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La historia es harto conocida en Ucrania y ya figura en muchos de los libros que abordan su guerra contra Rusia. Resulta que en la madrugada del 24 de febrero, con los rusos avanzando imparables hacia Kiev tras haber cruzado la frontera desde Bielorrusia, un alto funcionario del Kremlin llamó a uno de los lugartenientes de Volodímir Zelenski para exigir la rendición del presidente. El lugarteniente, llamado Andriy Yermak, escuchó atentamente al emisario de Vladímir Putin y, cuando terminó de hablar, ofreció su respuesta: “Que te jodan”. Acto seguido colgó el teléfono.

Teniendo en cuenta semejante contestación, y la determinación demostrada por un pueblo ucraniano que más de tres años después continúa revolviéndose contra la invasión rusa, un observador extranjero podría extrañarse al ver, en las protestas masivas que están teniendo lugar estos días en las principales ciudades del país, el nombre de Yermak en los carteles que porta la gente. “Yermak fuera”, se escucha gritar en ellas. “Vete a la mierda, Yermak”. Y otras expresiones parecidas.

El enfado tiene que ver con una ley recién aprobada que pretende anular la independencia a las dos agencias anticorrupción ucranianas. Aunque la presión –tanto popular como por parte de los aliados internacionales de Kiev– parece haber surtido efecto y Zelenski acaba de plantear una reforma para garantizar que ambas agencias puedan seguir operando al margen del control político, muchos ucranianos consideran el amago la enésima injerencia de Yermak. Y la gota que ha colmado el vaso de su paciencia. De ahí que pidan su expulsión de los círculos de poder.

Pero… ¿quién es realmente Andriy Yermak? ¿De dónde sale? ¿Cómo ha sido capaz de amasar tanta influencia?

Lo primero que hay que entender, dice un funcionario de Bruselas consultado por EL ESPAÑOL que conoce bien las dinámicas del país eslavo, es que “el sistema ucraniano es presidencial-parlamentario y más presidencial que parlamentario”. Con esa ecuación en mente, añade esta persona, lo siguiente que hay que entender es que “toda presidencia ucraniana tiene uno o dos cardenales grises; figuras en la sombra que concentran mucho poder”. Una definición que encaja con el perfil de Andriy Yermak.

Hijo de un diplomático soviético

A diferencia de otros asesores de Zelenski, Yermak no procede del séquito de amigos que lleva acompañando al presidente ucraniano desde su infancia. Tampoco forma parte del equipo que estuvo con él en los tiempos de la productora televisiva Kvartal 95; la gran aventura empresarial de Zelenski antes de meterse en política. O sea: de la época en la que brilló como actor. Ni siquiera surge del entramado policial o militar del país.

En ese sentido, Yermak –nacido en Kiev en el mes de noviembre de 1971– es una rara avis. Hijo de la clase acomodada que existió en la Ucrania soviética, pues su padre fue un diplomático de la URSS, decidió estudiar Derecho Internacional en la Universidad Tarás Shevchenko. Aunque muchos de sus compañeros de clase aprovecharon las conexiones familiares para marcharse a Occidente y probar fortuna en los grandes despachos anglosajones, Yermak optó por quedarse en su ciudad natal y ejercer de abogado local.

Así es como conoció a Zelenski: tras ofrecer asesoría legal a una televisión local llamada Inter TV. Entonces –hablamos del año 2011– Zelenski no era solo una estrella nacional gracias a su aparición en varias películas sino que ya ejercía como productor del canal. Conectaron enseguida. “Me di cuenta de que era una persona muy inteligente”, le contaría el propio Yermak a Christopher Miller, el corresponsal del Financial Times en Ucrania, muchos años después. “Me gustó cómo hablaba de su mujer y de sus hijos”.

Tras entrar en contacto con la industria del entretenimiento, Yermak fundó un grupo de medios y se convirtió en productor de varias películas que no dieron mucho de qué hablar pero que le ayudaron a posicionarse dentro del sector mediático. En paralelo, mantuvo el contacto con Zelenski.

Yermak dio el salto a la política a comienzos del 2019, cuando Zelenski le invitó a unirse a su campaña presidencial. Después de ganar los comicios de aquel año, el nuevo presidente de Ucrania quiso que el abogado se convirtiese en su asesor principal en asuntos internacionales. Fue un nombramiento que sorprendió a sus allegados porque Zelenski andaba rodeado, fundamentalmente, de gente que conocía muy bien. Lo dicho: amigos de la infancia, viejos compañeros de actuación, etcétera.

Una de las misiones que Zelenski encomendó a Yermak fue poner fin a la guerra que se había estado gestando en el este de Ucrania desde los primeros meses del 2014; tras la anexión de Crimea por parte de Rusia y las revueltas separatistas del Donbás (las cuales contaban con el apoyo de Moscú). De ahí que en la madrugada del 24 de febrero el alto funcionario del Kremlin llamara a Yermak; en la capital rusa era una figura conocida debido a su rol como el principal negociador de Kiev.

Asimismo, Yermak también se convirtió en el principal nexo entre Zelenski y el círculo de Donald Trump, que entonces disfrutaba de su primer mandato en la Casa Blanca. Una relación que no terminó de florecer debido a las exigencias de Trump, que buscaba en Zelenski un aliado que abriese una serie de investigaciones en torno a los negocios ucranianos del hijo de Joe Biden, Hunter, para tratar de perjudicar a su rival político. El líder ucraniano no cedió y eso ayudó a la sintonía que se instaló entre Kiev y Washington cuando, poco después, Biden fue elegido presidente. O sea: a partir del 2021.

