Roma (Italia)

Italia vuelve a estar sin Gobierno. El país transalpino, incluso teniendo un primer ministro bien valorado en los sondeos, no logra mantener un mismo Consejo de Ministros que dure más de un año y medio. Y todo esto además, en plena pandemia.

Todo arrancó hace días con la retirada del ex primer ministro Matteo Renzi de la coalición, pero la crisis había empezado semanas atrás. Giuseppe Conte no ha conseguido salvar su actual Ejecutivo, incluso habiendo ganado dos mociones de confianza en ambas Cámaras.

Conte se personó este martes ante el jefe del Estado, Sergio Mattarella, para presentarle la dimisión. No está tan claro que pueda repetir un tercer mandato, aunque la idea es intentarlo. El problema son los números, que son demasiado ajustados.

Ante la gran incertidumbre política, el país baraja también la posibilidad de celebrar elecciones anticipadas, donde los claros vencedores, hoy por hoy, serían los ultraderechistas Salvini y Meloni; quienes han preferido aparcar la agresiva propaganda prepandemia y han optado por el paulatino desgaste político de Conte.

Hasta ahora Giuseppe Conte, quien no pertenece a ningún partido, ha estado encabezando una coalición de izquierdas formada por el antiestablishment del Movimiento 5 Estrellas (M5E), fundado por el cómico Beppe Grillo, y el socialista Partido Democrático (PD), liderado por Nicola Zingaretti; los dos partidos con más representación parlamentaria (33% y 18%, respectivamente), aunque no sea así en las encuestas (15% y 20%).

matteo Salvini, líder del partido ultraderechista la Liga. Reuters

Ambas formaciones, por el momento, son las únicas que no tienen dudas acerca de la continuidad del primer ministro: "Estamos con Conte por un nuevo Gobierno claramente europeísta y sostenido por una base parlamentaria amplia", asegura Zingaretti.

El actual Ejecutivo nació en agosto de 2019 para evitar que el líder de la Liga, Matteo Salvini, llegara al poder ganando gracias a una coalición ultraderechista. La paradoja es que Conte, en su primer Gobierno, lideró precisamente una coalición inédita, que unió al M5E y la Liga en clave antiestablishment y euroescéptica. Salvini abandonó el Ejecutivo para hacerlo caer y convertirse en inquilino del Palacio Chigi, pero el tiro le salió por la culata: Conte pasó de líder derechista a izquierdista presumiendo de tecnócrata. Pero ahora la historia se repite y podría no tener el mismo epílogo para el premier.

La crisis

¿De dónde viene la actual crisis de Gobierno? Formalmente, porque el partido Italia Viva (IV), que nació como escisión del PD puesta en marcha por el ex primer ministro Matteo Renzi, decidió hace días dejar la coalición por desavenencias sobre cómo distribuir los fondo europeos en Italia. Pero más allá de esto último y el egocentrismo político de Renzi; la actual inestabilidad política viene de atrás.

Es verdad que Conte es muy apreciado por su gestión firme de la pandemia de la Covid-19, pero los medios de comunicación italianos recogen también el malestar de muchos sectores que ven en el Gobierno, más allá de la figura de Conte, un elemento de bloqueo ante la crisis económica derivada de la epidemia. Esto está siendo un caballo de batalla no sólo para la oposición ultraderechista, lo cual es previsible, sino también del propio Renzi, que hasta hace unos días era su socio minoritario: "Este Ejecutivo no tiene ningún programa, más allá de la emergencia por coronavirus", explica Ettore Rosato, destacado miembro renziano en la Cámara de los Diputados.

El presidente de la República italiana, Sergio Mattarella (i), y el primer ministro, Matteo Renzi, en septiembre de 2019. Reuters

A esto hay que sumar que una de las mayores críticas a Conte, sobre todo desde Italia Viva (IV), es que ha concentrado demasiado poder, como por ejemplo al no haber cedido nunca las competencias en materia de Inteligencia. Entre otros factores, ha influido también la reforma de la Justicia y la no eliminación de la controvertida renta de ciudadanía, fruto de la anterior alianza de Gobierno entre los grillinos del M5E y los leguistas de Salvini.

