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Jerusalén vivió este lunes por la mañana un nuevo episodio de violencia cuando dos atacantes armados abrieron fuego en el cruce de Ramot, al norte de la ciudad.

El tiroteo dejó al menos 15 personas heridas, siete de ellas en estado grave, y según varias fuentes internacionales también se registraron seis fallecidos, como adelantó Efe.

Entre los heridos, nueve han sido hospitalizados por herida de bala y otros tres por el impacto de cristales.

La Policía israelí confirmó que los dos agresores fueron “neutralizados” en el lugar.

El ataque comenzó poco después de las diez de la mañana, hora local, cuando los agresores dispararon contra transeúntes y pasajeros de un autobús que circulaba por la zona.

El servicio de emergencias Magen David Adom (MDA) informó que recibió la primera alerta a las 10:13 y envió varias ambulancias y unidades móviles de cuidados intensivos.

Las escenas descritas por testigos fueron de caos y pánico: víctimas tendidas en la carretera y las aceras, vehículos con cristales destrozados y ciudadanos tratando de resguardarse tras los coches.

En los últimos días, Donald Trump, expresidente de EEUU, ha lanzado una fuerte advertencia a Hamás, al considerar que Israel ya aceptó los términos de un plan de alto el fuego y liberación de rehenes.

Lo calificó como su “última advertencia” y afirmó que se está trabajando en una solución que “podría ser muy buena” para todos -especialmente para lograr el regreso de los rehenes- y que “pronto” habrá novedades al respecto.

Por su parte, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu convocó de urgencia una evaluación de seguridad tras el atentado en Jerusalén y anunció que pospuso su declaración en el juicio por corrupción.

Se mostró decidido a reforzar las medidas contra el terrorismo en respuesta al ataque, aunque sin ofrecer más detalles públicos sobre los próximos pasos

Reacción de Hamás

El grupo islamista Hamás conmemoró el ataque y lo calificó como obra de dos “luchadores de resistencia”.

En un comunicado, la organización afirmó que la acción constituye una “respuesta natural” a lo que describen como un genocidio en Gaza y a los crímenes de la ocupación israelí.

Según Hamás, la operación “en el corazón de Jerusalén” buscaba enviar un mensaje de que los planes de Israel en Gaza y en la Explanada de las Mezquitas “no quedarán impunes”.

Además, el grupo hizo un llamado a intensificar la confrontación contra tropas y colonos en Cisjordania.

Víctimas y respuesta

Las autoridades médicas trasladaron a los heridos a hospitales de Jerusalén, donde permanecen ingresados.

Cinco de ellos fueron catalogados inicialmente en estado crítico. Aunque la cifra de muertos no fue confirmada de manera uniforme por todos los medios, tanto The Guardian como Times of Israel y Jerusalem Post informaron de al menos cuatro fallecidos, lo que elevaría la gravedad del ataque.

Los dos atacantes fueron abatidos por fuerzas de seguridad en la misma escena. La Policía los describió como “terroristas” sin ofrecer de inmediato más detalles sobre su identidad o procedencia.

Contexto de tensión

El ataque en Ramot se produce en un momento de alta tensión en Jerusalén y Cisjordania, donde se han registrado en los últimos meses múltiples incidentes violentos, incluidos apuñalamientos y ataques con vehículos.

Este tipo de acciones armadas, que buscan provocar un gran número de víctimas en zonas transitadas, han aumentado la percepción de inseguridad entre la población civil.

Mientras tanto, las autoridades locales acordonaron la zona y mantuvieron un despliegue policial reforzado durante horas.

Imágenes difundidas por medios israelíes mostraban un amplio operativo con ambulancias, patrullas y unidades especiales, mientras la ciudad intentaba recuperar cierta calma tras la conmoción inicial.

Aunque no hubo reacciones oficiales inmediatas más allá de la confirmación policial y del MDA, la magnitud del ataque anticipa una respuesta firme de parte del gobierno israelí.

Para los habitantes de Jerusalén, en particular en barrios como Ramot, la violencia vuelve a irrumpir en la rutina diaria, recordando que la estabilidad en la región sigue siendo frágil y precaria.