Bruselas

"Los afganos no deben venir a Europa, deben quedarse en la región". Al final, en la reunión de ministros del Interior de la UE celebrada este martes en Bruselas sobre la crisis de Afganistán se han impuesto las tesis de los países más duros, los de la Europa Central y del Este. Los Veintisiete han acordado blindarse con el objetivo de impedir una nueva avalancha migratoria procedente de Afganistán tras la marcha de Estados Unidos y la toma de poder por parte de los talibanes. La acogida de refugiados queda en un segundo plano lejano.

La caída de Kabul ha disparado en la mayoría de capitales europeas el miedo a que se repita una avalancha migratoria como la de 2015, que se tradujo en la llegada a territorio comunitario de alrededor de un millón de personas que huían de la guerra en Siria. Una crisis que estuvo a punto de reventar las costuras de la UE y provocó una fractura sin precedentes entre el Este y el Oeste que todavía no se ha sanado.

"Basándose en las lecciones aprendidas, la UE y sus Estados miembros estamos decididos a actuar conjuntamente para evitar la repetición de movimientos migratorios ilegales incontrolados a gran escala ocurridos en el pasado", reza la declaración aprobada por unanimidad al término de la reunión de ministros del Interior. "Deben evitarse los incentivos a la inmigración ilegal", señalan los Veintisiete.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a su llegada a la cumbre de Bruselas. Efe

"La UE y sus Estados miembros, con el apoyo de Frontex, estamos determinados a proteger de forma eficaz las fronteras exteriores de la UE y a impedir entradas no autorizadas", prosigue la declaración. La prioridad de Bruselas será prestar asistencia financiera a los países vecinos de Afganistán -en particular Pakistán, Irán y Turquía, pero también Tayikistán o Turkmenistán- para que sean ellos los que se queden a los refugiados afganos.

"La UE cooperará con los países vecinos y de tránsito para impedir la migración ilegal desde la región, reforzar la capacidad de gestión de fronteras y prevenir el tráfico de seres humanos", dice el texto. Es decir, se trataría de reproducir el modelo del acuerdo que la UE firmó con Ankara para frenar la llegada de sirios a cambio de un pago de 6.000 millones de euros. La Comisión Europea prepara ya un paquete de ayudas para estos países por valor de 600 millones, según ha adelantado el diario Financial Times

Los talibanes controlan ya el aeropuerto de Kabul tras la salida de Estados Unidos Reuters

Los ministros del Interior se han comprometido además a "hacer todo lo posible para garantizar que la situación en Afganistán no desemboque en nuevas amenazas para la seguridad de los ciudadanos de la UE". En el pasado, los talibanes dieron cobijo a Al-Qaeda, que planificó allí los atentados del 11-S contra Nueva York y Washington. Tanto los europeos como los norteamericanos quieren evitar que Afganistán se convierta de nuevo en refugio de terroristas.

En contraste con este énfasis en la seguridad y el blindaje de las fronteras, la declaración aprobada por los ministros del Interior apenas da detalles concretos sobre la acogida de los afganos que no han podido ser evacuados y que están en riesgo de sufrir represalias a manos de los talibanes.

Mientras que países como Reino Unido o Canadá han ofrecido 20.000 plazas cada uno para estas reubicaciones (que dependen de que los talibanes autoricen una ruta segura para la salida de los afganos que deseen marcharse), la UE no ha logrado ponerse de acuerdo sobre una cifra. Es más, algunos países como Austria o Hungría han dejado muy claro que no piensan acoger a ningún refugiado. Los reasentamientos serán en todo caso voluntarios y los números se pactarán en una reunión especial en septiembre.

Los gobiernos europeos se están lavando las manos en su obligación internacional de ofrecer refugio a quienes buscan seguridad y la trasladan a otros países. Si bien el apoyo a los países vecinos de Afganistán es muy necesario, los países europeos no pueden mantener a los afganos lejos, sino que deben liderar los esfuerzos para dar la bienvenida a quienes huyen para salvar sus vidas", ha denunciado la portavoz de Oxfam, Erin McKay.

España sí cumplirá su cuota

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha puesto en valor el papel de España como centro de acogida para los afganos que trabajaron para las instituciones comunitarias y ha asegurado que nuestro país "aceptará la responsabilidad individual que le corresponda dentro de la UE". "Esto es evidentemente una crisis de refugiados (...) Estamos comprometidos con los derechos y libertades fundamentales, especialmente de las mujeres y de las niñas", ha dicho.

