La Asamblea Nacional de Francia ha aprobado este lunes por unanimidad un proyecto de ley impulsado por Gabriel Attal, el secretario general de Renacimiento, el partido del presidente Emmanuel Macron, para elevar a rango de general de brigada al capitán de origen judío Alfred Dreyfus, condenado en 1895 a cadena perpetua por alta traición en un caso alimentado por el antisemitismo.
"Más de 130 años después, la representación nacional honra los valores y principios de la República, lo que viene a hacer justicia. Viene a devolver todo lo que se le debe a este hombre que luchó por Francia. Un héroe francés", ha subrayado Attal en redes sociales.
El texto, que pretende ser un acto de reparación casi 130 años después del caso Dreyfus, pasará ahora al Senado.
El caso Dreyfus fue uno de los escándalos judiciales y políticos más impactantes de la Francia de finales del siglo XIX, y su eco se sintió en toda Europa.
Todo comenzó en 1894, cuando el capitán Alfred Dreyfus, un ingeniero militar de origen judío y alsaciano, fue acusado de haber entregado documentos secretos del ejército francés a Alemania.
La acusación se basó en un memorando interceptado, conocido como el bordereau, que contenía información clasificada.
Un juicio lleno de irregularidades
Dreyfus fue detenido tras una trampa montada por el Estado Mayor: se le pidió que escribiera una carta bajo dictado para comparar su caligrafía con la del documento incriminatorio. Aunque la prueba no fue concluyente y Dreyfus negó con vehemencia su culpabilidad, fue arrestado y encarcelado en la Prisión de Cherche-Midi en París.
El juicio militar que siguió estuvo plagado de irregularidades. Se celebró a puerta cerrada y se presentaron pruebas manipuladas o directamente falsificadas, además de testimonios poco fiables.
«El capitán Dreyfus delante del Consejo de Guerra», ilustración de Le Petit Journal del 23 de diciembre de 1894, por Henri Meyer.
El ambiente antisemita de la época, exacerbado tras la derrota francesa en la guerra franco-prusiana y la pérdida de Alsacia, hizo que la opinión pública y la prensa se volcaran contra Dreyfus, quien fue visto como un traidor y un chivo expiatorio perfecto por su origen judío.
El 22 de diciembre de 1894, un tribunal militar lo condenó por unanimidad a la degradación militar, la destitución de su rango y la deportación perpetua a la Isla del Diablo, en la Guayana Francesa.
La ceremonia de degradación fue especialmente humillante y pública, en la que, ante 20.000 personas, le arrancaron sus insignias y rompieron su espada ante centenares de oficiales y una multitud hostil.
Cuadro de Henri Meyer que reproduce el momento de la ceremonia de degradación del teniente coronel francés Alfred Dreyfus, víctima del célebre Caso Dreyfus.
El verdadero traidor
Durante su destierro, Dreyfus vivió en condiciones inhumanas, aislado en una pequeña cabaña de piedra, sometido a la censura y a castigos adicionales como el "doble cierre", que consistía en permanecer atado e inmóvil durante largos periodos.
Mientras tanto, en Francia, la familia de Dreyfus, liderada por su hermano Mathieu, luchaba por demostrar su inocencia.
Portada de Le Petit Journal donde informa del encarcelamiento de Dreyfus.
Un año después de la condena, el coronel Georges Picquart, jefe del contraespionaje, descubrió que el verdadero traidor era el mayor Ferdinand Walsin Esterhazy, pero el Estado Mayor se negó a revisar el caso y desplazó a Picquart a África.
El escándalo se agravó cuando el escritor Émile Zola publicó en 1898 su célebre carta abierta Yo acuso, dirigida al presidente de la República, en la que denunciaba la conspiración y la injusticia cometida contra Dreyfus.
El artículo polarizó aún más a la sociedad francesa, dividiéndola entre dreyfusards (partidarios de Dreyfus) y antidreyfusards (sus detractores).
Alfred Dreyfus en su habitación de la Isla del Diablo en 1898, recortado de una estereografía vendida por F. Hamel.
Finalmente, tras años de lucha, revisiones judiciales y escándalos públicos, Dreyfus fue reenjuiciado en 1899 y nuevamente condenado, aunque con circunstancias atenuantes.
No fue hasta 1906 cuando fue completamente exonerado y reintegrado al ejército con el grado de jefe de escuadrón
El caso Dreyfus dejó una profunda huella en la historia de Francia, evidenció el arraigado antisemitismo y la fragilidad de la Justicia en un contexto de tensiones nacionalistas, y contribuyó a fortalecer los ideales republicanos y la separación entre la Iglesia y el Estado.
Además, marcó un antes y un después en la percepción de los derechos civiles y la lucha contra la injusticia institucional en Europa.