Las noticias que llegan desde Ucrania hablan de problemas para ambos bandos. Desde supuestas conversaciones grabadas a ingenieros rusos en las que dicen que les usan como infantería porque ya no queda infantería disponible… a la afirmación de la propia administración Zelenski de que cada día mueren entre 150 y 200 soldados ucranianos.

La guerra de desgaste está llegando a otro nivel, los avances son mínimos y lo que quedan son trincheras y artillería, como si estuviéramos en el Somme y no hubiera pasado un siglo desde la I Guerra Mundial. En ese sentido, es normal que cada bando imagine un hundimiento del enemigo como el que sufrió Alemania en aquel conflicto.

Ucrania lo intenta forzar diversificando sus contraofensivas, obligando a Rusia a enviar parte de sus escasas tropas a defender Jersón, por ejemplo, donde se dice que el ejército local está ya a diez kilómetros de la ciudad fluvial del sur, el estandarte de la ocupación rusa en la zona desde principios de marzo. Mientras tanto, Rusia intenta forzar ese mismo hundimiento apretando todo lo que puede en el propio Donbás, atacando con todo lo que le queda y obligando a los agotados soldados ucranianos a multiplicarse.

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Los objetivos no han variado desde el principio de la llamada “segunda ofensiva” hace justo dos meses. No han variado porque los avances no han sido suficientes y no han permitido pasar a una tercera fase de la operación militar especial.

En Lugansk, Rusia sigue siendo incapaz de apoderarse de la totalidad de Sievierodonetsk y no ha empezado aún con la toma de Lisichansk, cuya situación en lo alto de una colina puede complicar muchísimo más aún su conquista. Las estimaciones del ministerio británico de dos semanas de resistencia obviamente se han quedado muy cortas.

Las primeras presencias de tropas rusas en la zona datan del 27 de mayo, con la entrada de saboteadores en el hotel Mir. Tampoco ha conseguido Rusia hacerse con el control ni cortar siquiera -o no de forma sistemática- la famosa carretera T1302 por la que siguen llegando suministros a las tropas de Lisichansk y por la que se podría organizar una retirada ordenada en caso de necesidad sin exponer a los miles de combatientes de élite que quedan en ese caldero al fuego enemigo.

Así, se evitaría un embolsamiento ruso que probablemente les condenaría a la rendición o a la muerte o a las dos cosas, como sucedió con los resistentes de Mariúpol.

Seis frentes abiertos en Lugansk

Tal es la desesperación de Rusia ante la incapacidad de progresar cuando ya veían el objetivo en sus manos, que el Institute for the Study of War, la gran referencia de este conflicto, habla de nueve puntos simultáneos de ataque por parte de Rusia en la totalidad del Donbás. De los nueve, seis estarían en Lugansk.

Para empezar, Rusia estaría intentando expandirse al este de Komyshuvakha hacia Toshkivka y Zolote, desde donde sale la P66, carretera con acceso directo a Lisichansk, además de seguir atacando la T1302 a la altura de Berestove y Mikolaivka, de momento sin éxito alguno. Aparte, desde el área residencial de Sievierodonetsk, que los rusos controlan ya por completo, continúan los ataques con artillería sobre posiciones ucranianas en Lisichansk y parecen haber puesto pie en Metolkine, un objetivo que ha ido cambiando de manos en las últimas semanas y que permite el control de la T1306, otra de las carreteras que da acceso a Sievierodonetsk.

Soldados fotografiados con un perro en el Donbás.

De hecho, Metolkine podría considerarse un suburbio de la capital administrativa del Lugansk ucraniano. El control sobre Popasna y sus distintos salientes -con mucho, el gran éxito estratégico de esta segunda ofensiva rusa- permite a los de Putin amenazar también territorios de la región de Donetsk, principalmente Artemivsk, precisamente de donde sale la T1302 hacia Lisichansk.

Ese sería el séptimo lugar de lucha actualmente. Es muy complicado saber qué pueblos están bajo control de un ejército o del otro porque los dos bandos tienden a atribuirse el éxito en cada ofensivo o cada defensa, pero hace tiempo que Artemivsk está bajo peligro, con presencia de tropas chechenas en Svitlodarsk, a menos de treinta kilómetros desde el sur por la M03/E40.

La lucha a muerte por Sloviansk

Así llegamos al otro gran núcleo de confrontación: la lucha por Sloviansk y Kramatorsk, las dos grandes joyas de la corona ucraniana del Donbás. De momento, el ataque más directo parece llegar desde la prolongación del saliente de Izium, después de que las tropas rusas consiguieran cruzar el río Siverski Donets por Sivatohirsk y Bohorodychne, supuestamente con la ayuda de las autoridades, al menos en la primera ciudad mencionada.

Una vez cruzado el río, los rusos están intentando bajar hacia Sloviansk… pero no lo tienen fácil porque en medio hay un parque natural. El objetivo es llegar cuanto antes a la carretera E40 por el norte, juntarse con las tropas que vienen directamente de Izium y avanzar juntas hasta Sloviansk.

En principio, la defensa en torno a este eje es salvaje. Ucrania puede permitirse perder Sievierodonetsk e incluso Lisichansk sin demasiado escándalo, de hecho sorprende la fiereza con la que está resistiendo y el riesgo al que está sometiendo a sus tropas.

Sin embargo, perder Sloviansk y Kramatorsk sería un golpe enorme en todos los sentidos y le haría en la práctica perder todo control sobre el Donbás. Ahora bien, eso puede durar meses.

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Si llegan en algún momento las nuevas armas (y la formación para utilizarlas), la situación puede igualarse aún más en estos nueve frentes y provocar aún más bajas en ambos bandos, ninguno de los cuales parece tener ningún interés en sentarse a negociar nada… porque los dos siguen pensando que van a ganar tarde o temprano.

De momento, el éxito o el fracaso de este ataque en nueve puntos simultáneos (Sloviansk desde dos ángulos, Zolote, Mikolaivka, Berestove, Svitlodarsk, Toshkivka, Lisichansk y Metolkine) determinará buena parte de lo que pase en el futuro. Si Rusia consigue un éxito completo, provocará el colapso ucraniano… pero si no consigue avanzar en gran parte de estos objetivos, no sabemos de dónde van a sacar hombres ni armas para seguir con la misma presión una vez Ucrania tenga en su poder los nuevos modelos occidentales. Si cualquiera nos dice hace casi cuatro meses que aquí seguiríamos, midiendo el éxito en villorrios, no nos lo habríamos creído.