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Las autoridades judiciales iraníes han informado este domingo de que 71 personas murieron en el bombardeo israelí de la semana pasada contra la prisión Evin de Teherán, donde se encuentran recluidos muchos presos políticos y opositores a la República Islámica.



“En el ataque a la prisión de Evin murieron 71 personas, entre ellas personal administrativo de la prisión, presos, familiares de presos que realizaban visitas y vecinos que vivían cerca de la prisión”, ha indicado el portavoz del Poder Judicial, Asghar Jahangir, a la agencia Mizan, relacionada directamente con la judicatura del país.

Estas víctimas se sumarían a los más de 1.000 iraníes -incluidos al menos 417 civiles- que murieron en la escalada del conflicto entre Israel e Irán, según el grupo Activistas de Derechos Humanos con sede en Washington.

Jahangir ha indicado además que el ataque, perpetrado el pasado 23 de junio -un día antes de que entrara en vigor el alto el fuego entre Israel e Irán- provocó un gran número de heridos, pero no ha aclarado cuántos.

Según la fuente, los proyectiles israelíes alcanzaron tanto la enfermería, como el edificio de ingeniería y la sala de visitas donde se celebraban reuniones entre familiares y presos, y allí murieron varias personas. Asegura que edificios residenciales de los alrededores también se vieron afectados.

El día del ataque, el Centro para los Derechos Humanos en Irán, con sede en Nueva York, criticó a Israel por atacar la prisión, diciendo que violaba el principio de distinción entre objetivos civiles y militares.

La prisión Evin de Teherán, considerada como un símbolo de la represión del régimen iraní contra cualquier oposición, es uno de los principales lugares de detención de disidentes y periodistas críticos al régimen.

El ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, confirmó el ataque contra la prisión el día que ocurrió y escribió en X: “¡Viva la libertad, carajo!”, frase emblema del presidente argentino, Javier Milei.



La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos consideró el ataque a la prisión como una grave violación del derecho internacional y pidió que se proteja a los reos independientemente de si sufren prisión arbitraria o cumplen condenas por delitos realmente cometidos.