También el ministro del Interior de Luxemburgo, Jean Asselborn, ha defendido que la UE ponga en marcha un programa de reasentamiento "para dar esperanza a las personas que son perseguidas, que ya no pueden vivir normalmente en Afganistán". "No podemos acogerlos a todos, eso es verdad, pero al menos a algunos de ellos", ha apuntado.

El ministro luxemburgués Jean Asselborn conversa con la comisaria de Interior, Ylva Johansson UE

No obstante, el propio Asselborn admite que su posición (y también la de España) es ahora mismo minoritaria en la UE. "Estamos todavía peor preparados para afrontar este problema que en 2015. Es terrible tener que decirlo, pero vamos en la peor dirección. No queremos ya saber nada de dar protección a las mujeres, a los niños a los jueces, a los periodistas, a los defensores de los derechos humanos", ha lamentado.

En el extremo opuesto del debate, Austria, Dinamarca y República Checa han formado un frente común contra la acogida de refugiados afganos. "Lo más importante ahora es enviar el mensaje adecuado a la región: quédense allí y nosotros apoyaremos a la región para que presten ayuda a la gente allí", ha dicho el ministro del Interior austriaco, Karl Nehammer, durante una comparecencia conjunta con sus homólogos danés y checo.

"La gente no debe venir a Europa, debe quedarse en la región. Nuestro trabajo es estabilizar la región y garantizar que las organizaciones internacionales que trabajan allí estén bien financiadas", sostiene el ministro danés, Mattias Tesfaye. "En segundo lugar, las fronteras son muy importantes y eso no lo tuvimos en cuenta en 2015.  Así que pleno apoyo a Lituania, Bulgaria, Hungría, Grecia, España y otros países que están reforzando nuestras fronteras comunes europeas", ha destacado.

Incluso el ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, cuyo país ha apostado tradicionalmente por la solidaridad en materia migratoria, ha puesto el énfasis en la lucha contra la inmigración irregular y el registro y control de todos los afganos que llegan a la UE por cuestiones de seguridad. 

"Debemos decir a nuestras opiniones públicas, que están muy afectadas por el sufrimiento humanitario en Afganistán, que la generosidad que deben tener la UE y Francia no puede convertirse en ingenuidad y dejar entrar a cualquiera en suelo europeo", ha indicado Darmanin. "Hoy no hay flujos irregulares masivos de afganos en las fronteras de la UE como en 2015, pero puede que esto ocurra en las próximas semanas y meses según lo que pase en Afganistán y en los países vecinos", ha avisado.

¿Cerca del problema?

"A todo el mundo le gustaría evitar una situación como la de 2015. Y podemos evitarla, estamos mucho mejor preparados y podemos actuar ya ahora. No debemos esperar hasta que tengamos a la gente a nuestras fronteras exteriores, pero para ser capaces de hacerlo, tenemos que actuar juntos", argumenta la comisaria de Interior, la sueca Ylva Johansson.

El vicepresidente del Ejecutivo comunitario, Margaritis Schinas, que también ha participado en la reunión, asegura que "el consenso, tanto entre los Estados miembros como en la comunidad internacional, es que esta vez tenemos que trabajar más cerca del problema".

Los ministros del Interior de los 27, durante la reunión celebrada este martes en Bruselas UE

"Eso significa que tenemos que trabajar con los países vecinos de Afganistán, movilizar recursos, movilizar conocimientos e intentar ayudar a la gente cerca del problema, y así minimizar la posibilidad de que los traficantes provoquen grandes movimientos hacia nuestras fronteras exteriores", ha dicho Schinas.

El vicepresidente ha reclamado además a los Gobiernos de la UE que desbloqueen las negociaciones sobre el nuevo Pacto de Migración y Asilo. Esta reforma migratoria está ahora mismo paralizada por el enfrentamiento entre los países en primera línea de la frontera, como España o Grecia, que reclaman más solidaridad en el reparto de refugiados; y el grupo del Este liderado por Polonia y Hungría, que sostienen que Bruselas intenta colar de nuevo las cuotas obligatorias por la puerta de atrás.

"Todo lo que está pasando a nuestro alrededor, el año pasado en Evros, hace unos meses en Ceuta, hace unas semanas en la frontera de Lituania, ahora en Afganistán, nos dice que este es el momento político para un acuerdo sobre el Pacto de Migración y Asilo", ha señalado Schinas.

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