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El Gobierno de Benjamin Netanyahu ha demostrado una clara intención de establecer un control permanente sobre Gaza y asegurar una mayoría judía en la Cisjordania ocupada, denunció este martes una comisión de la ONU en un informe.

Así, la Comisión de Investigación de la ONU sobre el Territorio Palestino Ocupado detalla en su investigación la demolición sistemática y extensa de infraestructura civil por parte de las autoridades israelíes en los corredores y la zona de amortiguación de Gaza, lo que dio como resultado que Israel expandiera el control al 75% de la franja sur de Gaza en julio de este año.

"Las fuerzas israelíes también han alterado intencionalmente la geografía de Gaza" a través de la creación de corredores militares, la expansión de la zona de amortiguación fronteriza y el establecimiento de zonas de seguridad, señala.

La comisión de la ONU certifica que desde octubre de 2023 las políticas israelíes han demostrado una clara intención de trasladar por la fuerza a los palestinos, expandir los asentamientos judíos y anexar toda Cisjordania.

"Los crecientes ataques violentos de los colonos han provocado el desplazamiento forzoso de comunidades y la posterior judaización de zonas de Cisjordania", subraya el informe.

También destaca las operaciones militares en los campos de refugiados de Jenin, Tulkarem y Nur Shams, que dieron como resultado la destrucción de viviendas e infraestructura y el desplazamiento de residentes, acciones que la comisión considera injustificadas desde el punto de vista militar y equivalentes a un castigo colectivo.

El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, defendió que la operación había reducido drásticamente la amenaza de los grupos palestinos armados.

Israel rechaza el informe

Tras conocerse este informe, Israel ha rechazado las conclusiones del informe. "Hamás tiene intenciones genocidas contra Israel, en el informe está todo al revés. Esta comisión no pierde la oportunidad de revelar su verdadero carácter y su agenda política", señalan fuentes del Ejecutivo judío.

Los atentados terroristas del 7 de octubre perpetrados por Hamás mataron a 1.200 personas en Israel. Además, 251 personas fueron tomadas como rehenes tras los ataques.

En Gaza, más de 65.000 personas han muerto desde el inicio de la guerra, según datos del Ministerio de Salud local, en manos de Hamás, a lo que se suma el colapso de hospitales, una grave escasez de alimentos y una población civil al borde de la hambruna, según alertan organismos internacionales.

Organizaciones humanitarias globales denuncian que ciertas zonas del enclave ya sufren condiciones de hambruna, con miles de niños afectados por desnutrición severa, mientras la ayuda humanitaria sigue llegando de manera limitada y peligrosa.