Desde que el Gobierno de Boris Johnson empezó a tambalearse el pasado verano, el fantasma de Margaret Thatcher ha resucitado en numerosas ocasiones. Primero, para comparar la caída en desgracia de Johnson con la de la dama de hierro, que también se enfrentó a una moción de confianza y a una rebelión interna.

Después, para referirse a las políticas de la primera ministra más breve de la historia de Reino Unido, Liz Truss, como sucesora del thatcherismo. Y ahora, para hablar de la oleada de huelgas que sacude al país y que recuerda a esos parones masivos de mediados de los 80, los de los mineros, que Thatcher manejó con mano dura y de los que salió airosa. 

Hoy, 30 años después, las huelgas, convocadas por sectores que van desde el transporte hasta el sistema sanitario o el de la enseñanza, paralizan a diario el país desde hace casi un mes. Así, son ya unas de las más largas en décadas y no parecen tener un fin próximo. Mucho menos después de que este miércoles, el primer ministro británico, Rishi Sunak, haya decidido utilizar su primer gran discurso desde que entró en Downing Street para ofrecer una visión global de su agenda política en vez de proponer soluciones prácticas a la crisis actual. 

Rishi Sunak durante su discurso anual. Reuters

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Los principales sindicatos piden, en general, una subida de los salarios que se ajuste al encarecimiento de la vida derivado de la elevada inflación. Y lo cierto es Sunak ha reconocido en su discurso que entendía que muchas personas vean el nuevo año "con miedo". No obstante, aseguró que había un "futuro mejor".

Un futuro que, a su juicio, va a mejorar cuando su Gobierno cumpla "cinco promesas": reducir a la mitad la inflación, hacer crecer la economía, reducir la deuda, recortar las listas de espera del Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) y parar a los pequeños barcos que transportan a los migrantes ilegales a través del Canal de Francia desde Francia.

Leyes para frenar las huelgas

Uno de los puntos más controvertidos y, también uno de los más específicos, es el que hace referencia al NHS, ya que al sumarse los sanitarios y conductores de ambulancias a las huelgas actuales se calcula que más de 6.000 operaciones no urgentes y más de 6.000 citas han tenido que ser pospuestas. En este sentido, el premier británico, que hace unas semanas se negó a negociar con el personal de la sanidad pública, se ha limitado a decir que estaba "tomando medidas urgentes" para evitar que lo que ya se ha bautizado como "el invierno del descontento" se convierta en un annus horribilis.

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Sunak no ha dado detalles sobre esas medidas. No obstante, el diario The Times avanzaba este mismo miércoles que el Gobierno tory planea anunciar una legislación para frenar las huelgas y obligar a "cumplir los niveles mínimos de servicio" en sectores como el de la salud, el ferroviario o el de seguridad fronteriza. 

En este sentido, según la información recogida por el rotativo británico, el paquete legislativo considerará ilegales las huelgas si no se mantienen esos "servicios mínimos". Además, los empleadores podrán demandar a los sindicatos y despedir al personal en virtud de los planes del Gobierno para limitar el derecho a la huelga.