Después de casi dos años de guerra, más de 60.000 palestinos muertos, dos millones de desplazados y "el peor escenario posible de hambruna", según la evaluación de los expertos consultados por Naciones Unidas, Benjamin Netanyahu cree necesario "cambiar el método" de combate en Gaza. No para reducir el volumen de las operaciones militares, sino para extenderlas por todos los rincones de la Franja.
Salvo sorpresa, el primer ministro israelí anunciará este jueves su decisión de ocupar la totalidad del enclave palestino al término de la reunión del Gabinete de Seguridad. Los principales defensores del nuevo enfoque de la ofensiva fueron el ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, mano derecha de Netanyahu, y los titulares de Seguridad Pública, Itamar Ben Gvir, y Finanzas, Bezalel Smotrich, miembros más radicales de la coalición.
Ni Dermer ni Ben Gvir sirvieron en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). El paso de Smotrich por el Tzahal fue más bien discreto. El líder de la alianza Sionismo Religioso sólo realizó tareas administrativas durante sus catorce meses de servicio. Un jobnik, en el argot castrense. Los tres carecen de experiencia militar. Y sin embargo son las voces más beligerantes del Gobierno israelí.
Pero no son los únicos miembros del Gabinete de Netanyahu que sueñan con ocupar Gaza. El ministro de Cultura y Deporte, Miki Zohar, declaró ayer en el Canal 12 que "no queda otra opción más que la conquista total de la Franja de Gaza y la derrota de Hamás". El dirigente del Likud reconoce que el plan de ocupar por completo el enclave palestino "pondrá a los rehenes en peligro. Pero hay que resolver el asunto en Gaza, y no hay otra manera de hacerlo que con una conquista total de la Franja".
Ben Gvir y Smotrich ni siquiera verbalizan su preocupación por el destino de los rehenes. Proponen recuperar los asentamientos israelíes en Gaza que el difunto ex primer ministro Ariel Sharon consiguió desmantelar hace veinte años. Una decisión divisiva que motivó la dimisión en señal de protesta de Netanyahu, que ocupaba entonces la cartera de Finanzas.
"No quiero volver a Gush Katif, es demasiado pequeño y está demasiado abarrotado. [El futuro asentamiento] tiene que ser mucho más grande", declaraba a finales de julio Smotrich, en alusión al antiguo asentamiento colono en el sur de Gaza. Para el líder de la extrema derecha religiosa, la situación actual en la Franja permitía a los suyos "pensar en grande".
Los altos mandos de las Fuerzas de Defensa de Israel no comparten la hoja de ruta del Gobierno sobre la ampliación de las operaciones militares. Consideran que la nueva estrategia que impulsa Netanyahu entraña demasiados riesgos. Son zonas, como Ciudad de Gaza, densamente pobladas donde, además, permanecen los contados rehenes que siguen vivos.
Según el diario Haaretz, el jefe del Estado Mayor del Ejército, el teniente general Eyal Zamir, propuso ayer soluciones alternativas a la ocupación total del enclave palestino. Una expansión gradual de las operaciones que permitan a sus tropas detener la ofensiva en el caso de que se reanuden las negociaciones indirectas con Hamás. Por ejemplo. La cúpula militar apuesta por mantener las operaciones selectivas y el control de los corredores estratégicos que dividen la Franja.
Pero el ministro Zohar aclaró que la oposición de Zamir no supone un obstáculo para ejecutar los planes del Gobierno. "El nivel militar es operativo, pero no es el que toma las decisiones. Quien decide es el nivel político", remarcó el titular de Cultura y Deporte en el Canal 12. "En el momento en que el primer ministro tome una decisión definitiva, se presentará ante las cámaras y explicará su decisión al pueblo de Israel".
Ben Gvir se mostró algo más asertivo con Zamir. "Se exige al jefe del Estado Mayor que aclare con su propia voz que cumplirá plenamente las órdenes del nivel político, incluso si se decide ocupar y someter [Gaza]", escribió en redes sociales.
Las FDI, de todos modos, no se opondrán. "La propuesta pondrá en peligro a los rehenes —insistió Zamir durante la reunión del Gabinete de Seguridad de este martes—, pero nos estamos preparando para ejecutar la decisión, una vez que se tome, de forma inmediata".
