha afirmado el teniente coronel Olivares. Esta aproximación se alinea con la "capacidad de ser autosuficientes en este tipo de productos".
"Queremos que la sociedad entienda que estamos adaptando nuestros procedimientos a los nuevos escenarios de conflicto, a todo lo que estamos viendo ahora mismo en la televisión de lo que ocurre en el mundo", ha continuado.
El ejercicio, llevado a cabo en la Base Álvarez de Sotomayor, se compuso de diferentes escenarios con el fin de demostrar el uso conjunto de las diferentes plataformas —aéreas y terrestres— desplazadas a Almería para la ocasión.
Transición hacia los drones
En el primer escenario planteado, un vehículo de reconocimiento (VERT) detecta una posición defensiva enemiga que, de forma automática, se transmite al puesto de mando a través de la aplicación Iris, un software desarrollado por el propio Ejército de Tierra. "Nos permitirá ver las imagines de esa posición e integrará esas coordenadas en TALOS", explicó el teniente coronel Olivares.
Consola de control de dron
TALOS es un sistema de mando y control en red que emplea el Ejército para la gestión de fuegos y asignación de tareas; donde se incluyen ahora sistemas avanzados como los drones, para la obtención de información como puestos avanzados.
Con las coordenadas establecidas en TALOS, los encargados del mando y control podrán asignar diferentes efectores para terminar con la amenaza. Este esquema se emplea "en muchos de los escenarios", apuntó el teniente coronel.
La composición esencial de este tipo de sistema, en su configuración elemental, consta de un detector —un sensor que sitúa el potencial objetivo—, un observador y un efector. En este último componente es donde radica la diferencia fundamental, ya que se puede emplear artillería convencional, drones FPV kamikaze, drones merodeadores o artillería desde medio no tripulado.
"El sensor detecta [el objetivo], lo marcamos en el mapa y, a partir de ahí, procedemos a abatirlo con el medio que se considere por parte del puesto de mando correspondiente", explicó Olivares.
Este procedimiento inicial de la demostración es lo que actualmente ya realizan en campaña, "pero nos sirve para identificar cómo vamos a introducir el resto de los nuevos medios".
Los nuevos medios a los que se refiere el teniente coronel pueden participar en todas las fases y segmentos de la cadena de sucesos antes descrita. Los drones pueden ser los detectores, observadores y, en última instancia, los efectores.
Dron Vector
En el siguiente escenario mostrado, el Ejército de Tierra empleó el dron Vector, de reciente incorporación, como plataforma de reconocimiento para "localizar al enemigo" y otra plataforma aérea como observador. El objetivo, en este caso, han sido dos vehículos terrestres.
El objetivo identificado por Vector se transfiere al puesto de mando y control y el dron abandona el área, tomando el relevo una aeronave no tripulada de observación que será la que fije el enemigo. Retransmite vídeo en tiempo real y sirve para que los operadores puedan saber si las amenazas se desplazan y su posición.
Desde el centro de mando se transfiere la posición a la munición merodeadora desplegada previamente, la cual también se compone esencialmente por un dron y cuenta con una carga explosiva a bordo.
El dron observador también sirve para evaluar "los daños que la munición merodeadora ha producido, por si tenemos que reiterar la acción", explicó Olivares, enviando una nueva plataforma con cargas.
Como parte de su avance tecnológico, el Ejército de Tierra se encuentra trabajando en varias categorías de munición merodeadora. Una que llega hasta 20 kilómetros, otra de 20 a 120 km y, la más avanzada, la que puede operar a más de 120 kilómetros.
"Es muy importante que la carga que puedan llevar sea capaz de destruir los carros enemigos", apuntó el teniente coronel. "Disparar una munición merodeadora a más de 15 kilómetros interesa para batir objetivos rentables".
Dron modificado para llevar granadas
Las Fuerzas Armadas españolas también se encuentran empleando enjambres de drones para realizar operaciones terrestres. "Este tipo de enjambre no trata de seguir a un líder hasta un objetivo", sino que lleva a cabo "misiones distribuidas".
