El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, confirmó este lunes la apertura de un segundo frente de guerra a Rusia en la región de Bélgorod tras la incursión lanzada el verano pasado en Kursk. Pese a que el Kremlin había asegurado la semana pasada haber frenado la ofensiva ucraniana en Bélgorod, el propio Zelenski ha afirmado este lunes que sus tropas permanecen allí.
"Continuamos con las operaciones activas en las zonas fronterizas del enemigo, y esto está absolutamente justificado. La guerra debe volver a su origen. Nuestro principal objetivo sigue siendo el mismo: proteger nuestra tierra y nuestras comunidades en las regiones de Sumy y Járkov de los ocupantes rusos", afirmó el mandatario ucraniano en un vídeo publicado en sus redes sociales.
En un momento en el que las fuerzas ucranianas no dejan de perder terreno en la región de Kursk, el pasado 28 de marzo varios blogueros rusos informaron que las tropas ucranianas estaban en Bélgorod y estaban librando batallas con las fuerzas rusas allí. Ni Moscú ni Kiev confirmaron estas informaciones, hasta ahora.
El presidente de Ucrania informó este lunes de que el máximo comandante de Ucrania, Oleksandr Syrskyi, había presentado un informe sobre la línea del frente con "nuestra presencia en la región de Kursk y nuestra presencia en la región de Belgorod".
Andrii Kovalenko, un funcionario del Consejo de Defensa Nacional y Seguridad de Ucrania, ya sugirió en una declaración el pasado 18 de marzo que las fuerzas ucranianas podrían actuar en la región de Bélgorod, "neutralizando las amenazas" de las fuerzas rusas que pudieran concentrarse cerca de la frontera.
Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso se limitó a señalar que sus fuerzas habían frustrado cinco intentos ucranianos de cruzar la frontera en Belgorod, todos ellos antes de que se produjera la supuesta incursión.
Tras abrirse este segundo frente, el comandante ruso Apti Alaudinov, aseguró el pasado viernes que la situación en la región rusa de Bélgorod estaba "bajo control".
La operación de Kiev en Bélgorod podría ser un intento de distraer a las fuerzas rusas mientras intentan expulsar a las últimas fuerzas ucranianas de la vecina Kursk.
Recientemente, Moscú llevó a cabo una importante contraofensiva para recuperar su territorio y expulsar a las tropas ucranianas del país, pero Kíev todavía controla una pequeña franja a lo largo de la frontera con Kursk.