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Sobre el objetivo final hay acuerdo unánime entre los 27 Estados miembros: la UE debe negociar con Estados Unidos algún tipo de acuerdo en materia comercial para poner fin a la guerra arancelaria desencadenada por Donald Trump, que ya ha provocado una sangría en las bolsas de todo el mundo y amenaza con desencadenar una recesión también global. La propuesta de la presidenta Ursula von der Leyen es que las dos partes reduzcan a cero los aranceles para los productos industriales, empezando por los coches.

"La UE tiene tiene una trayectoria fuerte y coherente de defensa ambiciosa de las rebajas arancelarias. Esta es la posición que adoptamos con todos nuestros socios. Este ha sido también nuestro mensaje a la administración Trump, con la que hemos dialogado de forma activa en las últimas semanas. Estamos dispuestos a explorar una gama de opciones, empezando por un principio claro: reducir las barreras para un beneficio mutuo y compartido. La mejor forma de reciprocidad es simple: aranceles cero para todos los productos industriales en ambos lados", alega Bruselas.

En lo que difieren los Estados miembros es en qué táctica debe adoptar Bruselas para forzar a Trump a sentarse en la mesa de diálogo. Los países que comparten más afinidades ideológicas con la Casa Blanca, como la Italia de Giorgia Meloni o la Hungría de Viktor Orbán, abogan por mantener indefinidamente la política de mano tendida. Una posición que también comparte Irlanda, uno de los países que más perdería con una escalada por su dependencia de las grandes plataformas estadounidenses.

En el extremo contrario se sitúan Alemania y sobre todo Francia, que abogan por una política de "agresividad máxima", con el argumento de que el lenguaje del poder es el único que Trump entiende y respeta. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, se ha situado en una posición intermedia: defensa del diálogo pero sin descartar la movilización de todo el arsenal que tiene la UE para golpear a Estados Unidos donde más le duela.

Hasta ahora, Trump ha impuesto un arancel del 25% al acero y aluminio comunitarios (que entró en vigor a mediados de marzo) y también a los coches y componentes de vehículos europeos (desde el 2 de abril). Además, ha anunciado un recargo generalizado del 20% para el resto de importaciones europeas, que entrará plenamente en vigor a partir de este miércoles.

El comisario de Comercio, Maros Sefcovic -que negocia en nombre de los Veintisiete porque los aranceles son una política común- ha admitido que Estados Unidos no quiere ahora mismo negociar nada, ni siquiera el desarme arancelario propuesto por Von der Leyen. Desde que Trump regresó a la Casa Blanca, Bruselas le ha ofrecido ya de todo: comprar más gas natural licuado y soja o reducir a cero los recargos a los productos industriales, algo que él mismo planteó a sus homólogos norteamericanos durante un viaje a Washington en febrero.

Para Sefcovic, si el objetivo real de Washington fuera desequilibrar su balanza comercial con la UE, "lo podríamos resolver rápidamente". El problema es que "la administración de Estados Unidos ha decidido transformar el sistema comercial mundial y ve los aranceles no como un paso táctico sino como una medida correctiva para sus objetivos políticos", sostiene el comisario de Comercio, que habla de un "cambio de paradigma". "Seamos claros: dialogar con Estados Unidos costará tiempo y esfuerzo", ha asegurado.

"Estamos dispuestos a discutir aranceles cero por cero para coches pero también para el resto de productos industriales. Estamos hablando de productos químicos, farmacéuticos, caucho y plástico, maquinaria y el resto de productos industriales. Eso sería una auténtica expresión del hecho de que somos aliados en este mercado transatlántico de tecnologías muy importantes del futuro. Espero que en el futuro podamos volver a esta discusión. No ahora, pero creo que en el futuro esto será todavía una posibilidad", sostiene Sefcovic.

