Agencias

El máximo representante del Islam sunní, Arabia Saudí, y el sumo portavoz del Islam chií, Irán, han enterrado el hacha de guerra. Según informaron el pasado viernes, ambas potencias islámicas se han comprometido a retomar sus relaciones diplomáticas.

Esta noticia ha chirriado en los oídos estadounidenses, al contrario que la percepción por parte de China, el gran mediador. La potencia asiática se ha convertido en la protagonista de una competencia entre superpotencias que buscan que Oriente Medio encuentre cierta tranquilidad, con la prioridad de acabar con la cruenta guerra en Yemen.

"El papel de China en este acuerdo es una sorpresa. Se trata de su primera incursión diplomática real en Oriente Medio, tras años de creciente influencia económica. Hasta ahora, las iniciativas diplomáticas chinas, especialmente en el conflicto palestino-israelí, habían quedado sin respuesta. Se trata de una evolución interesante de la política exterior china en la región", afirma Camille Lons, investigadora en el International Institute for Stragic Studies (IISS), que tiene oficina en Baréin.

[Irán detiene a más de 100 sospechosos por los envenenamientos de cientos de niñas]

La pérdida gradual de la influencia estadounidense, visible en los roces con el estado saudita y sus continuos discursos sobre derechos humanos que no cuajan en la región, han hecho que China se haya posicionado en el centro de estos países ricos en petróleo.

En el 2016Riad cortó relaciones con Teherán tras los ataques sufridos en sus sedes diplomáticas en el país persa a raíz de la ejecución en el reino árabe del importante clérigo chií, Nimr al Nimr. Desde entonces, algunos países del Golfo han buscado mediar para que los archienemigos, las potencias chií y suní de Oriente Medio, se dieran la mano y reabrieran sus embajadas.

No fue hasta el año 2021 cuando comenzaron las conversaciones. "La verdadera mediación lleva varios años en marcha, facilitada por Irak, Omán y las potencias occidentales. Irán y Arabia Saudí iban a cerrar este acuerdo, con o sin el apoyo chino. China todavía no tiene la influencia política y de seguridad para obligar a los distintos actores a comprometerse. Es sobre todo un regalo de los saudíes e iraníes ofrecer esta victoria diplomática a los chinos", señaló Lons, analista centrada en las relaciones entre Oriente Medio y China, según indica EFE.

Para el profesor de Historia de la Universidad de Kuwait, Badr Saif, China desempeña "sin duda un elemento en la competición entre grandes potencias, pero no significa que el Golfo se esté yendo hacia el este o hacia el oeste. La primacía de Estados Unidos sigue intacta y no se estropeará por una intervención diplomática china. Si acaso, EEUU se beneficiaría de tal acuerdo".

Además, Saif hizo hincapié en el verdadero interés de Xi Jinping, lejos de su preocupación por la amistad entre potencias lejanas: la localización del Golfo y sus recursos naturales. China irá "donde éstos la lleven, ya sea al este, al oeste, al norte o al sur", sentencia.

Y lo cierto es que los intereses económicos de China están bien puestos sobre la mesa. El pasado 9 de diciembre, China se consolidó como el mayor socio comercial, con la firma de una treintena de acuerdos multimillonarios con Arabia Saudí, y uno de los principales aliados políticos del mundo árabe, tras la celebración de dos cumbres históricas en Riad en las que participó el presidente chino, Xi Jinping, en la que fue su primera visita a la región desde 2016.

La guerra en Yemen

Uno de los "primeros beneficiarios de este acuerdo", como apuntó Saif, puede que sea Yemen, que vive en guerra desde 2014 cuando los rebeldes chiíes hutíes, apoyados por Teherán, se alzaron en armas, tomaron la capital Saná y obligaron a exiliarse al que era el presidente, Abdo Rabu Mansur Hadi, a Arabia Saudí.

Precisamente es Arabia Saudí la que capitanea una coalición militar que interviene en Yemen desde 2015, fecha en la que comenzó a agravarse el conflicto hasta derivarlo en la peor tragedia humanitaria del planeta.

Pero el final de la guerra en el Yemen se dará cuando se "elimine la intervención externa activa, ya sea iraní o saudí. La discordia entre yemeníes seguirá siendo un problema entre yemeníes y es necesario que trabajen unos con otros para resolver los problemas de fondo a los que se enfrentan ellos y su país", augura Saif.

Según Jacopo Scita, analista de Bourse and Bazaar Foundation centrado en las relaciones entre Irán y China, es "difícil imaginar que Irán vaya a cortar lazos con los hutíes y que el grupo rebelde se vea obligado a ello por el acuerdo saudí-iraní", destacó en una entrevista con EFE.

Sin embargo, es "justo esperar que esto ayude a alcanzar una nueva tregua. Si la guerra en el Yemen termina, China señalará este acuerdo como parte del camino que conduce a la paz", zanjó.

Invitación a Irak

El presidente de Irak, Abdelatif Rashid, ha recibido una invitación oficial del presidente de la República Islámica de Irán para visitar el país persa. Rashid, ante la entrega de la invitación en su palacio, mostró su agradecimiento y orgullo, la cual "será atendida a la mayor brevedad posible".

También mostró su "felicidad" por el acuerdo conjunto entre Irán y el y Arabia Saudí para reanudar las relaciones entre ambos países, lo que consideró como el punto de partida para "más acontecimientos positivos a nivel regional e internacional".

En este sentido, destacó la importancia de la cooperación y coordinación conjunta entre los dos países para consolidar la seguridad y la estabilidad en la región, cuestión que requiere de un "trabajo serio para detener los conflictos y lograr la paz y la seguridad mundiales".

Por su parte, el embajador iraní expresó su agradecimiento y aprecio por "los esfuerzos de Irak en la organización de las rondas de diálogo" y "su importancia para alcanzar un acuerdo conjunto para reanudar las relaciones entre Irán y Arabia Saudí", según la misma nota.