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Donald Trump y Ursula von der Leyen han iniciado este domingo, poco después de las seis de la tarde hora continental, su decisiva reunión para tratar de sellar un acuerdo arancelario de mínimos que evite una guerra comercial total entre Estados Unidos y la Unión Europea a partir del 1 de agosto.

En declaraciones a la prensa antes de comenzar el encuentro, que se celebra en el complejo de golf que el presidente de Estados Unidos tiene en la localidad escocesa de Turnberry, ambos mandatarios han cifrado en un 50% las posibilidades de cerrar un trato este domingo.

Tanto Trump como la presidenta de la Comisión han destacado que, de concluirse, un eventual pacto arancelario entre la UE y EEUU sería "el más grande" concluido hasta ahora. No obstante, el presidente de EEUU ha insistido en que la UE ha sido "muy injusta" con su país en materia comercial.

El presidente de Estados Unidos ha dicho que la reunión en Escocia durará alrededor de una hora.

"Me gustaría lograr un acuerdo. Creo que es bueno para ambos, pero diría que hay un 50-50 (de posibilidades). Tenemos tres o cuatro puntos conflictivos en los que preferiría no entrar. Los vamos a discutir, pero creo que el principal punto de fricción es la equidad", ha señalado Trump.

"Hemos tenido dificultades con el comercio con Europa, muchas dificultades, y me gustaría verlo resuelto", ha insistido el presidente de EEUU en una larga comparecencia conjunta con Von der Leyen (casi media hora) en la que él prácticamente ha monopolizado el uso de la palabra, mientras que la alemana, que parecía extremadamente incómoda en todo momento, apenas ha hablado.

"Nosotros estamos abiertos a los productos europeos. Lo hemos estado desde siempre (...) Europa es muy cerrada. No vendemos coches en Europa. No vendemos en gran medida productos agrícolas", se ha quejado el presidente de EEUU.

"Si queremos vender coches en Europa, no se nos permite. Y, como sabes, ellos venden millones y millones de coches: Mercedes, BMW, Volkswagen. Muchos coches diferentes y muchos millones de coches", ha insistido Trump.

En sus dos intervenciones buenísimas, Von der Leyen también ha dicho que "tenemos un 50% de posibilidades de alcanzar un acuerdo". "Y, en efecto, se trata de reequilibrar. Se puede llamar equidad o reequilibrio", ha agregado.

"Tenemos un superávit, Estados Unidos tiene un déficit, y tenemos que reequilibrarlo. Tenemos una relación comercial excelente. Es un volumen de comercio enorme el que tenemos juntos. Así que lo haremos más sostenible", sostiene la presidenta de la Comisión.

"Usted es conocido como un negociador duro y un artífice de acuerdos. Lo que lograríamos si tenemos éxito es el mayor acuerdo que cualquiera de nosotros haya alcanzado", ha destacado Von der Leyen en un intento de apelar a la vanidad de Trump, que enseguida ha entrado al trapo.

"Tenemos buenas posibilidades de resolverlo. Probablemente lo sabremos en aproximadamente una hora, no debería llevar tanto tiempo. Es complicado, pero en realidad no es tan complicado cuando se llega al fondo del asunto", sostiene el presidente de EEUU.

Eso sí, Trump ha dejado claro que no va a rebajar el arancel general del 15% a la mayor parte de los productos europeos, que es el eje central del principio de acuerdo negociado entre Bruselas y Washington.

En sus respuestas a los periodistas, Trump se ha quejado de que la Unión Europea, a diferencia de Estados Unidos, no está suministrando ayuda humanitaria a Gaza, y Von der Leyen no se ha atrevido a rebatirle.

El presidente de Estados Unidos ha criticado además la política migratoria comunitaria y se ha quejado de nuevo de los aerogeneradores, que según ha dicho destruyen el paisaje y son una energía muy cara.

La presidenta de la Comisión ha dicho que Bruselas está endureciendo el control de fronteras, pero tampoco le ha rebatido sobre las energías renovables.

Bruselas y Washington trabajan en un borrador de acuerdo que, siguiendo el modelo del reciente trato entre EEUU y Japón, mantendría un arancel general del 15% a la mayoría de productos comunitarios, sin que la UE pueda adoptar medidas de represalia. 

Se trata de un resultado muy alejado de la propuesta original que le hizo Von der Leyen a Trump de rebajar a cero de forma recíproca todos los aranceles a los productos industriales, incluyendo los coches.

Sin embargo, la mayoría de Estados miembros se han resignado a aceptar esta solución desequilibrada para la UE con el objetivo de evitar un mal mayor: que Trump imponga un arancel general del 30% a todas las importaciones europeas a partir del 1 de agosto, tal y como amenazó en una carta a principios de julio. 

Este recargo equivaldría a una prohibición total del comercio entre las dos orillas del Atlántico, según la Comisión Europea. Las negociaciones, que empezaron prácticamente tras el regreso de Trump a la Casa Blanca, se centran ahora en establecer si habrá o no excepciones a este arancel general del 15%.

En Bruselas alegan que un acuerdo arancelario con Trump, aunque no responda a los objetivos que se había marcado inicialmente la UE, dará "estabilidad" y "previsibilidad" a las empresas y los consumidores a ambos lados del Atlántico, en lugar de los giros constantes de los últimos meses.

Desde abril, Estados Unidos aplica aranceles a alrededor de un 70% de las importaciones desde la UE. En concreto, un recargo del 50% al acero y aluminio comunitarios, una tasa del 25% a los coches y piezas de vehículos y una tarifa plana del 10% al resto de productos.

Hasta ahora, Bruselas ha ido aplazando una y otra vez las medidas de represalia para dejar más espacio a la negociación. Sin embargo, la mayoría de Gobiernos están dispuestos a responder con contundencia si este último intento de negociación entre Von der Leyen y Trump fracasa.