Cincuenta y dos diputados. En 11 meses, Vox ha pasado del casi completo anonimato a ser la tercera fuerza en el Congreso de los Diputados, con un 15,1% de los votos. Su carta de presentación fueron las elecciones andaluzas, donde consiguió 12 escaños. En las pasadas generales de abril, doblaron el resultado y llegaron a los 24. Y ahora, más de 3,6 millones de españoles han votado al partido de extrema derecha en las elecciones generales de este domingo y le han brindado con 52 diputados.

En la noche electoral, Geert Wilders, Matteo Salvini y Marine Le Pen se apresuraron a felicitarle en Twitter. El más rápido fue Wilders, líder del partido de la Libertad Holandés, que publicó una foto con Abascal y un mensaje sencillo: "Felicidades".

El exministro italiano se ha congratulado por "el gran avance de los amigos de Vox". "Nada de racismo y fascismo, solo queremos vivir pacíficamente en nuestro propio hogar", ha escrito. 

Marine Le Pen ha felicitado a Santiago Abascal "por su impresionante trabajo de oposición que está dando sus frutos después de tan pocos años".

La escalada de Vox alimenta la expansión de los partidos de extrema derecha en Europa y la propagación del discurso nacionalista, homófobo, racista, xenófobo y machista en el Viejo continente. España se une así al conjunto de países europeos donde la ultraderecha tiene una presencia fuerte en el Congreso.

Ante la subida de escaños de la ultraderecha, varios países apostaron por el cordón sanitario y el aislamiento a los partidos. Este domingo, Pedro Sánchez dijo que hablaría con "todos los partidos menos los que se autoexcluyen de la convivencia y los que siembran el discurso del odio", en una clara referencia a Vox, señalando que el camino elegido sería el del aislamiento. Queda por saber qué harán Partido Popular y Ciudadanos, partidos con que tienen acuerdos de gobierno en Andalucía, Madrid, Murcia y Castilla y León con la formación liderada por Santiago Abascal. 

Alemania

La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) tiene más o menos el mismo porcentaje de votos que Vox. Nació en 2013 como partido euroescéptico en el contexto de los debates en torno a las ayudas a Grecia y el rescate del euro. En las elecciones generales de 2017, cuando ya contaba con representación en 13 de las 16 cámaras regionales, logró su acceso al Bundestag, el Parlamento alemán, como tercera fuerza más votada y como principal aglutinador del voto de protesta contra la política de refugiados de la canciller, Angela Merkel.

Los demás partidos han reaccionado con un importante cordón sanitario que ha apartado al partido de los puestos de poder. Cualquier tipo de coalición o apoyo por parte de la AfD es descartado por el resto de partidos.

Francia

En Francia, el Frente Nacional (FN) fundado por Jean-Marie Le Pen desde 1988 estuvo durante más de un cuarto de siglo condenado a la marginalidad o incluso a la ausencia total en el Parlamento por el restablecimiento de las circunscripciones uninominales, motivado en parte para impedir el tirón de la ultraderecha.

La situación cambió tras las elecciones presidenciales de 2017, en las que Marine Le Pen, que transformó el partido de su padre en Agrupación Nacional (RN) se calificó para la segunda vuelta, donde con un tercio de los sufragios fue derrotada por Emmanuel Macron.

En las legislativas de junio de ese año, la RN consiguió ocho escaños en la Asamblea Nacional. Una de las dificultades de la líder de la formación, que ha tratado de limar los aspectos más extremistas asociados a su padre, es el "cordón sanitario" del resto de los partidos, también Los Republicanos, la gran formación de la derecha tradicional.

Italia

En Italia, dos viejos enemigos se han reconciliado para frenar al partido ultraderechista Liga. Después haber sido decisivo en la formación del gobierno italiano, en un golpe de efecto de Matteo Salvini, Italia parecia condenada a unas elecciones anticipadas. Según las encuestas, La Liga pasaría del 17% de las últimas elecciones a convertirse en el primer partido con el 33%. Para impedirlo, el Movimiento 5 Estrellas y el Partido Demócrata se aliaron para formar Gobierno, impidiendo, así, el crecimiento de la ultraderecha en Italia.  

El líder de La Liga, Matteo Salvini, junto al presidente de Vox, Santiago Abascal, este viernes en Roma. Twitter

Bélgica

El partido de ultraderecha flamenco Vlaams Belang (Interés Flamenco) se convirtió el pasado 26 de marzo en el segundo partido más votado del país. Previamente, con la marca Vlaams Blok, había logrado un histórico 24% de voto en 2004, pero en los años siguientes se desmoronó a continuación a causa de diversos escándalos y condenas judiciales. Sus proclamas principales son el rechazo a los inmigrantes y el apoyo a la independencia de Flandes (mitad norte del país).

En 1989 se instauró un "cordón sanitario" hacia el Vlaams Blok por parte de los demás partidos flamencos. Desde entonces, las principales fuerzas del país se niegan a formar gobiernos con partidos de ultraderecha.

Hungría

En Hungría, la extrema derecha se encuentra en el Parlamento con los partidos Jobbik y su escisión "Movimiento Nuestra Patria". El Jobbik fue fundado en 2006 con un mensaje xenófobo, antigitano y antisemita y logró entrar en el Parlamento en 2010.

En 2010 el gobernante partido conservador Fidesz, del primer ministro Viktor Orbán, inició su dominio de la política con amplias mayorías absolutas. A lo largo de los últimos años, el Fidesz ha incluido posturas ultraderechistas del Jobbik en sus decisiones de Gobierno, con el objetivo de evitar (con éxito) un traspaso de votos hacia la extrema derecha. 

