Bruselas

El 4 de abril de 1949, los 12 países fundadores de la OTAN firmaban el Tratado de Washington de defensa colectiva en respuesta a la amenaza de la Unión Soviética. Una coalición militar basada en una "promesa solemne": cualquier ataque contra uno de sus miembros será considerado como un ataque contra todos, que desencadenaría una resupuesta común.

La Alianza Atlántica -que ahora cuenta con 32 miembros tras la entrada de Suecia- celebran este jueves su 75 aniversario con una reunión de ministros de Exteriores en Bruselas y un encuentro del Consejo OTAN-Ucrania. Y lo hace en un contexto marcado por la guerra de agresión de Rusia contra Kiev y por el riesgo de que Estados Unidos se desentienda de la defensa de Europa si Donald Trump gana las elecciones de noviembre.

De ahí que los debates de los ministros de Exteriores de la OTAN se centren en cómo blindar la ayuda militar al Gobierno de Volodímir Zelenski ante un posible regreso de Trump. Una amenaza que ya se puede observar en la práctica, ya que los aliados del ex presidente mantienen bloqueado en el Congreso un paquete de 60.000 millones de dólares para Ucrania.

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"El hecho de que no haya acuerdo en el Congreso de EEUU tiene consecuencias. Es uno de los motivos por los que los ucranianos tienen que racionar el número de proyectiles de artillería y tienen problemas para resistir frente a las fuerzas rusas", ha admitido el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Estados Unidos ha suministrado hasta ahora el 50% de la ayuda a Ucrania, mientras que los aliados europeos y Canadá representan la otra mitad.

Para hacer frente a estos riesgos, Stoltenberg ha propuesto a los países aliados crear un fondo de 100.000 millones de dólares de ayuda militar a Ucrania para los próximos cinco años. Una iniciativa con la que además quiere dar predictibilidad al Gobierno de Volodímir Zelenski para que pueda planificar nuevas ofensivas contra Rusia. "El apoyo a Ucrania no es caridad, es una inversión en nuestra propia seguridad", alega. Cada país contribuiría en función de su PIB, lo que en principio reduciría la aportación de EEUU.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, conversa con el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y sus homólogos de República Checa, Eslovenia y Bulgaria durante la reunión de este miércoles en Bruselas OTAN

El secretario general plantea además que la Alianza Atlántica asuma en su seno la coordinación del envío de armas a Ucrania. Se trataría de sustituir el papel que hace ahora el Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania (también denominado Formato Rammstein), que está dirigido por Washington. De este modo, pretende garantizar que esta coordinación se mantenga incluso si Trump decide desentenderse de Kiev, como ha sugerido en campaña. 

Los ministros de Exteriores de la OTAN han discutido por primera vez este miércoles el plan de Stoltenberg durante la jornada inicial de su reunión en Bruselas. "No hemos tomado ninguna decisión definitiva sobre el formato que vamos a establecer, pero hemos acordado lanzar la planificación", ha explicado el secretario general. El objetivo es alcanzar un acuerdo en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará en Washington a principios de julio.

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No obstante, esta iniciativa choca de entrada con las reservas de países como Hungría o Turquía. "Hungría no respaldará ninguna propuesta de la OTAN que pueda acercar a la alianza a la guerra o hacer que pase de una coalición defensiva a una ofensiva", ha dicho su ministro de Exteriores, Péter Szijjártó. 

"No veo ningún riesgo de escalada puesto que no vamos a enviar nuestras tropas a Ucrania, porque Ucrania no lo está pidiendo. Ucrania está pidiendo munición y compromisos a largo plazo. Y nosotros tenemos el dinero. Esta es la forma más barata y eficaz de apoyar a Ucrania y también de reforzar nuestra defensa y seguridad para el futuro", replica el jefe de la diplomacia de Estonia, Margus Tsahkna. Lituania y Polonia también han respaldado la iniciativa de Stoltenberg.

Jens Stoltenberg conversa con el ministro de Exteriores de Hungría, Péter Szijjártó, principal opositor a su plan, durante la reunión de este miércoles en Bruselas OTAN

Sin embargo, otros aliados se han mostrado más cautos y han insistido en que es necesario precisar muy bien todos los detalles del plan antes de dar luz verde a este fondo de 100.000 millones. Y garantizar que no se solape con otras iniciativas similares de la Unión Europea o de carácter bilateral.

"Podemos valorarlo, por supuesto. Pero lo que no hay que hacer en ningún caso es duplicar esfuerzos. No hay que duplicar bilateralmente aquello que se puede hacer mejor conjuntamente en la Unión Europea y no hay que duplicar en la OTAN lo que hace la UE", ha señalado el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. "Es peligroso hacer promesas que luego no seamos capaces de mantener", apunta la jefa de la diplomacia belga, Hadja Lahbib.

Stoltenberg ha hablado dos veces la última semana con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y todavía confía en cerrar un acuerdo en la cumbre de julio. "La paradoja es que si queremos la paz, si queremos poner fin a esta guerra, la mejor manera de lograrlo es garantizar que Ucrania tenga la fuerza militar para convencer a Putin de que no puede ganar en el campo de batalla. Tiene que sentarse y negociar", ha explicado.

"Lo que estamos discutiendo no es una presencia de combate de la OTAN en Ucrania. Estamos discutiendo cómo podemos coordinar y enviar apoyo desde fuera de Ucrania a Ucrania (...) Estoy seguro de que podremos abordar las preocupaciones que Hungría ha planteado y encontrar una manera de lograr el consenso en cuestión de semanas", asegura el secretario general de la Alianza.