Bruselas

Fondo neutro y uniforme, sin ningún tipo de banderas o símbolos nacionales. Y rotular las intervenciones de los jefes de Estado y de Gobierno únicamente con el nombre propio y el apellido, sin indicar el cargo. Estas son las condiciones que ha exigido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para participar por primera vez en una cumbre en la que estará también Hashim Thaçi, presidente de Kosovo, país cuya independencia unilateral España no reconoce

La cumbre entre la Unión Europea y los países de los Balcanes (además de Kosovo, Albania, Bosnia y Herzegovina, Serbia, Montenegro y Macedonia del Norte), que iba a tener lugar en Zagreb, se celebrará finalmente este miércoles a partir de las 16:30 por videoconferencia debido a las restricciones de viaje para frenar la expansión del coronavirus.

La anterior reunión de este tipo celebrada en Sofía en mayo de 2018 fue boicoteada en solitario por el ex presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, porque se había invitado al presidente de Kosovo en pie de igualdad. Los otros cuatro miembros de la Unión Europea que tampoco reconocen a este territorio que declaró su independencia de Serbia en 2008 -Grecia, Rumanía, Chipre y Eslovaquia- sí asistieron a esta cumbre con los Balcanes.

En Bruselas se atribuyó esta ausencia a problemas de política interna: Rajoy no quería dar munición a los secesionistas catalanes, que han esgrimido la independencia unilateral de Kosovo como precedente.

Esta vez, Sánchez sí participará junto con el resto de líderes europeos porque considera que se han cumplido todas las exigencias de España. Al tratarse de una videoconferencia, no habrá foto de familia ni existe el riesgo de que el presidente kosovar quiera saludar en persona al presidente del Gobierno. Cuando él intervenga, se le rotulará como Hashin Thaçi y no como presidente de Kosovo. Sin banderas ni símbolos nacionales.

El Gobierno de Sánchez ha reclamado además que el tema central de la cumbre no sea la ampliación, pese a que la UE acaba de aprobar iniciar las negociaciones de adhesión con Macedonia del Norte y Albania. Los líderes europeos se limitarán a confirmar la perspectiva europea de los Balcanes, pero no entrarán en detalles porque España no reconoce a Kosovo como candidato a entrar al club comunitario.

La delegación española justifica la participación de Sánchez con el argumento de España debe tener una presencia importante en los Balcanes Occidentales. Las tropas españolas jugaron un papel importante en la estabilización de la región, nuestro país realiza una labor destacada de cooperación al desarrollo y asistencia en la reforma judicial y la lucha contra la corrupción y cada vez hay más empresas que están entrando en este mercado.

España debe tener presencia en los Balcanes

"En estas reuniones es mejor participar que no participar y que España esté ahí", explican fuentes diplomáticas. Estar en la misma reunión no significa reconocer implícitamente a Kosovo, insisten. Desde el principio, Croacia, que ejerce la presidencia de turno de la UE, se puso en contacto con Madrid para garantizar la asistencia de Sánchez y ajustar el formato en lo que fuera necesario. 

La participación de España en la cumbre con los Balcanes no significa un cambio de posición respecto a Kosovo, insisten las fuentes consultadas. El Gobierno de Sánchez continúa rechazando cualquier declaración unilateral de independencia. Sostiene que no le mueven consideraciones de política interna y alega que casos posteriores como el de Crimea (que declaró unilateralmente su independencia de Ucrania y fue anexionada por Rusia) le dan la razón.

España tampoco aceptará una independencia de Kosovo de facto o por la puerta de atrás y seguirá bloqueando su acceso a organizaciones a las que considera que no tiene derecho a participar, como Interpol o Eurovisión. Eso sí, el Gobierno de Sánchez quiere redoblar la presión sobre Kosovo y Serbia para que lleguen a un acuerdo. En este escenario, España sí estaría dispuesta a reconocer a Prístina: no se trata de ser más papista que el Papa.

El único resultado concreto que se espera de esta videocumbre entre la UE y los Balcanes es la promesa de una ayuda financiera de Bruselas a estos países por valor de 3.300 millones de euros para hacer frente a la crisis del Covid-19. Los Veintisiete quieren evitar que los Balcanes caigan en la esfera de atracción de otras potencias como Rusia o China, que tratan de ganar peso en la región.

Una lucha de poder que se ha agravado durante la pandemia por los errores no forzados de la UE. En la fase inicial de la crisis, algunos países como Alemania y Francia prohibieron las exportaciones de material sanitario a sus socios de la UE. Después corrigieron su decisión pero dejaron fuera a los Balcanes. 

El presidente serbio, Aleksander Vucic, se quejó en público de la falta de solidaridad de la UE en la lucha contra el coronavirus y elogió la ayuda suministrada por Pekín. Los líderes europeos quieren escenificar este miércoles que han rectificado y que no dejarán tirados a los Balcanes en esta crisis.