Las autoridades ucranianas han advertido recientemente sobre una nueva y sistemática campaña del Kremlin destinada a captar a menores de edad. Según el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), los adolescentes son atraídos con promesas de dinero a cambio de realizar tareas como fotografiar instalaciones sensibles —incluidas bases militares— o incluso transportar explosivos sin conocer su contenido.
A simple vista, parecía un adolescente más revisando su teléfono en un autobús. Sin embargo, en su bolsillo llevaba coordenadas e imágenes de objetivos militares, presuntamente destinadas a los servicios de inteligencia rusos.
El joven, de 16 años, fue detenido en la ciudad de Dnipró acusado de espionaje. De acuerdo con el SBU, había sido reclutado por agentes del FSB ruso a través de Telegram, una aplicación que Moscú estaría utilizando cada vez más para captar a menores ucranianos con la promesa de dinero fácil.
La detención se produjo, según fuentes del SBU, en el momento en que el adolescente levantó su teléfono móvil cerca de una instalación militar. Había recibido instrucciones detalladas para fotografiar infraestructuras defensivas y enviar los datos de geolocalización a través de canales encriptados, según informaban el Financial Times y The Guardian.
La inteligencia recogida podría haber sido empleada para dirigir ataques con misiles o drones, como los que han devastado infraestructuras clave en el país en los últimos meses. Tan solo esta semana, un bombardeo ruso sobre Dnipró dejó al menos 20 muertos y más de 170 heridos.
No se trata, sin embargo, de un caso es aislado. Las autoridades ucranianas alertan de una estrategia orquestada desde Moscú para desestabilizar al país desde dentro.
Menores huérfanos, desplazados por la guerra o simplemente necesitados de dinero fácil –a menudo para comprar un móvil nuevo– están siendo convertidos en armas contra su propio país: "El enemigo comete crímenes contra la seguridad nacional, incluso reclutando a nuestros propios ciudadanos", denunciaba el jefe del SBU, Vasyl Maliuk.
Desde la primavera pasada, Ucrania ha arrestado a más de 700 personas implicadas en espionaje, sabotaje y tramas de atentados dirigidos por Rusia, según el portavoz del SBU, Artem Dekhtiarenko.
De ellos, cerca de 175 –el 25%– son menores de 18 años. Algunos colaboran conscientemente, otros son engañados: "Los menores no comprenden las consecuencias de sus actos", advirtió.
Lo que comenzó como simples actos vandálicos, como incendiar coches o transformadores eléctricos, ha escalado hacia el uso de adolescentes como terroristas suicidas. En marzo, dos chicos de 15 y 17 años intentaron colocar una bomba en una estación de tren en Ivano-Frankivsk.
El artefacto, escondido en una mochila, explotó antes de tiempo –presuntamente activado de forma remota por sus reclutadores rusos– matando a uno de ellos e hiriendo al otro, junto a dos civiles.
En otro caso, una joven de 19 años fue arrestada tras detonar un explosivo dentro de un patinete eléctrico donado al Ejército ucraniano. Había recibido instrucciones para fabricarlo a través de un canal de ofertas de trabajo en Telegram.
Rusia recurre incluso a formatos disfrazados de juegos. Misiones tipo "búsqueda del tesoro" son utilizadas para captar a menores que creen estar compitiendo por una recompensa económica. En diciembre, dos amigos de 15 y 16 años fueron interceptados en Járkov mientras realizaban tareas de reconocimiento para ataques aéreos.
Ante el auge del fenómeno, el Gobierno ha lanzado una campaña nacional de prevención. Mensajes de alerta se difunden por SMS, en vallas publicitarias, trenes y escuelas.
El eslogan: "¡No quemes lo tuyo! ¡Quema al enemigo!". Según la policía juvenil, medio centenar de menores han reportado intentos de reclutamiento solo en mayo.
Pero esta situación plantea un dilema legal. Muchos menores detenidos están siendo juzgados como adultos bajo la ley marcial, enfrentándose a penas de hasta cadena perpetua por sabotaje, colaboración o alta traición.
Organizaciones como Human Rights Watch piden que se apliquen estándares internacionales de justicia juvenil: “Incluso en tiempos de guerra, deben priorizarse la rehabilitación y reintegración de los menores”, dijo Yulia Gorbunova, investigadora de HRW.
Las autoridades ucranianas afirman que se están respetando los derechos procesales de los adolescentes acusados, quienes han tenido acceso a representación legal. Aunque aún no ha comenzado ningún juicio, algunos podrían celebrarse este mismo año.
