La clínica holandesa Levenseinde (Fin de Vida, en neerlandés) confirmó este miércoles que la joven holandesa Noa Pothoven, de 17 años y víctima de abusos sexuales, murió por "dejar de comer y beber" y no por un proceso de eutanasia como publicaron medios de comunicación. Noa falleció en su casa según anunciaron medios locales.

En un comunicado en respuesta a la prensa que se había hecho eco de la información errónea, la clínica explica que ha sido requerida para que efectuara un pronunciamiento sobre la muerte de Noa, pero subrayó que "debido a las normas de privacidad" no pueden hacer ninguna declaración al respecto.

Su caso ha abierto un debate en Holanda sobre la necesidad de facilitar el acceso a la eutanasia en algunos casos. Un debate que incluso ha tenido valoración por parte del papa Francisco. "La eutanasia y el suicidio asistido son una derrota para todos. La respuesta que hemos de dar es no abandonar nunca a quien sufre, no rendirnos, sino cuidar y amar a las personas para devolverles la esperanza", ha escrito en su cuenta de Twitter.

"Para poner fin a las noticias incorrectas sobre la muerte, nos remitimos a la declaración hecha por amigos de Noa esta tarde: no murió por eutanasia. Para poner fin a su sufrimiento, dejó de comer y beber", confirmó la clínica, situada en La Haya y a la que esta joven recurrió hace un año y medio para pedir ayuda para morir.

Levenseinde rechazó autorizar la eutanasia para esta joven, que tenía 16 años cuando recurrió a esta clínica para conocer sus posibilidades de poner fin a su vida, y los médicos le pidieron que siguiera con el tratamiento psiquiátrico y que esperara hasta que su cerebro estuviera totalmente desarrollado; es decir, a los 21 años de edad.

Noa falleció el pasado domingo en su casa, rodeada de sus familiares y amigos, tras decidir su suicidio. Habia sufrido abusos sexuales entre los 11 y 14 años, lo que provocó la depresión, el trastorno postraumático y la anorexia que padecía, y que le había mantenido enganchada a una sonda con la que se alimentó durante el último año de vida.

"No me voy a andar con rodeos: voy a estar muerta como mucho en diez días. Tras años de lucha, mi lucha ha terminado. Por fin voy a ser liberada de mi sufrimiento porque es insoportable. No me intentéis convencer de que esto no es bueno. Es una decisión bien considerada y definitiva", escribió, en un mensaje en su cuenta de Instragram antes de morir.

Puso una cama de hospital en la casa donde vivía con sus padres y se negó a comer o beber. Sus padres y los médicos que la trataron decidieron no forzarla a ello.

En los últimos años, había sido ingresada en tres instituciones de atención a menores, pero según denunció su madre, la niña debía estar "en un centro psiquiátrico, pero hay una larga lista de espera" en este tipo de instituciones en Holanda, lo que impidió que la joven pudiera recibir el tratamiento psiquiátrico que, quizás, la hubiera ayudado a superar sus enfermedades.