De hecho, el propio Trump ha dicho este mismo lunes que la oferta de la UE de reducir a cero los arenceles a los productos industriales en los dos bloques no es suficiente. "La UE ha sido muy dura muchos años. Se formó para perjudicar a Estados Unidos. La mayoría de países europeos se unieron para crear una situación de monopolio, una fuerza unificada contra EEUU en materia comercial", sostiene el presidente de EEUU.

Ante esta situación de bloqueo, Alemania y Francia abogan por activar el nuevo bazuca comercial de la UE, el reglamento contra la coerción económica. Este instrumento, que se aprobó en 2023 bajo presidencia española de la UE, se considera como la 'opción nuclear' porque permite a Bruselas adoptar un amplio rango de medidas de represalia, que van más allá de los tradicionales aranceles. Por ejemplo, restricciones al comercio de servicios (y a las grandes tecnológicas), así como limitaciones de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio o barreras al acceso a la inversión extranjera directa y a la contratación pública.

"No debemos excluir ninguna opción, contra las mercancías o los servicios. Debemos abrir la caja de herramientas europea, que es muy completa y que puede ser extremadamente agresiva. Estoy pensando, evidentemente, en el Instrumento Anticoerción", ha defendido el ministro francés de Comercio, Laurent Saint-Martin.

También Alemania, España o la propia Comisión Europea apuestan por usar este nuevo instrumento, que en realidad se pensó para combatir las presiones económicas de China. "El Instrumento Anticoerción abre la puerta a usar otros elementos y no sólo aranceles a mercancías. Por sí mismo no es el botón nuclear, sino que abre el camino para usar otros instrumentos en la UE y para golpear también otros productos. Hay que centrarse en lograr un acuerdo pero no hay que descartar el uso de ninguno de estos instrumentos, porque están ahí para proteger nuestras industrias y nuestros intereses", ha dicho el ministro de Economía, Carlos Cuerpo.

Por su parte, el vicepresidente ejecutivo de la Comisión responsable de Industria, Stéphane Séjourné, considera que se trata de un "bazuca económico" y pone como ejemplo que se podría "excluir a todas las empresas americanas de los mercados púbicos europeos". "Por retomar el vocabulario de Donald Trump, nosotros también tenemos todas las cartas y los instrumentos para doblegar a los americanos", sostiene Séjourné.

En el extremo contrario de la ecuación, el ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani, insiste en apostarlo todo al diálogo y la negociación. "Una guerra comercial no nos ayuda a nosotros y no ayuda a los americanos. Por eso es muy importante hablar, hablar y hablar (...) Lo ideal sería aranceles cero por aranceles cero y la vía intermedia podría ser reducir al 10% el gravamen estadounidense", ha defendido Tajani. Por su parte, el ministro de Finanzas irlandés, Simon Harris, sostiene que usar el Instrumento Anticoerción "sería una escalada extraordinaria en un momento en que debemos trabajar por la desescalada".

De momento, la UE activará el próximo 15 de abril su primera tanda de represalias, que responden exclusivamente a los aranceles de Trump al aluminio y al acero, que están en vigor desde mediados de marzo. Bruselas ha aprobado una 'lista negra' de productos estadounidenses a los que aplicará un recargo del 25%. El alcance de la lista se ha reducido para dejar espacio a la negociación y se ha eliminado uno de los productos más polémicos, el whisky bourbon.

Trump había amenazado con un recargo del 200% contra el vino y las bebidas alcohólicas europeas si la UE castigaba al bourbon. Francia, Italia e Irlanda pidieron a la Comisión que lo retirara de la 'lista negra' y así ha ocurrido.

Ahora quedan por definir las represalias contra el arancel del 25% de EEUU a los coches y el recargo general del 20% para el resto de productos. En el fondo, los europeos todavía creen que Trump acabará rectificando y retirará los aranceles sin necesidad de adoptar más medidas. Lo hará no por miedo a las represalias de la UE sino por la sangría bursátil de los últimos días.