Un equipo de consultores de Boston Consulting Group (BCG) desarrolló un modelo para la reubicación masiva de palestinos de Gaza en países como Somalia, Somalilandia, Egipto, Jordania y Emiratos Árabes Unidos, según ha revelado el Financial Times.
El proyecto, promovido por un grupo de empresarios israelíes, fue elaborado en el contexto de los planes para la reconstrucción de Gaza tras la guerra entre Israel y Hamás.
El modelo contemplaba un programa de traslado temporal y voluntario de hasta el 25% de los 2,1 millones de habitantes de Gaza.
La mayoría, según la previsión incluida en la presentación que se distribuyó a gobiernos de la región y a la Administración estadounidense, no regresaría.
La implicación de BCG en esta iniciativa, que nunca fue oficialmente encargada por ningún gobierno, desató fuertes críticas.
La empresa se vio forzada a desvincularse del proyecto, alegando que su socio principal había actuado sin autorización y fue despedido en junio tras "repetidamente engañar a sus superiores".
Somalia
El plan no solo preveía el traslado de población gazatí, sino que incluía proyecciones de crecimiento económico y beneficios para los países receptores.
En total, BCG estimaba 4.700 millones de dólares en beneficios económicos durante los primeros cuatro años para los estados que acogieran a los palestinos.
Somalia y la región separatista de Somalilandia estaban entre los destinos propuestos, a pesar de su inestabilidad política, pobreza extrema y conflictos internos.
Según fuentes cercanas al proyecto, EEUU habría iniciado conversaciones con Somalilandia para explorar un acuerdo más amplio, que incluiría el establecimiento de una base militar estadounidense a cambio del reconocimiento de su independencia.
“Riviera del Oriente Medio”
El origen del modelo se encuentra en la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), una iniciativa impulsada por empresarios israelíes y respaldada inicialmente por EEUU e Israel para redirigir la ayuda humanitaria fuera del sistema liderado por Naciones Unidas.
BCG participó en la configuración inicial de esta fundación hasta mayo, cuando abandonó el proyecto por la presión internacional.
Durante ese periodo, el equipo desarrolló una serie de escenarios económicos para un Gaza postconflicto.
Las proyecciones incluían la limpieza de escombros, inversión en infraestructuras, construcción de viviendas, hospitales y escuelas, así como desarrollo de sectores como el turismo o la manufactura avanzada. El horizonte temporal del modelo abarcaba diez años.
El propio Donald Trump había planteado la idea de vaciar Gaza para reconstruirla como un “Riviera del Oriente Medio”, y aseguró haber mantenido conversaciones con Egipto y Jordania para reubicar a los palestinos.
Según BCG, los países incluidos en el modelo no respondían a negociaciones reales, sino a escenarios de análisis derivados de propuestas promovidas por el presidente estadounidense.
Despidos y acusaciones
El proyecto ha sido condenado por los aliados europeos de Israel y calificado como un intento de limpieza étnica por funcionarios de la ONU.
Varios países árabes rechazaron rotundamente acoger a miles de gazatíes, por temor a que se tratase de una reubicación permanente que pudiera desestabilizar sus propios países.
BCG informó a un comité parlamentario británico que el socio a cargo del proyecto había recibido instrucciones explícitas de no trabajar en reconstrucción sin participación de la población afectada. El trabajo, considerado como "desarrollo de negocio", nunca fue facturado.
El escándalo ha causado un profundo daño reputacional a BCG, cuyo personal había creado un sofisticado modelo con estimaciones de PIB, empleo, desarrollo social y proyecciones de inversión privada, todo ello sin contar con el consentimiento de los gazatíes ni mandato oficial alguno.
