Fethiye (Turquía)
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Donald Trump se presentó ante la prensa junto con su principal protegido en Oriente Medio, Benjamín Netanyahu, para anunciar un plan de paz de 20 puntos que el líder estadounidense ha catalogado de “histórico” y asegurado que pondrá fin a siglos de conflictos.

A pesar de las vías de esperanza para solucionar esta cruenta guerra, el contenido del documento y el lenguaje corporal de ambos mandatarios abren interrogantes: Trump hablaba jadeante y Netanyahu parecía irritado. Ninguno de los dos mandatarios ha aceptado preguntas al finalizar su rueda de prensa conjunta en Washington. El analista Nicholas Westcott, de la SOAS de Londres, ha subrayado la puesta en escena y el ímpetu de Trump por demostrar que ha puesto mucha presión sobre su homólogo israelí.

Las contradicciones pueden ser aún más profundas de lo que parecía. Aunque Netanyahu ha aceptado “formalmente” el documento, ha puesto “líneas rojas” que podrían hacer el plan inviable. Hamás no ha visto la propuesta oficial, los países árabes rechazan elementos clave y la Autoridad Nacional Palestina ha quedado marginada.

Los asesores de Trump ven esto como un test de credibilidad global del presidente Netanyahu, pero observadores de Axios señalan que el plan parece más bien diseñado para, por un lado, aplacar la ultraderecha israelí y, por otro, mostrar la supuesta victoria de Trump para una paz duradera sostenible.

5 razones por las que podría funcionar

1. Presión temporal y real de EEUU sobre Israel: El acuerdo presenta un plan claro de “rehenes primero” con relojes y cifras: es decir, existe una palanca real. La secuencia incluye un alto el fuego inmediato si ambas partes aceptan, además de la devolución de todos los rehenes en 72 h (vivos y muertos) por el canje de 250 cadenas perpetuas y 1.700 detenidos desde los atentados del 7 de octubre de 2023. Además, introduce verificables que faltaron en intentos previos, reduce zonas grises y da a cada lado un incentivo rápido y medible.

2. Mitigación del vacío de poder: El plan incluye una arquitectura de transición y de seguridad multilateral con control externo en el punto 9. La autoridad transitoria (AP) y una Fuerza Internacional de Estabilización (ISF), con participación árabe, con verificación del desarme y traspaso gradual hacia una autoridad palestina reformada, mitigan el vacío de poder y la captura facciosa durante la salida de Hamás. Esta es la piedra institucional que suelen romper las treguas. Aunque falta confirmar países concretos, la estructura teórica es más robusta que intentos previos unilaterales.

3. Respaldo árabe pragmático (aunque condicionado) como palanca real: Egipto y Emiratos Árabes Unidos expresaron respaldo al esquema como una “posible vía hacia paz duradera”, y ha sido consensuado por países de la Liga Árabe y Turquía. Además, aunque en el documento no se menciona Cisjordania, según Reuters, EAU habría presionado para que Netanyahu no entre en Cisjordania, bajo pena de no normalizar sus lazos diplomáticos con Arabia Saudí e Indonesia. Este precio regional le daría peso al acuerdo. También se ha recompuesto un canal operativo con Catar tras el ataque de Israel en Doha y la disculpa de Netanyahu. Según la misma fuente, la Casa Blanca facilitó un mecanismo trilateral para coordinar la seguridad y los rehenes.

4. Netanyahu ya aceptó públicamente el plan (aunque con objeciones internas): Netanyahu dijo ante la prensa con Trump que acepta el plan, lo que dificulta políticamente retractarse completamente. Tras una reunión de tres horas con enviados de Trump, las brechas entre EEUU e Israel se redujeron significativamente.

5. Amnistía estratégica y "salida honrosa" que puede fracturar a Hamás: El punto 6 ofrece dos opciones a combatientes de Hamás: amnistía si desarman o paso seguro a terceros países. Hamás debe liberar 48 rehenes, unos 20 vivos, en dos días, y los combatientes pueden salir de Gaza o recibir amnistía si renuncian a la resistencia a Trump. Esto puede dividir a los terroristas entre pragmáticos y radicales.

5 razones por las que puede naufragar

1. Hamás no ha aceptado (y dice no haber recibido formalmente el texto completo por parte de los negociadores egipcios y cataríes, según AP News). Sin aceptación y sin cronograma de desarme, todo es papel mojado. Además, la amnistía y la salida honrosa fractura podría enconar a las facciones más radicales de Hamás con nuevos atentados. Mientras tanto, las FDI israelíes intensifican ataques en Gaza con vehículos blindados explosivos autónomos.

2. La ventana de 72 horas roza lo impracticable. Rehenes dispersos, cadáveres por identificar y custodias en manos de la Yihad Islámica Palestina u otras redes hacen muy difícil cumplir el reloj del punto 4: si falla, la operación da munición a Netanyahu para culpar a Hamás y activar la “cláusula de ruptura”, señala The Times of Israel. El plazo de 72 horas para liberar a todos los rehenes es físicamente imposible. Se cree que Hamás tiene 48 rehenes, de los que unos 20 están vivos. Algunos están muertos, otros pueden estar en manos de Yihad Islámica u otras facciones. Parece logísticamente imposible reunir restos humanos dispersos en una Gaza devastada.

