Las claves
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Países Bajos acude este miércoles a las urnas por tercera vez en menos de cinco años con el ultraderechista Partido de la Libertad (PVV), de Geert Wilders, como favorito en los sondeos a pesar de que es improbable que logre los apoyos suficientes para encabezar el próximo Ejecutivo por los vetos de sus rivales.
Las elecciones, convocadas tras el colapso de la coalición de Gobierno dirigida por Dick Schoof ante las presiones migratorias ejercidas por la
extrema derecha, tienen lugar ahora en un clima de insatisfacción, desconfianza y con una escena política cada vez más resquebrajada y polarizada marcada por el derrumbe de los liberales.
A pesar de que Wilders dio en verano un paso al frente y zanjó su alianza al considerar que sus socios de Gobierno no tomaban las decisiones
pertinentes, las encuestas dan ahora un 17% de los apoyos al PVV, lo que podría traducirse en unos 29 escaños -un descenso
37 actuales-.
El país, acostumbrado a negociaciones y pactos para lograr encajes parlamentarios que hagan viables las legislaturas, se dirige ahora a una
contienda que parece augurar resultados similares a los de las anteriores elecciones.
A pesar de ser el líder del partido mayoritario, Wilders ya fue vetado tras los anteriores comicios para asumir el cargo de primer ministro, un escenario que podría volver a repetirse en unas elecciones a las que se presentan 27 partidos que aspiran a los 150 escaños del Parlamento, actualmente repartidos entre 15 formaciones.
El electorado llega a la cita dividido y volátil tras una cadena de gobiernos inestables: los dos últimos gabinetes de Rutte cayeron en enero de 2021, por un escándalo de subsidios para padres, y en julio de 2023, por desacuerdos sobre la política de asilo.
La coalición que le sucedió -formada tras las elecciones de noviembre de 2023 y encabezada por el independiente Dick Schoof desde julio de 2024- colapsó en verano por la cuestión migratoria, lo que precipitó un adelanto electoral.
Según las encuestas, ningún partido obtendrá una mayoría absoluta para gobernar en solitario, como es tradicional en la política de coaliciones neerlandesa.
Vetos cruzados
El PVV, la derecha radical de Wilders, se mantiene como primera fuerza en los sondeos, con entre 29 y 31 escaños.
Le siguen el bloque de ecologistas y socialdemócratas GL-PvdA, liderado por Frans Timmermans; y el democristiano CDA, de Henri Bontenbal, ambos en una franja de 22 a 27 escaños.
Estas cifras reflejan los promedios ponderados de las encuestas publicados por Peilingwijzer.
El liberal progresista D66, el conservador VVD y la derecha nacional-conservadora JA21 se sitúan en un segundo grupo, con estimaciones de 12 a 17 escaños. El resto de partidos no superarían los cinco escaños cada uno.
El NSC, el partido centrista que abandonó el Gobierno de Schoof en agosto tras choques internos sobre la respuesta a la ofensiva israelí en Gaza, aparece ahora en algunas encuestas con uno o ningún escaño, pese a tener ahora 21 diputados.
Si se confirman estas previsiones, y dado el veto cruzado entre grandes partidos -varias formaciones rechazan gobernar con Wilders, y el VVD ha descartado compartir gabinete con una coalición de corte claramente de izquierdas- se anticipan negociaciones difíciles para formar una coalición que, previsiblemente, necesitará cuatro o cinco partidos.