A falta de socios estables, Conte ha estado buscando aliados en los últimos días. Pero se enfrenta a un problema de aritmética parlamentaria. Conte tuvo que presentar su dimisión ante el jefe del Estado, el presidente de la República, Sergio Mattarella. Pero curiosamente, el primer ministro dimisionario no ha renunciado para marcharse, sino para volver más fuerte.

Las opciones de Conte

Las opciones de Conte son, básicamente, dos. La primera y más inmediata, es que Mattarella le encargue formar su tercer Gobierno. Pero esta opción precisa de una mayoría estable que hoy por hoy Conte no tiene, porque de lo contrario no habría dimitido. Así pues, el actual primer ministro interino podría intentar convencer al centro democrático del país, apelando al europeísmo, al antisoberanismo y a la necesidad de afrontar la situación de crisis sanitaria y económica derivada del coronavirus.

La segunda opción, incluso más improbable que la primera si cabe; prevé que Conte intente formar un Ejecutivo de unidad nacional. Pero esta es una posibilidad que gusta poco a Renzi y a Salvini, que lo dejaron tirado para hundirlo; a Berlusconi, antropológicamente contrario a gobernar junto a los grillinos; y a los ultraderechistas en general, que no ven la hora de llegar compactos al poder.

De lo que no hay duda, en cualquier caso, es de que el presidente de la República no quiere que haya cualquier Gobierno con tal de aguantar hasta el final de la legislatura en 2023, aunque al fin y al cabo el objetivo es que haya Gobierno.

La ultraderechista Giorgia Meloni, del partido Hermanos de Italia. Reuters

La ultraderecha de Salvini y Meloni, están simplemente esperando su turno para volver al poder. Al principio, para Salvini sobre todo, Conte fue una oportunidad para tener voz y voto en los pasillos de la política transalpina. Ahora, desde la oposición, el premier Conte es un "lastre" político, que impide a la derecha euroescéptica gobernar Italia como principal país dentro de la Unión Europea (UE).

Si hubiera nuevas elecciones, los conservadores quieren mostrarse compactos. Por eso el miércoles la Liga, Hermanos de Italia y Forza Italia se reunieron para confirmar su unidad, solicitando al jefe del Estado, Sergio Mattarella, que durante la ronda de consultas les acoja como una única delegación.

Para Salvini hay que ir enseguida a las urnas: "No hay tiempo que perder, los litigios de Conte y Renzi los están pagando los italianos", asegura. Giorgia Meloni, quien en el último año ha logrado arrebatarle un tercio del electorado a la Liga, afirma que "Italia merece un Gobierno sólido, unido de cara a los intereses de la nación".

El escenario alternativo a todos los anteriores pero que dejaría a Conte definitivamente fuera de juego sería el de unas elecciones generales anticipadas. De no haber un tercer Gobierno para el actual premier ni un Ejecutivo de unidad, el presidente de la República optaría entonces por una nueva llamada a las urnas en los próximos meses. Desde el punto de vista técnico, esta opción se vería dificultada por la crisis sanitaria del coronavirus, en un contexto donde el país contabiliza hasta hoy casi 2,5 millones de positivos desde el inicio de la pandemia y más de 86.000 fallecidos.

Atendiendo sin embargo a una óptica política, unas urnas adelantadas favorecerían, hoy por hoy, al bloque ultraderechista, actualmente en la oposición. Según los últimos sondeos realizados en el país, la coalición de extrema derecha obtendría el 48,5% de los votos, y por tanto rozaría la mayoría absoluta, 7 puntos por encima de la actual mayoría de Gobierno.

La ultraderechista Liga de Matteo Salvini sería el primer partido del país con el 23% de preferencias, los extremistas de Hermanos de Italia (HDI) de Giorgia Meloni lograrían el 16% de los votos y la derecha moderada de Forza Italia (FI), fundada hace más de dos décadas por Silvio Berlusconi, obtendría el 8%.

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