3. Legitimidad del “Board” cuestionada. El órgano de transición estaría presidido por Trump y por el ex primer ministro británico Tony Blair. El segundo arrastra un lastre de credibilidad en el mundo árabe, como señala Time. Mientras que Trump ha bloqueado en el Consejo de Seguridad de la ONU cualquier intento por frenar la masacre (catalogada como crímenes de guerra y hasta de genocidio) de Israel, y de proveer armas según un acuerdo firmado por Obama.

4. Cisjordania queda fuera del foco operativo. El paquete es “Gaza-primero”, sin incluir límites verificables a asentamientos o anexión de territorios palestinos, ni horizonte claro para Jerusalén Este. Árabes y palestinos pueden verlo como más bien una gestión del conflicto, no solución. (EAU lo ha puesto por escrito). Además, los países árabes rechazan un elemento clave: el desplazamiento forzoso de palestinos. Aunque Arabia Saudí, Turquía, Egipto y Jordania condenaron la propuesta de Trump de trasladar palestinos, el plan mantiene ambigüedad sobre “reubicación temporal”. Los saudíes han dicho que no normalizarán con Israel sin Estado palestino, una posición “no negociable”. Sin Riad, el plan carece de financiamiento y legitimidad regional.

5. Amenaza explícita de reanudar la guerra. Trump y Netanyahu han dejado claro que si las contrapartes no acepta el plan, “Israel acabará el trabajo”, es decir, continuará con la destrucción de Gaza. Ese gatillo reduce la confianza de entrada y puede convertir el proceso en ultimátum. Además, la coalición ultranacionalista de Netanyahu amenaza con colapsar: Ben Gvir y Smotrich, que controlan 13 escaños, se oponen al plan y amenazan con derribar el gobierno, según ha señalado Al-Jazeera. Ben Gvir declaró que Netanyahu “no tiene mandato para terminar la guerra sin derrota total de Hamas”. Los ministros de extrema derecha quieren ocupación total de Gaza y anexión de Cisjordania. Y la negativa de Netanyahu a incluir a la ANP en el plan de paz lo puede hacer inviable, ya que sin esta no hay un interlocutor palestino legítimo reconocido internacionalmente.

Y las 5 preguntas críticas que definen la viabilidad del plan

1. ¿Cómo se verifica el canje de 72 horas y qué pasa si hay discrepancias? El texto fija una secuencia precisa para liberar e intercambiar a todos los rehenes vivos y muertos por unos dos mil condenados palestinos, pero no define quién audita y certifica los listados y los restos ni qué consecuencias hay ante incumplimientos parciales.

2. ¿Qué significa la “Autoridad Palestina” y cuándo tomaría el control de Gaza? El documento menciona “la Autoridad Palestina” en los puntos 9 y 19, estableciendo que Gaza será gobernada inicialmente por un “comité tecnocrático palestino apolítico” supervisado por la “Junta de Paz” presidida por Trump y Tony Blair, y que este organismo “manejará la financiación para la reconstrucción de Gaza hasta que la Autoridad Palestina haya completado su programa de reformas”. Excluida la ANP, no mencionada en el plan, el documento no especifica plazos ni quién verifica el cumplimiento de las reformas requeridas. Esto da a Israel veto indefinido diciendo "reformas insuficientes" y manteniendo ocupación permanente.

3. ¿Qué países conformarán la Fuerza Internacional y quién pagará los 50.000 millones de dólares para reconstruir Gaza? El punto 12 asegura que los casi 2 millones de palestinos desplazados pueden regresar a Gaza, pero la franja está destruida y su reconstrucción según la ONU se cifra en más de 50.000 millones de dólares. El plan habla de “socios árabes” pero Egipto, Jordania y Arabia Saudí han rechazado acoger a los palestinos desplazados. Los países árabes propusieron un plan alternativo con hasta 20.000 millones sin desplazamientos. No hay compromisos financieros verificables ni lista de países para la ISF.

4. ¿Qué garantiza que Israel cumplirá la retirada total de Gaza? El punto 16 dice Israel no ocupará Gaza, pero mantendrá “una presencia perimetral de seguridad” hasta que Gaza esté asegurada contra amenazas terroristas. Recordemos que Netanyahu prometió ante ONU continuar guerra hasta destruir Hamas. Sin arbitraje internacional ni consecuencias vinculantes, ¿qué impide ocupación indefinida como en Cisjordania?

5. ¿Quién controla fronteras, espacio aéreo y aguas de Gaza durante la transición? ¿Y cómo se confirma la “desradicalización” de los terroristas? El documento no define métricas, plazos, ni auditor independiente, ni menciona las zonas palestinas ya anexionadas de facto por colonos israelíes. Sin indicadores públicos ni un árbitro que certifique cada fase, el control perimetral puede prolongarse indefinidamente y vaciar de contenido la promesa de autogobierno.