El presidente francés Emmanuel Macron ha designado este martes a Sébastien Lecornu como nuevo primer ministro tras la dimisión de François Bayrou, caído tras sólo nueve meses en el poder tras fracasar su plan de recortes.
El nombramiento convierte a Lecornu en el quinto primer ministro en menos de dos años, una rotación inédita en la V República.
La elección del hasta ahora ministro de Defensa ha confirmado la voluntad del jefe del Estado de mantener su agenda económica liberal, pese a la creciente presión política de la izquierda para que se decantara por uno de los suyos.
Otra moción de censura
Sin embargo, Lecornu ya tiene su primera piedra en el camino. La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon presentará una moción de censura contra el recién nombrado primer ministro desde que se abra la sesión parlamentaria, a menos que se someta voluntariamente a una moción de confianza en la Asamblea Nacional, algo que no tiene previsto hacer.
El Elíseo ha informado en un comunicado de que el presidente le ha encargado consultar a todas las fuerzas parlamentarias con el objetivo de alcanzar acuerdos “indispensables para los próximos meses”.
El reto más inmediato del nuevo Ejecutivo ha sido la aprobación de las cuentas públicas para 2026. El fracaso de Bayrou en esa tarea precipitó su caída. No reunió el apoyo necesario para pasar la tijera a un déficit que duplica el límite del 3% del PIB fijado por Bruselas. En caso de no lograr un acuerdo antes del 31 de diciembre, Francia encarará un escenario peligroso. Un escenario que incluye impagos y parálisis administrativa.
Quién es Sébastien Lecornu
El nombramiento no sorprende tanto por su perfil como por la renuncia de Macron a abrirse hacia la izquierda. Lecornu comenzó su carrera con 16 años, apoyando a Nicolas Sarkozy, y llegó a asesor gubernamental a los 22. En 2017 dejó a Los Republicanos para sumarse al movimiento de Macron. En 2022 dirigió su campaña para la reelección.
Al frente de Defensa, Lecornu ha impulsado el aumento del gasto militar y ha participado en la definición de la estrategia europea de seguridad. Su designación envía, pues, un mensaje de continuidad en un contexto internacional marcado por la incertidumbre.
Pero el margen de maniobra parlamentario es estrecho. Con los socialistas en contra, el Gobierno depende de Marine Le Pen y Jordan Bardella.
El recibimiento no es prometedor. La líder de Reagrupamiento Nacional, el primer partido en las encuestas, ha tuiteado que “el presidente tira la última bala del macronismo, atrincherado en su pequeño círculo de fieles”. También ha vaticinado que “el próximo primer ministro se llamará Jordan Bardella”.
El nombramiento, a su vez, coincide con una tensión social que recuerda a la de 2018. Este miércoles se esperan protestas masivas y violentas bajo el lema “Bloqueo total”. La policía, de hecho, prepara un despliegue de 80.000 agentes para afrontar la jornada.