Polonia

Ley y Justicia, otro partido ultranacionalista y contrario a la inmigración, que gobierna con comodidad en Polonia: tiene 235 de los 460 diputados del Sejm, una amplia mayoría del 51%, aunque en el Senado ha perdido la mayoría absoluta en las elecciones de 2019.

Además de su rechazo a acoger refugiados de otras partes de Europa, su controvertido intento de reformar la justicia ha puesto en alerta a las autoridades de Bruselas y le ha valido la condena del Tribunal de Justicia de la Unión Europea por violar las normas comunitarias al comprometer la independencia judicial.

Austria

El Partido Liberal de Austria (FPÖ), tercera fuerza política después de los populares y los socialdemócratas, cuenta con 31 de los 183 escaños del Parlamento nacional.

Entre diciembre de 2017 y mayo pasado estuvo en una coalición con el Partido Popular ÖVP, en el que los ultras tuvieron en sus manos los ministerios de Interior y Defensa (entre otras carteras). Ese gobierno adoptó estrictas medidas para reducir al máximo la inmigración, en línea con el discurso populista y nacionalista, con tintes xenófobos e islamófobos.

Ese Gobierno liderado por el democristiano Sebastian Kurz (ÖVP) cayó en mayo pasado a raíz de un escándalo de corrupción en torno al entonces líder del FPÖ y vicecanciller, Heinz Christian-Strache, quien acabó retirándose de todas sus funciones. En las legislativas anticipadas del pasado 29 de septiembre obtuvo el 16,2% de los votos, casi 10 puntos menos que en 2017.

Dinamarca

En Dinamarca, desde 2001 el Partido Popular Danés (DF) ha sido el apoyo fundamental de todos los gobiernos de derecha que han regido el país y ha moldeado una de las líneas más duras en inmigración en toda la Unión Europea.

El DF llegó a convertirse en segunda fuerza política con el 21% de los votos en 2015, pero en las elecciones generales de este año cayó hasta el 8,7%, castigado por su negativa a entrar en el gobierno la anterior legislatura y la aparición de dos nuevas fuerzas de ultraderecha, que le restaron votos.

Finlandia

El partido ultraderechista Verdaderos Finlandeses es la segunda fuerza política en el Parlamento, con 39 de los 200 diputados, tan solo uno menos que los socialdemócratas. El auge de Verdaderos Finlandeses a principios de esta década propició que los partidos liberales y conservadores se escorasen hacia la derecha, y su entrada en el Gobierno en 2015 conllevó un endurecimiento de las políticas de inmigración durante la pasada legislatura.

Noruega

El Partido del Progreso lleva años asentado como tercera fuerza política, con un apoyo que se mueve entre el 15 y el 20%, y desde 2013 forma parte de la coalición de gobierno.

Suecia

Hay cordón sanitario: el resto de partidos le ha mantenido aislado en el Parlamento desde su entrada en 2010 a Demócratas de Suecia (SD), una fuerza directamente vinculada en sus orígenes a grupos neonazis, tercera fuerza en las elecciones de 2018 con el 17,5%.

Bulgaria

En Bulgaria, la ultraderecha está en el Parlamento desde el año 2005 cuando el partido Ataka logró un 8,1% de los votos y 21 escaños. En las elecciones de 2017 el partido se presentó dentro de la llamada "Unión Patriótica" junto a otras dos formaciones derechistas.

Ataka reivindica con un agresivo discurso una "Bulgaria para los búlgaros" y exhiben su abierta hostilidad hacia la minoría turca y gitana de Bulgaria, los inmigrantes y los homosexuales. Tras casi 2 años y medio en la coalición de Gobierno con el populista partido GERB, Ataka abandonó en septiembre pasado la Unión Patriótica en medio de una pelea interna y con ello el ejecutivo.

Portugal

Era de los pocos países sin extrema derecha en el Parlamento hasta que en las pasadas elecciones legislativas entró un diputado del ultraderechista "Chega", con un 1,6% de los votos. Entre sus propuestas, Chega exige el fin de los servicios públicos en salud y educación, y que el aborto y las cirugías de cambio de sexo no se realicen en la sanidad pública

Grecia

El partido neonazi Amanecer Dorado, que irrumpió en plena crisis económica hasta convertirse en tercera fuerza parlamentaria, con el 7% de los votos, ha pasado a la historia. Pero eso no significa que haya desaparecido del arco parlamentario. El lugar de Amanecer Dorado lo ocupa ahora Solución Griega, que comparte el discurso xenófobo de los neonazis sin llegar - al menos por ahora - a protagonizar incidentes violentos.

En su mejor momento Amanecer Dorado se alzó como una alternativa a los partidos tradicionales, que los griegos veían como el origen de un sistema clientelista y altamente corrupto muy relacionado con la crisis económica y social.

El partido combinaba actividades sociales que les granjearon gran simpatía, como el reparto de comida entre los más golpeados por la crisis - aunque sólo si eran griegos -, con un fascismo nada sutil, con cánticos como "Sangre, honor, Amanecer Dorado" - una referencia a las Juventudes Hitlerianas - o concentraciones donde se alzaban brazos derechos al aire sin parar.

El juicio a su cúpula por varios asesinatos, entre ellos las de un rapero izquierdista, fue el comienzo de un ocaso que llevó a que en las elecciones del pasado julio se quedara a 4.000 votos de la barrera mínima del 3% para obtener representación parlamentaria. Solución Griega consiguió el 3,8% y 10 diputados.

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