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Un caso insólito ha sacudido al sistema sanitario británico. Neil Hopper, un reputado cirujano vascular de 49 años, fue condenado este jueves a 32 meses de prisión tras admitir que había congelado deliberadamente sus piernas con hielo seco para provocar su amputación y, posteriormente, cobrar más de medio millón de euros en indemnizaciones de seguros.

El tribunal de Truro lo declaró culpable de dos cargos de fraude por falsa representación y de posesión de material pornográfico extremo relacionado con prácticas de castración y mutilación.

Según la investigación, Hopper falseó reclamaciones ante Aviva y Old Mutual Health, asegurando que había perdido las piernas por sepsis, cuando en realidad se trataba de lesiones autoinfligidas.

Con el dinero recibido - 546.000 euros- financió la compra de una autocaravana, un jacuzzi, una estufa de leña y reformas en su vivienda, como recoge The Guardian.

El juez James Adkin subrayó que se trató de un plan sostenido en el tiempo para obtener beneficios económicos de un daño provocado de forma consciente por su fijación sexual.

Vínculos peligrosos

El caso salió a la luz tras las pesquisas policiales sobre Marius Gustavson, conocido como el “EunuchMaker”, condenado el año pasado a cadena perpetua por liderar una red clandestina de modificaciones corporales extremas, incluidas amputaciones y castraciones a menores de hasta 16 años.

Hopper estaba vinculado a ese círculo y consumía vídeos de sus procedimientos.

El cirujano trabajó en el Royal Cornwall Hospitals NHS Trust desde 2013 hasta su suspensión en marzo de 2023, tras ser arrestado por primera vez.

Meses después fue suspendido del registro médico y, paralelamente, su esposa inició los trámites de divorcio.

La dirección del hospital insistió en que no existen pruebas de que la conducta criminal de Hopper afectara a sus pacientes, pero varios exenfermos -incluidos algunos que pasaron por amputaciones- ya han contactado con abogados de negligencias médicas para revisar sus casos.

Obsesión sexual

La Fiscalía recalcó que Hopper había soñado durante años con la amputación de sus piernas y que el proceso le producía excitación sexual.

Lejos de ocultarlo, llegó a dar entrevistas a la BBC y a participar en un documental de la televisión galesa S4C tras la operación, disfrutando de la atención mediática.

Incluso fue preseleccionado en un programa de la Agencia Espacial Europea para aspirantes a astronautas con discapacidad.

Futuro arruinado

Además de la condena de prisión, la justicia impuso a Hopper una orden de prevención de daños sexuales por diez años y abrió un procedimiento para confiscar los bienes adquiridos con el dinero del fraude. Todo apunta a que perderá su vivienda.

El escándalo ha tenido un eco significativo en el Reino Unido, no solo por la gravedad de los delitos, sino también por la paradoja de que un cirujano especializado en salvar extremidades haya terminado amputándose las suyas para satisfacer una fantasía.

El caso, además, plantea un dilema en torno a la vigilancia sobre los profesionales sanitarios y el límite entre la vida privada y la confianza pública depositada en quienes ejercen la medicina.