En la Rusia de Vladímir Putin las anomalías se reproducen. El cuerpo del exministro de Transportes, Roman Starovoit, apareció este lunes sin vida a las afueras de Moscú. Tenía 53 años, mujer y dos hijas. Varios medios rusos filtraron una noticia de alcance que la portavoz del Comité de Investigación, Svetlana Petrenko, no tardó en confirmar. El cadáver de Starovoit se encontraba en el interior de su vehículo personal, un Tesla. El coche estaba aparcado en el distrito de Odintsovo, periferia moscovita.
Esa misma mañana, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, había anunciado la destitución del ministro de Transportes sin explicar los motivos. Se limitó a puntualizar que, en esta ocasión, la destitución no respondía a la habitual "pérdida de confianza", una terminología recurrente cuando se producen este tipo de salidas del Gobierno. Las razones eran otras.
El cese de Starovoit coincidió con la batería de drones ucranianos que colapsaron el tráfico aéreo de Rusia. Según los datos oficiales, entre el sábado y el lunes, las aerolíneas cancelaron 485 vuelos, 88 tuvieron que ser desviados y 1.900 sufrieron retrasos. Las autoridades cifran el balance de pérdidas en varios miles de millones de rublos.
El cuerpo de Starovoit presentaba una herida de bala, según la prensa rusa. En la escena, las autoridades rusas encontraron una pistola Makarov, un arma honorífica que recibió a manos de la dirección del Ministerio del Interior por sus méritos especiales en la seguridad ciudadana en 2023, cuando aún no había asumido la cartera de Transportes.
La agencia de Petrenko considera el suicidio como hipótesis principal. Según el digital Mash, Starovoit estaba trabajando este mismo lunes en la sede del Ministerio. La revista Forbes, que cita fuentes de la investigación, sostiene, en cambio, que pudo haber muerto en la madrugada del domingo. El diputado oficialista Andréi Kartapólov, que preside el Comité de Defensa de la Duma, abonó esta última hipótesis en los micrófonos de RTVI y aseguró que Starovoit falleció "hace bastante tiempo". Las versiones, de todos modos, son infinitas.
Unas horas después de que las autoridades confirmaran su muerte, los canales de Telegram vinculados a los servicios de seguridad rusos empezaron a difundir que el exgobernador de Kursk, Alexéi Smirnov, detenido en el marco de una macrocausa de corrupción, había testificado en su contra.
Según el medio RBC, el propio Starovoit, que precedió a Smirnov en el cargo de gobernador de Kursk, también estaba siendo investigado en esa causa por recibir, presuntamente, mordidas relacionadas con la construcción de fortificaciones en la región fronteriza que, en agosto del pasado año, el Ejército ucraniano consiguió invadir en una internada relámpago.
La construcción de fortificaciones en Kursk comenzó justo después de que el Kremlin pusiera en marcha la denominada "operación militar especial" en Ucrania. En otoño de 2022, Starovoit , entonces gobernador, anunció la construcción de dos líneas de defensa en la divisoria de la región. Obras que, sin embargo, no impidieron que las tropas ucranianas conquistaran en tiempo récord 1.300 km² de territorio y un centenar de localidades de Kursk. Los de Volodímir Zelenski ni siquiera encontraron resistencia.
El actual gobernador de Kursk, Alexander Khinshtein, cifra en 19.000 millones de rublos el presupuesto asignado por la Federación Rusa para construir refugios, puestos de tiro, fortines, pirámides antitanque y fosos. Del montante total, tanto Starovoit como Smirnov, que permanece en prisión preventiva, malversaron presuntamente más de 4.000 millones de rublos. Más de 40 millones de euros al cambio.
Según RBC, la investigación judicial rusa hunde sus raíces en la mala calidad de los "dientes de león", una suerte de bloques de hormigón diseñados en forma de pirámide para impedir el avance de los vehículos blindados.
Según el diario Kommersant, las autoridades rusas planeaban detener a Starovoit en la noche del lunes. "Los medios informan que estaba a punto de ser acusado de robo. Quizás entendió que sería arrestado y que tendría que testificar contra otra persona. Quizás entendió que sería acusado y enviado a prisión", señala Oleg Ignatov, analista principal para Rusia del International Crisis Group, en conversación con EL ESPAÑOL. "Sólo podemos especular", lamenta.