En la demostración, el enjambre estaba compuesto por un total de tres drones. "Cada uno cubre un sector", explicó, con el fin de detectar objetivos y amenazas a neutralizar, al tiempo que se mantiene la zona monitorizada dada la capacidad de imagen del conjunto de drones.
Una vez realizada la observación y la identificación de la amenaza, el puesto de mando y control ordena el empleo de una munición merodeadora que se dirige, al igual que en el anterior escenario, contra el punto a batir.
"El objetivo del enjambre es buscar la máxima eficacia intentando manejar varios drones con un mismo operador", apuntó el teniente coronel Olivares. "Esto hace que las misiones aumenten [a una disponibilidad] 24/7, no se trata de sustituir personas, lo que vamos a hacer es darlas más capacidad".
También terrestres
Otro pilar fundamental del segmento dron dentro del Ejército de Tierra es el representado por los vehículos terrestres, conocidos por sus siglas en inglés UGV.
Para la primera demostración con esta clase de plataformas han empleado un UGV armado de EM&E (Escribano Mechanical & Engineering). Tras la detección mediante dron aéreo de una serie de personas en el campo, el robot terrestre fue teleoperado hasta la zona.
UGV con torreta de armas
El UGV incorpora una torreta estabilizada con un cañón para munición 7.62 milímetros que accedió a la zona donde se simulaba la presencia de los objetivos, en este caso unas dianas de siluetas humanas.
Dentro de esta misma línea, el Ejército de Tierra ha estado evaluando el empleo de drones cuadrúpedos —los conocidos perros robots de Boston Dynamics— como plataformas de logística. Estos sistemas son perfectos para el transporte de pequeñas cargas en terrenos accidentados.
En la demostración se simuló el suministro de munición a un grupo aislado, con imposible acceso por parte de otros tipos de vehículos. El perro robot se acercó al punto y, una vez recogida la carga, regresó a su origen mientras se monitorizaba desde el aire empleando un dron Vector.
El tercer y último escenario de utilización de sistema UGV es el protagonizado por el Alano. Este dron, fabricado por EINSA y Sener, simuló una evacuación médica durante las demostraciones.
"Una unidad propia recibe fuego de artillería y comunica al puesto de mando que tiene una baja", según detalló el teniente coronel Olivares, para poner en situación. "Para hacer este tipo de operación, y viendo que esta baja puede causar muchas más, se determina mandar un vehículo terrestre robotizado teleoperado desde el aire".
Todos los escenarios ejecutados por los militares tuvieron un importante componente de trabajo en la rama de las telecomunicaciones. Algunos drones desplegados funcionaron como repetidores de señales encriptadas para poder operar todo tipo de plataformas de forma segura y en las condiciones más complejas.
UGV Alano
"El Alano ya está en propiedad del Ejército de Tierra", tal y como recalcó el teniente coronel. Fuentes consultadas por EL ESPAÑOL han confirmado que un grupo de militares han estado recibiendo formación en las últimas semanas para poder manejarlo.
"Por el momento sólo es una unidad, aunque es un programa en el que se lleva trabajando algún tiempo con estrecha colaboración entre el Ejército de Tierra y la compañía", ha asegurado la misma fuente. "Aunque esperamos que se realice un pedido mayor de drones Alano pronto".
Esta plataforma cuenta con una camilla en la parte superior del chasis, así como una cámara para tener visión directa con la cara del paciente trasladado y conocer su estado.
El traslado de personal herido es, si cabe, más complejo desde el punto de vista de infraestructura de telecomunicaciones. El retardo de la señal tiene que ser mínimo para garantizar un manejo apropiado y que el paciente llegue al punto objetivo. Esto marca, literalmente, la diferencia entre la vida y la muerte.
Simulación de evacuación médica en UGV
"El manejo del dron terrestre es muy sencillo", indicó la misma fuente. "Se nota la persona que ha jugado a videojuegos porque está muy familiarizada con el mando de control que utilizamos, al final no es muy diferente", concluyó.