Aquel episodio, dice Miller, “marcó el inicio de la evolución de Yermak hasta convertirse en el principal intermediario del presidente”. Tan es así que a día de hoy, en calidad de jefe de gabinete de Zelenski, parece imposible acceder al líder ucraniano sin pasar antes por él. Hay quien dice, incluso, que tiene más poder real que su jefe.

Dentro del estamento militar, de hecho, se le atribuye la decisión de resistir en la ya legendaria ciudad de Bakhmut contra viento y marea… y contra la opinión de muchos comandantes que estaban sobre el terreno. Aunque los rusos sufrieron muchísimas bajas tratando de tomar el enclave, la resistencia ucraniana también se cobró un precio muy alto. Demasiado alto, según algunos expertos. Asimismo, parece que fue él quien asesoró a Zelenski de cara a la desastrosa reunión con Trump y JD Vance en el Despacho Oval.

“Es el presidente, el primer ministro, el ministro de Asuntos Exteriores… es todos los ministros juntos”, le explicaba un embajador occidental al corresponsal del diario británico. Otra persona le advirtió de que pocos dentro del Gobierno ucraniano se atreverían a hablar públicamente de Yermak por miedo a perder su trabajo o sufrir otro tipo de consecuencias. “Una predicción –sentencia Miller– que resultó ser cierta”.

Tatárov: ecos de la vieja guardia

“No tengo tan claro que Yermak sea el demonio que algunos están pintando”, cuenta el funcionario europeo consultado por EL ESPAÑOL antes de añadir que desde el 2022, y hasta fecha bastante reciente, Yermak ha sido una pieza clave para Ucrania a la hora de obtener cooperación internacional.

“Él es muy leal a Zelenski, así que mi duda es cuánto de todo esto ha sido él por cuenta propia y cuánto ha sido el propio Zelenski”, dice en alusión a la ley que pretendía despojar de su independencia a las agencias encargadas de investigar la corrupción en Ucrania. “Lo que sí tengo claro es que, a nivel interno, el trato que están dando a la oposición deja mucho que desear”.

Al hilo de esto último, el funcionario europeo apunta a uno de los miembros del equipo de Yermak: Oleg Tatárov, actual jefe adjunto de la Oficina del Presidente y “una figura de la vieja guardia ucraniana que concentra mucho poder en todo el entramado policial”. “Su presencia es una de las cosas que más irrita a la sociedad ucraniana”, añade.

Entre otras cosas porque, más allá de conducirse siguiendo la opacidad de las viejas élites del país, como jefe adjunto del Ministerio del Interior ucraniano durante la presidencia de Víktor Yanukóvich, Tatárov participó activamente en la represión contra los activistas del Euromaidán. La ola de protestas europeístas que, tras meses en las calles, logró derrocar a Yanukóvich. “La intuición me dice que Tatárov es quien se encuentra detrás de esta ley”, concluye esta fuente.

Tatárov fue, por cierto, una de las personas que recibió en Kiev al controvertido abogado Andréi Portnov poco antes de que fuese tiroteado a las puertas de un colegio en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón el pasado mes de mayo.

El “sicario” de Yermak

Sea quien sea la persona dentro del Gobierno ucraniano que más ha hecho por tratar de acorralar a las agencias anticorrupción, la gran pregunta es por qué lo ha hecho sabiendo el enfado que iba a causar entre buena parte de la sociedad y, también, entre los aliados internacionales de Ucrania en una época tan delicada para el país.

Lo cierto es que Tatárov parece tener unos cuantos incentivos para ello ya que, según la prensa local, lleva varios años siendo objeto de investigaciones que le vinculan con unos cuantos casos de corrupción. Es más: hace cinco años llegó a estar imputado en un tema de sobornos que, finalmente, no llegó a nada.

Claro que culpar a Tatárov implica, de una forma u otra, culpar también a Yermak porque es él quien mantiene al primero dentro de los círculos de poder. De hecho, son varios los diplomáticos occidentales consultados por Miller que definen a Tatárov como el “sicario” de Yermak; alguien que ofrece protección o amenaza con consecuencias gracias al control que tiene sobre las agencias de seguridad y policiales ucranianas.

“A través de ese rol –escribe Miller citando a sus fuentes– Tatárov ha presionado a los investigadores anticorrupción, paralizado procesos judiciales y fomentado una aplicación selectiva de la ley que protege a los aliados mientras mantiene a raya a los oponentes”. Y añade: “Varios casos de alto perfil han perdido misteriosamente impulso al toparse con las agencias que trabajan bajo la órbita de Tatárov”. Éste, como era de esperar, ha negado todas las acusaciones al respecto.

Y luego está el caso del hermano menor de Yermak: Denís. Un empresario que ha sido señalado en repetidas ocasiones de estar metido en corruptelas y a quien el mismísimo jefe de la inteligencia militar ucraniana, Kyrylo Budánov, ha acusado de haber utilizado el cargo de su hermano para enriquecerse de una manera no muy transparente.

“Zelenski ha elegido mal a parte de su círculo”

“Creo que Zelenski está limpio pero también creo que ha elegido mal a una parte de su círculo”, contesta el funcionario europeo al ser preguntado si, quizás, el presidente ucraniano podría tener algún interés estrictamente personal en cortarle las alas a las agencias anticorrupción.

Su opinión es, también, la de muchos ucranianos de a pie que se están manifestando estos días en las calles del país. No parecen buscar la dimisión de Zelenski sino que éste dé marcha atrás, como ya parece estar haciendo, en el tema de la ley y que despida en el proceso a las manzanas podridas que hay dentro de su Gobierno.

“El daño [causado por este ataque a las agencias anticorrupción] ha sido muy importante, pero seguimos trabajando porque esto [la guerra y, en última instancia, el futuro de Ucrania] es mucho más grande que un puñado de personas concretas”, sentencia el funcionario de Bruselas.