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"No queremos responder, pero ellos han empezado". La Comisión de Ursula von der Leyen -que dirige la política comercial de la UE en nombre de los 27- ha anunciado este jueves medidas de represalia de "máximo impacto" contra Estados Unidos por los aranceles del 25% que Donald Trump pretende imponer contra los coches europeos a partir del 2 de abril. Bruselas dice que su prioridad sigue siendo una solución negociada, pero avisa de que está preparada para contraatacar rápidamente cuando los recargos entren en vigor. La guerra comercial iniciada por el presidente de EEUU no cesa de agravarse.

Estados Unidos es el mayor mercado exportador de coches de la Unión Europea y representa casi una cuarta parte de todos sus vehículos exportados. En 2024, los fabricantes de automóviles europeos enviaron un total de 749.166 automóviles a través del Atlántico por valor de 38.400 millones de euros, según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles, ACEA. Alemania, Eslovaquia, Suecia y Hungría son los Estados miembros más expuestos.

"Estamos preparados para salvaguardar nuestros intereses económicos. Y si es necesario daremos una respuesta firme, proporcionada, sólida, bien calibrada y rápida a cualquier medida injusta y contraproducente de EEUU", ha explicado el portavoz de Comercio, Olof Gill. 

"La lista final de productos que propondremos a nuestros Estados miembros para aplicarles contramedidas estará bien seleccionada con el fin de crear el máximo impacto contra Estados Unidos y minimizar el impacto aquí en la economía europea", ha insistido el portavoz, que no ha querido dar más detalles sobre cuáles son exactamente las medidas de represalia que prepara Bruselas ni su calendario de aplicación. 

"No voy a entrar en especulaciones sobre qué productos específicos vamos a proponer a nuestros Estados miembros para aplicar contramedidas. Sólo puedo repetir que no queremos hacer esto. No queremos aplicar contramedidas a las importaciones de EEUU. Creemos que esto no hace bien a nadie, creemos que eso no es bueno para nadie: no es bueno para nosotros y es un acto de daño autoinfligido por parte de Estados Unidos", ha dicho el portavoz.

No obstante, los intentos de negociación por parte de Bruselas se han saldado hasta ahora en fracaso. De hecho, el anuncio de Trump sobre los coches certifica el descalabro de la misión a Washington del comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, que negocia en nombre de los Veintisiete. Sefcovic se reunió este martes con sus homólogos norteamericanos -el secretario de Comercio, Howard Lutnick, y el representante comercial, Jamieson Greer- en busca de una solución negociada, pero sus gestiones no han dado ningún resultado.

"Es verdad que la misión a Washington del comisario Sefcovic no ha producido ningún resultado negociado en el tiempo que queríamos, pero nos ha ofrecido una oportunidad muy importante para nosotros de fortalecer las relaciones con la nueva administración estadounidense y presentar de nuevo nuestros argumentos sobre por qué los aranceles y las contramedidas son perjudiciales y no son buenas para nadie", sostiene el portavoz.

"Los contactos entre la UE y la administración de EEUU continúan y ciertamente todavía esperamos que den resultados", ha agregado.

En todo caso, Bruselas no va a retroceder ante las nuevas amenazas de Trump de subir todavía más los recargos arancelarios si llega a acuerdos con Canadá. "Por supuesto que estamos hablando con nuestros aliados internacionales y socios en todo el mundo sobre el impacto de estas medidas. Porque creemos que estas medidas van a tener un impacto perjudicial no sólo en la UE y en EEUU, sino también en la economía internacional. Por eso estamos invirtiendo tanto tiempo y esfuerzo en tratar de evitarlas", ha dicho Gill.

Los aranceles de Trump contra los coches europeos "son una muy mala noticia" y la UE responderá como corresponde, ha dicho este jueves la vicepresidenta primera de la Comisión, Teresa Ribera. "Lamentamos que la administración de EEUU actúe contra un mercado mundial como el de los coches que funciona bien y garantiza que podamos competir en igualdad de condiciones y potencia la innovación", ha agregado.

"Es malo para los consumidores y para la industria. Pero nosotros tendremos que prestar atención a nuestros propios intereses en tanto que europeos. Trabajaremos con el sector para garantizar que nuestras empresas puedan gestionarlo", ha insistido Ribera.

"Vamos a respaldar a una industria que cumple unos estándares elevados en materia medioambiental o de derechos laborales y que es clave para un buen funcionamiento de la economía aquí en Europa y en todo el mundo", asegura la vicepresidenta primera. 

De hecho, los aranceles de Trump golpean a los fabricantes europeos en el peor momento posible. La transición tecnológica hacia el coche eléctrico, un cambio de una magnitud sin precedentes, está siendo mucho más lenta y compleja de lo previsto, con problemas de acceso a las materias primas para baterías. Los constructores comunitarios se enfrentan además a la competencia desleal de países como China, que otorga subvenciones millonarias a sus propias empresas

El arancel contra los coches es el segundo que anuncia Trump contra la UE tras el recargo del 25% al acero y aluminio, que se se aplican desde el 12 de marzo. Sn embargo, la UE ha decidido aplazar hasta el 13 de abril la entrada en vigor de la primera tanda de medidas de represalia. Un paquete inicial que había enfurecido al presidente de Estados Unidos por incluir un recargo del 50% al whisky.

De hecho, Trump ha amenazado con aranceles del 200% contra los vinos europeos si este recargo del 50% al whisky llega a aplicarse. Según Bruselas, este aplazamiento "nos da tiempo extra para negociar y tratar de encontrar una solución mutuamente aceptable".

En todo caso, la UE ya tiene preparados aranceles del 25% para productos estadounidenses emblemáticos por valor de 26.000 millones de euros. Bruselas cree además que Trump no va a detenerse en los recargos a los coches, el aluminio y el acero. Para el próximo 2 de abril, el presidente de Estados Unidos ha anunciado una nueva ronda de "aranceles recíprocos", que el Ejecutivo comunitario cree que podría traducirse en un recargo general del 20% a todos los productos europeos.