Bruselas

En su primera visita oficial a Bruselas desde su llegada al poder en Italia, la posfascista Giorgia Meloni ha dejado de lado la retórica euroescéptica y nacionalista en la que ha basado toda su carrera política y ha exhibido un perfil moderado y conciliador, casi euroentusiasta. Una ofensiva de encanto con la que Meloni trata de aplacar el miedo y la alarma que ha generado en la UE su elección, que refuerza el eje de derecha radical y obstruccionista de Polonia y Hungría.

Meloni se ha reunido en Bruselas con los dirigentes de las tres instituciones de la UE: la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola; la jefa de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Una visita con la que quería dejar claro que "la voz de Italia en Europa será fuerte", pero que su voluntad no es frenar ni sabotear la integración europea sino colaborar para encontrar soluciones siguiendo las reglas.

"Estoy contenta del clima que me he encontrado en Bruselas. Hablar directamente con las personas puede ayudar a desmontar la narrativa que se había construido sobre la que suscribe y sobre el Gobierno italiano. No somos marcianos, somos personas de carne y hueso", ha dicho la primera ministra italiana.

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También los dirigentes de la UE han evitado cuidadosamente cualquier gesto de incomodidad: todo han sido sonrisas. "Italia siempre ha tenido un papel central en la UE. Más que nunca, con la invasión rusa de Ucrania, el aumento vertiginoso de los precios de la energía y el aumento de la inflación, debemos mantenernos unidos. Somos más fuertes si estamos juntos", ha dicho Metsola

"Gracias Giorgia Meloni por la fuerte señal enviada por tu visita a las instituciones de la UE en tu primer viaje al extranjero. Ha sido una buena oportunidad para dialogar sobre cuestiones críticas que van desde el apoyo a Ucrania y la energía hasta los fondos Next Generation para Italia y la migración", ha escrito en Twitter Ursula von der Leyen. La presidenta de la Comisión ha protagonizado la anécdota del día al llegar tarde a la reunión porque estaba por la mañana en Berlín y su vuelta se complicó debido al mal tiempo.

La primera ministra italiana ha explicado que las cuestiones más importantes para ella en la UE son el impacto de la guerra en Ucrania y "la necesidad de dar concreción lo antes posible a una solución europea al aumento de los costes de la energía". Meloni ha discutido también con los dirigentes de la UE cómo "gastar mejor" los fondos Next Generation. Su tercera prioridad es la política migratoria y el énfasis que su Gobierno quiere poner en la "defensa de las fronteras exteriores".

El pragmatismo exhibido por Meloni en Bruselas se explica porque Italia se encuentra en una posición financiera tan frágil que no puede permitirse una confrontación con sus socios de la UE. Roma es la principal beneficiaria de los fondos Next Generation, con un total de 191.500 millones de euros. La nueva primera ministra quiere modificar el plan de recuperación diseñado por su antecesor, Mario Draghi, pero asegura que lo hará de común acuerdo con Bruselas. 

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Con una deuda que supera el 150% del PIB, Italia depende además de la cobertura del Banco Central Europeo para financiarse. En su discurso de investidura, Meloni fue particularmente crítica con la institución dirigida por Christine Lagarde por poner fin a la compra de deuda pública y subir los tipos. Una decisión que ha creado "una dificultad adicional para aquellos Estados miembros que, como el nuestro, tienen una deuda pública elevada".

En ese discurso, la nueva primera ministra italiana ofreció en detalle su visión de la UE y del encaje de Roma. "En las instituciones europeas, Italia hará oír su voz fuerte, como corresponde a una gran nación fundadora. No para frenar o sabotear la integración europea, como he oído en ocasiones, incluso en las últimas semanas, sino para ayudar a encaminarla hacia una mayor eficacia en la respuesta a las crisis y amenazas externas y acercarla a ciudadanos y empresas", aseguró.

"Nosotros no concebimos la Unión Europea como un círculo elitista, con accionistas de serie A y accionistas de serie B o, peor aún, como una sociedad anónima y dirigida por un consejo de administración, con la única tarea de tener las cuentas en orden. Para nosotros, la UE es la casa común de los pueblos de Europa y, como tal, debe ser capaz de afrontar los grandes retos de nuestro tiempo, empezando por aquellos que los Estados miembros difícilmente pueden afrontar solos", sostiene Meloni.

"Una casa común europea significa ciertamente reglas compartidas también en el ámbito económico-financiero. Este Gobierno respetará las normas actualmente vigentes y, al mismo tiempo, ofrecerá su contribución para cambiar aquellas que no han funcionado, comenzando por el debate en curso sobre la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento", avisa la primera ministra italiana.

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