El sustituto elegido por Putin es su número dos, el viceministro de Transportes, Andréi Nikitin, que gobernó el óblast de Nóvgorod. Su experiencia, recoge la nota del Kremlin, permitirá que "el Ministerio, un organismo de suma importancia, cumpla con sus tareas y funciones". Lo que desprende del comunicado es que, bajo la dirección de Starovoit, no lo ha hecho.
Starovoit no ha sido, sin embargo, la única baja en el Ministerio de Transportes. Uno de sus subordinados sufrió en la tarde de ayer un paro cardíaco. Andréi Korneichuk, subjefe del Departamento del Fondo de Tierras de la Agencia Federal de Carreteras, "se levantó bruscamente durante una reunión y cayó muerto", según Shot, un canal de Telegram vinculado a los servicios de seguridad. Tenía 42 años.
Los oligarcas, en el punto de mira
El turno de Andréi Badalov llegó una semana antes de las muertes de Starovoit y Korneichuk. El cuerpo sin vida del vicepresidente de la empresa estatal petrolera rusa Transneft apareció, sospechosamente, "debajo de la ventana de una vivienda" en el oeste de Moscú, según la agencia estatal TASS. Tenía 62 años.
En paralelo, las autoridades rusas impidieron abandonar el país al oligarca Konstantin Strukov, director general de Yuzhuralzoloto, el tercer mayor productor de oro de Rusia. Blanco de sanciones de Estados Unidos, la Unión Europea y Reino Unido, Strukov pretendía volar con destino Turquía desde la región de Cheliábinsk, en los Urales, cuando los servicios de seguridad detuvieron el despegue de su jet privado, un Bombardier valorado en 50 millones de dólares que, según la agencia federal de aviación, Rosaviatsia, figura como "incautada" en los registros.
En las imágenes que filtró Kommersant, Strukov aparece inmovilizado en la cabina del avión, rodeado del personal de seguridad. Un hecho que sorprende al tratarse de alguien que, además de su cargo de responsabilidad en la gigante aurífera, vicepresidente de la Asamblea Legislativa regional de Cheliábinsk y miembro de Rusia Unida, el partido de Putin.
El magnate, de 66 años, intentó abandonar el país días después de que la Fiscalía lo demandara con el objetivo de confiscar sus bienes. No en vano, los fiscales lo acusan de haber utilizado su influencia política para adquirir activos lucrativos en los sectores del oro y el carbón, registrándolos a nombre de familiares y allegados. Una práctica extendida en la Rusia de Putin, por mucho que la ley no lo permita.
El caso de Strukov pone de relieve los riesgos a los que tienen que hacer frente las empresas en Rusia, especialmente aquellas que dirigen empresarios con doble ciudadanía, residencia en el extranjero o cargos públicos, como es el caso del director general de Yuzhuralzoloto.
Desde el inicio de la invasión a gran escala de Ucrania, las autoridades rusas han redoblado esfuerzos para nacionalizar activos con los que financiar su maquinaria bélica.
Los riesgos no hacen sino aumentar ahora que Rusia encara el momento más delicado para su economía en los últimos tres años y medio. Tanto, que el ministro ruso de Economía, Maxim Reshetnikov, confesó la pasada semana durante el Foro Económico Internacional de San Petersburgo que "las cifras muestran que [la economía] se está enfriando". "Juzgando por el ánimo del sector empresarial en este momento, básicamente ya estamos al borde de caer en recesión", apuntó en declaraciones recogidas por la agencia Interfax.
¿Guarda relación con las sanciones occidentales? "No, esto se debe principalmente a una política deliberada del Banco Central, que elevó el tipo de interés al 21% (actualmente es del 20%) para frenar la inflación y evitar el recalentamiento de la economía", traslada a este periódico Ignatov.
"El presupuesto también tiene sus propios problemas relacionados con la caída de los precios del petróleo y la subida del rublo, pero se trata de una cuestión aparte que aún no ha tenido graves repercusiones negativas en la economía", añade el especialista. "El Banco Central ha declarado que tiene previsto seguir bajando los tipos. Veremos qué ocurre a continuación. Pero, por ahora, se trata de una situación creada por el hombre, no el resultado de las sanciones".
