Los servicios de inteligencia franceses presentarán en los próximos días pruebas de que las fuerzas del Gobierno sirio, presidido por Bachar al Asad, utilizaron armas químicas en el ataque realizado en la localidad Jan Shijún, en la provincia de Idleb, el pasado 4 de abril.

“Los servicios de inteligencia franceses y la inteligencia militar están realizando una investigación al respecto. Es cosa de días (que se divulgue el resultado) y tendremos pruebas de que el régimen (de Asad) realizó el bombardeo”, ha afirmado en televisión el ministro de Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, según Reuters.

“Tenemos pruebas que nos permitirán mostrar que el régimen utilizó a sabiendas armas químicas”, ha agregado.

Según la delegación británica en la ONU, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) habría determinado en su investigación que "se utilizó sarín o una toxina similar" en el ataque.

Casi un centenar de personas perdieron la vida, 31 de ellos niños, y decenas resultaron heridas en un ataque sobre la localidad siria de Jan Shijún, controlada por fuerzas rebeldes. La comunidad internacional condenó con dureza el ataque y los líderes de gobiernos europeos como Francia y Reino Unido o el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, señalaron a al Asad como responsable del ataque.

Al Asad, sin embargo, ha negado cualquier implicación en este ataque a Jan Shijún, ciudad de unos 75.000 habitantes controlada por el opositor Ejército Libre Sirio, y denunció que se trató de una maquinación de Occidente

En represalia por este ataque, Trump ordenó el bombardeo de una base militar siria en la noche del 6 de abril. Rusia e Irán se mostraron en contra de esta reacción, mientras que la Unión Europea y la OTAN se pusieron de parte de EEUU.

El Gobierno ruso de Vladimir Putin adivirtió de “consecuencias extremadamente graves” a causa del ataque estadounidense en Siria, aunque días más tarde, con la visita del secretario de Estado, Rex Tillerson, a Moscú, la tensión entre ambos países se rebajó ligeramente y acordaron apoyar una investigación sobre el mortífero ataque. Aun así, Moscú considera “absurdo” dejar de apoyar al presidente sirio, uno de sus principales aliados.

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Francia no es el primero que dice tener pruebas contra el régimen de Asad. El Gobierno turco afirmó a los pocos días del ataque que, tras realizar pruebas a las muestras tomadas a las víctimas, podía confirmar que se había utilizado un agente nervioso, en concreto, gas sarín.

Además, la Casa Blanca presentó pruebas “claras y consistentes” contra el régimen sirio, en base a pruebas fisiológicas, que demostrarían el uso de gas sarín contra la población.

El Pentágono ha abordado otra línea de investigación: el posible rol de Rusia en el ataque, bien porque lo conociera o porque pretendiera encubrirlo con un bombardeo posterior sobre uno de los hospitales donde fueron atendidas las víctimas del ataque. El propio Tillerson culpó a Moscú del ataque al no haber cumplido su papel de garante en el desarme químico que Asad pactó con la ONU tras la tragedia de Guta en 2013, en la que murieron más de 1.400 personas.