Niños palestinos este lunes esperando a recibir comida en plena crisis humanitaria en Gaza.
El líder de la oposición, Yair Lapid, no tardó en criticar el nuevo enfoque. "La dirección que están tomando el Gabinete [de Seguridad] y el Gobierno de Israel llevará a que todos los rehenes mueran de hambre, por golpes y torturas, y estén en riesgo debido a la operación del Ejército israelí", escribió el ex primer ministro en la red social X. "Cada mañana nos despertaremos con más y más casos permitidos para su publicación. Y, a cambio, controlaremos a dos millones de palestinos: les pagaremos la electricidad y el agua, y les construiremos escuelas y hospitales con el dinero de los ciudadanos israelíes".
"Los reservistas seguirán pagando el precio de la evasión del servicio militar. Los contribuyentes, el precio de la anexión. Ese es el precio de un régimen militar, eso es lo que nos costará la anexión. Si conquistamos y anexamos Gaza, podemos olvidarnos de que los saudíes, los emiratíes o los europeos vayan a ayudar a financiar la vida de los palestinos", zanjó Lapid, cuyo principal argumento en contra de la ocupación no es humanitario, sino económico.
"La ocupación total de Gaza sería un desastre", advirtió, por su parte, el diplomático estadounidense Dan Saphiro, exembajador en Israel durante la presidencia de Barack Obama. "Rehenes muertos, civiles palestinos muertos, soldados de las FDI muertos, ocupación e insurgencia a largo plazo, mayor aislamiento de Israel, ausencia de ayuda árabe en Gaza, ausencia de normalización saudí o de ampliación de los Acuerdos de Abraham. Trump puede detener esto con una luz roja. Debería hacerlo".
Táctica o convencimiento
No queda claro si el plan de Netanyahu es una maniobra para elevar la presión sobre Hamás o el objetivo principal de la guerra. En cualquier caso, el activista israelí Gershon Baskin, experimentado en negociaciones con la organización islamista palestina, tiene claro que Hamás "no se rendirá ante Israel" por mucho que el primer ministro se lance a la ocupación total de Gaza.
No entregarán las armas. Máxime cuando la sociedad israelí, como explica el propio Baskin en conversación con este periódico, quiere "que la guerra termine cuanto antes y que los rehenes regresen a casa".
"El término de victoria total de Netanyahu no tiene un significado fijo. En principio, los objetivos de la guerra eran derrotar a Hamás y rescatar a los rehenes. Pero esto no ha sido así durante la mayor parte del tiempo", apunta Itamar Mann, profesor de Derecho Internacional en la Universidad de Haifa, en diálogo con EL ESPAÑOL.
"En febrero, Trump y Netanyahu anunciaron el plan de la Riviera de Gaza. Aunque eso también parece estar fuera de alcance en la realidad. A fecha de hoy, el tema de debate es la ocupación de toda la Franja de Gaza. Pero eso tampoco parece que vaya a traer ninguna victoria total", añade.
La Casa Blanca sigue sin adoptar una postura oficial sobre la intención de Netanyahu de ampliar las operaciones militares. Trump ni siquiera ha reaccionado a la misiva que le remitieron más de 500 antiguos oficiales del aparato de seguridad y del servicio diplomático israelí para pedirle detener la guerra.
Sobre este asunto, de todos modos, Mann considera que "sería engañoso sugerir que solo hay un único organismo de seguridad unificado". "Y no olvidemos que, recientemente, lo que tenemos como organismo de seguridad apoyó completamente a Netanyahu en lo que respecta a Irán. Y es posible que el ataque a Irán no sea el último", subraya.
El profesor de Derecho Internacional en la Universidad de Haifa, miembro de Médicos por los Derechos Humanos Israel (PHRI, por sus siglas en inglés), una de las dos primeras oenegés israelíes que concluyó que su país está cometiendo un genocidio en Gaza, admite que su mensaje ha calado en algunas partes de la llamada izquierda sionista. "La declaración sobre el tema del autor David Grossman es una muestra de ello", señala. "Pero aún queda un largo camino por recorrer en términos de reconocimiento real entre la sociedad israelí".
