El presidente Volodimir Zelenski tuvo el viernes palabras de agradecimiento a los servicios secretos ucranianos "que una vez más se mostraron muy efectivos a la hora de expulsar al enemigo".



Y es que la publicitada ofensiva de Ucrania en el sur del país fue en realidad una maniobra de desinformación elaborada para distraer a las tropas rusas del verdadero objetivo: la recuperación de Járkov.

Las Fuerzas ucranianas continúan haciendo cosas inesperadas, han llevado a cabo rápidos avances en el noreste del país y han recuperado más de una tercera parte de la ocupada región de Járkov en apenas tres días. Muchos de estos logros fueron confirmados además por el ministerio de Defensa ruso este mismo sábado.

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"Fue una gran operación de desinformación", ha dicho Taras Berezovets, exasesor de seguridad nacional convertido en asesor de prensa de la brigada ucraniana Bohun, en declaraciones recogidas por el diario The Guardian.

"Rusia pensaba que la gran ofensiva se iba a producir en el sur y movilizaron sus equipos. Sin embargo, en lugar de en el sur, la ofensiva tuvo lugar donde menos lo esperaban, y esto ha provaco en ellos el pánico y la retirada".

Cómo se gestó la operación

El 29 de agosto, el comando sur de las Fuerzas ucranianas anunció que la ofensiva en la región de Jersón había comenzado. Pero los soldados desplegados en el frente de Jersón dijeron en ese momento que no veían pruebas de que se estuviera produciendo dicho ataque o que la actividad de los combates fuera ninguna otra más allá de la reacción por parte de Ucrania a las embestidas de los rusos.

Durante las últimas dos semanas, las Fuerzas ucranianas del sur conquistaron varios pueblos, lo que no es poca cosa teniendo en cuenta el poderío del ejército ruso, que contabilizó varios heridos. Pero los logros de las tropas de Zelenski no diferían mucho de los limitados avances que habían conseguido en la región de Jersón durante los meses de julio y agosto.

El cuerpo de un soldado ruso muerto durante la contraofensiva de Ucrania en Járkov. Reuters

Y sin embargo, las conquistas de estos pequeños pueblos de la región de Jersón, donde apenas residen unos pocos miles de habitantes, empezaron a tener un gran eco en la prensa internacional.

Según explica el diario británico, Natalia Humeniuk, portavoz del comando sur del ejército ucraniano, mantuvo un firme "régimen de silencio" y durante un tiempo prohibió a los periodistas que visitaran los frentes de Jersón.

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Y Berezovets sostiene que el revuelo de los medios en torno a la ofensiva que se estaba desarrollando en el sur fue una campaña de desinformación coordinada por Ucrania y dirigida contra el ejército ruso. Una operación que se había estado preparando cuidadosamente durante meses.

Desde ese punto de vista, la estrategia no ha podido ser más exitosa. Los ucranianos consiguieron que el Kremlin desplazara tropas y equipo al frente sur, incluyendo a parte de las que se encontraban desplegadas en la región de Járkov, siempre según Berezovets. "Mientras tanto, nuestros hombres en Járkov estaban recibiendo las mejores armas que nos ha facilitado Occidente, muchas de ellas estadounidenses", señala con rotundidad.

Rusia habla de una operación perfectamente organizada de retirada y traslado de tropas

Y para que la campaña de desinformación funcionara fue necesario establecer un cortafuegos en la red de informantes que trabajan en las zonas de Járkov controladas por Ucrania. El objetivo era evitar que pasaran información de los preparativos a los rusos, según confiesa a The Guardian una fuente militar implicada en el dispositivo.

"Los informantes estaban casi completamente limpios. En su mayoría eran civiles ucranianos normales y corrientes, pero había algunos agentes rusos encubiertos como civiles ucranianos", asegura esta fuente. Y añade que al aplicar este cortafuegos tan estricto consiguieron que "los rusos no tuvieran ni idea de lo que estaba pasando".

Confirmación del Kremlin

El ministerio de Defensa ruso ha confirmado la retirada de sus tropas, pero habla de un "reagrupamiento". Y sostiene que se han retirado de Izium y de la ciudad de Balakliia para "volcar sus esfuerzos" en el frente de Donetsk.

El portavoz del Ministerio de Defensa del Kremlin, Igor Konashenkov, ha indicado que "se ha llevado a cabo una operación de tres días perfectamente organizada de retirada y traslado del grupo de tropas desplegadas en Izium y Balakliia al territorio de la República Popular de Donetsk". Y defiende incluso que se ha hecho "con la intención de prevenir cualquier daño contra las tropas rusas, que han infligido un poderoso ataque armado contra el enemigo".

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Lo cierto es que los medios de comunicación rusos (y también varios blogueros) han confirmado que sus soldados se han visto obligados a realizar una retirada a gran escala de la región de Járkov. Es precisamente en Járkov, en el noreste del país, donde se ha producido el verdadero revés para Vladimir Putin; ya que sus fuerzas invadieron la zona en los primeros días de la guerra y es un punto estratégico importante.

Tropas ucranianas posan en Vasylenkove, uno de los asentamientos que han recuperado en Járkov. Reuters

"Las fuerzas rusas probablemente fueron atacadas por sorpresa", señala el Ministerio de Defensa del Reino Unido. "La zona de Járkov sólo estuvo ligeramente controlada por el Kremlin y las unidades ucranianas han capturado o rodeado varias ciudades", añade.

Tras estos acontecimientos, algunos analistas creen que Rusia ha puesto en marcha el envío de algunas de sus tropas más experimentadas para volver a defender estas ciudades. Zelenski, en cambio, se muestra exultante. Y en uno de sus últimos mensajes de Telegram anuncia que "feroces batallas continúan tanto en el Donbás como en el sur" de Ucrania. Lo dice Zelenski. Pero quizás sus palabras se enmarcan en un nuevo episodio de desinformación para alcanzar un objetivo mayor. Esto es la guerra.