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Desde que se conoció que Donald Trump asistiría al funeral del papa Francisco en Roma, la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, había intentado concertar una cita allí con el presidente de Estados Unidos para tratar de desescalar la guerra arancelaria. Al fin y al cabo, la alemana ostenta la competencia de dirigir la política comercial de la UE en nombre de los 27 y Trump es el que tiene la última palabra en materia de aranceles, por encima de las opiniones discrepantes de los miembros de su Gobierno.

La prensa italiana había especulado incluso sobre la posibilidad de una reunión bilateral entre Von der Leyen y Trump que se celebraría en la embajada de Estados Unidos en Roma. "Estamos examinando posibilidades de que haya un encuentro, pero no hay nada confirmado. El principal objetivo de la visita de la presidenta Von der Leyen a Roma es asistir al funeral del papa Francisco, si surgen otras oportunidades en los márgenes del funeral, se aprovecharán", decía este jueves la portavoz de la presidenta, Paula Pinho, que se negó a confirmar si se había realizado una petición formal a la Casa Blanca.

Al final, no ha habido reunión bilateral y Von der Leyen ha tenido que conformarse con un breve saludo con Trump en presencia de su esposa Melania y del presidente del Consejo Europeo, António Costa. Se trata de la primera vez que los dos mandatarios se ven cara a cara desde el regreso del exmagnate inmobiliario a la Casa Blanca. En este "breve intercambio", Von der Leyen y Trump "han acordado reunirse", pero no han fijado ni lugar ni fecha. En contraste con el ninguneo a la presidenta de la Comisión, el exmagnate inmobiliario sí ha aceptado reunirse con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Este encuentro al máximo nivel entre Von der Leyen y Trump es urgente porque, pese a la pausa de 90 días que el presidente de EEUU ha decretado en su guerra comercial (que expira a mediados de julio), continúa aplicando a la UE un recargo del 25% al acero, el aluminio y los coches y un gravamen general del 10% al resto de productos, que subirá hasta el 20% si no hay acuerdo al final de la tregua. En contraste, Bruselas sí ha congelado completamente su primer contragolpe contra EEUU, que consistía en un gravamen del 25% a productos icónicos estadounidenses por valor de 21.000 millones de euros en represalia por los recargos al acero.

Trump ha acusado reiteradamente a Bruselas de aprovecharse de EEUU en materia comercial e incluso ha dicho que la UE se creó para "joder" a Estados Unidos. Pero en su encuentro en la Casa Blanca con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, una de las líderes europeas con las que tiene más afinidad ideológica, el presidente norteamericano aseguró: "Habrá un acuerdo comercial, 100%".

Uno de los principales problemas con el que está chocando Von der Leyen es que Trump ni siquiera quiere hablar con ella. Desde la misma noche de su victoria electoral en noviembre de 2024, la presidenta ha intentado sin éxito cerrar un encuentro cara a cara con él para negociar.

Que se sepa, el único contacto telefónico que la alemana ha conseguido entablar con Trump fue el 7 de noviembre para felicitarle por su regreso a la Casa Blanca. En esa conversación hablaron de "defensa, Ucrania, comercio y energía". El presidente de Estados Unidos y la jefa de la Comisión sólo se han visto en persona una vez: fue el 21 de enero de 2020 en la cumbre de Davos, cuando él encaraba el final de su primer mandato y ella acababa de llegar a la Comisión.